La compañía holding Puig SL, de L'Hospitalet de Llobregat, firmó en 2020 el ejercicio más aciago desde su fundación en 1914. Las restricciones de todo tipo desembocaron en el cierre de sus principales clientes, que están situados en los cinco continentes. Estos son las perfumerías, los grandes almacenes, las tiendas de los aeropuertos y los centros comerciales.
“Nuestros productos dejaron de ser una necesidad para los consumidores” –lamenta el presidente ejecutivo Marc Puig Guasch en el informe de gestión que acompaña las cuentas de 2020–. El único canal de ventas que siguió funcionando a toda máquina fue el digital, hasta el punto de que aportó la cuarta parte de la facturación.
NEGOCIO MUNDIAL
Los ingresos globales de la compañía cayeron en picado un 24%, de 2.006 a 1.527 millones. La UE aportó 871 millones, América 489 millones, Asia 132 y el resto provino de terceros enclaves. En todos ellos la firma mantuvo una cuota próxima al 10%.
Marc Puig destaca que el arranque del ejercicio 2020 fue prometedor. La bonanza se truncó a partir de marzo. Tras el estallido del virus, la cúpula de Puig hubo de instituir sobre la marcha un comité de crisis.
ERTE Y ALQUILERES REBAJADOS
Varias filiales españolas presentaron expedientes de regulación temporal, se acortó la jornada laboral en las empresas ubicadas en el extranjero y se renegociaron los alquileres con los propietarios de los locales que ocupa. Grupo Puig gestiona más de 70 compañías con 5.900 trabajadores.
Los resultados del consorcio se tiñeron de un intenso color rojo. El beneficio de 226 millones cosechado en 2019, se trocó en una pérdida final de 69,5 millones en 2020. También resultó muy deficitario el flujo de caja, con un saldo negativo de 50 millones.
DIVIDENDO Y PATRIMONIO
Dada la situación de pérdidas, la saga Puig acordó no repartir dividendos. En cambio, un año se distribuyó por tal concepto 190 millones.
El agujero contable de 2020 se traslada a los fondos propios, que experimentan una rebaja de 1.400 a 1.370 millones.
Con todo, este relevante patrimonio figura entre los de mayor bulto que todavía subsisten en Cataluña.
INVERSIONES
Los activos de Grupo Puig se dispararon el pasado año de 2.670 a 4.490 millones. El engorde se debe sobre todo a la compra de Charlotte Tilbury, una de las principales firmas de cosmética de Reino Unido y Estados Unidos.
ELENCO DE MARCAS
La transacción se cerró en plena pandemia por 850 millones. La entrada de Charlotte ha generado a Puig un fondo de comercio, o sobreprecio pagado, de nada menos que 650 millones, que habrá de amortizarse en los próximos años.
Al margen de esta enseña, el repertorio de Puig alberga Agua Brava, Azur, Carolina Herrera, Heno de Pravia, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci, Paco Rabanne y Victorio & Lucchino.
Asimismo, Puig explota una cartera de licencias que comprende los emblemas de Adolfo Domínguez, Benetton y Prada; y de personajes del espectáculo y el deporte como Aitana, Bustamante, Marc Márquez, Paula Echevarría y Shakira.
El catálogo de marcas propias significa el principal activo del grupo Puig, con un valor en libros de 1.350 millones.
INTERNET Y CHINA
Los efectos del coronavirus han acelerado de forma exponencial los cambios que se estaban produciendo en la industria de los cosméticos y la perfumería: la revolución digital y la explosión del mercado chino.
Grupo Puig se ha estructurado internamente en tres divisiones principales: Beauty & Fashion, Charlotte Tilbury y Derma.
Sus tres plantas de producción están ubicadas en Vacarisses (Barcelona), Alcalá de Henares (Madrid) y la ciudad francesa de Chartres.
ADMINISTRADORES
La corporación tiene su sede en un rascacielos de la plaza Europa de L'Hospitalet. El multitudinario órgano rector de Puig lo componen doce miembros. En representación de las sociedades que controlan el capital figuran Marc y Marian Puig Guasch, Xavier y Jordi Puig Alsina, Manuel Puig Rocha, José Oliu Creus (presidente de Banco Sabadell), más Ioanna Kampouri.
En calidad de independientes aparecen Patrick Raji Chalhoub, Rafael Cerezo Laporta, Jorge Valentín Constans Fernández, Ioannis Petrides y Daniel Lalonde.
INSPECCIONES FISCALES
La auditoría consolidada de Puig SL, suscrita por el gabinete EY, afirma que las cuentas reflejan la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera, salvo por un aspecto que se estampa en una salvedad. No se detalla la paga asignada a la docena de miembros del consejo de administración, ni tampoco la de la alta dirección.
En el momento de confeccionar las cuentas, Puig SL estaba sujeta a una inspección de Hacienda relacionada con los impuestos sobre sociedades, renta de no residentes, IVA, retenciones e ingresos a cuenta.
Una revisión anterior del fisco se saldó con actas por importe de 9 millones, que Puig ha recurrido ante el Tribunal Económico-Administrativo Central.