Tras más de un año vacío, el local que antes ocupaba la joyería Tiffany en el hotel Mandarin Oriental de paseo de Gràcia ya ha encontrado sustituto. La multimillonaria Maria Reig, dueña del edificio que alberga el Mandarin y principal accionista del banco Crèdit Andorrà, ha optado por acoger una galería de arte. Se trata de Villa del Arte Galleries. Ocupa más de 600 metros cuadrados en distintos espacios de la planta baja y semisótano del bloque. 

La galería –que trata de emular un recorrido por el mundo vanguardista– cuenta con obras firmadas por artistas como Albert Espona, experto en combinar recursos digitales; Ingravidesa Sculpture Alliance, un grupo internacional de escultores centrados en crear obras de madera; los coloridos dibujos de Mari Ito o los cuadros de paraísos perdidos de Corvengi Mikaelian. El coste de tales piezas no es flojo ni está al alcance de cualquier bolsillo. La horquilla de precios oscila entre 2.000 y 250.000 euros. 

Galería ubicada en la planta baja del Hotel Mandarin / MANDARIN GROUP

LOS MOTIVOS DE LA SUSTITUCIÓN

La iniciativa ha fructificado tras "la buena experiencia de colaboración" en el último año y medio –según resaltan el hotel y la pinacoteca en un comunicado conjunto– . Esta actuación tuvo un precedente. Se trata del jardín Mimosa del hotel, que un año atrás acogió las obras de escultores como Miquel Aparici y Liechennay. La firma Villa del Arte Galleries posee otros dos locales en Barcelona –ambos ubicados en el barrio Gótico– y otro más en Ámsterdam.

El propietario de Arte Galleries es Bert Van Zetten, ciudadano holandés afincado en Barcelona desde hace 23 años.

Galería ubicada en la planta baja del Hotel Mandarin / MANDARIN GROUP

 

EL LUJO 'PINCHA'

Los dos locales comerciales del Mandarin han protagonizado varios cambios en los últimos años. En el lado izquierdo se alojó primero la firma de moda Azzaro, pero la explotación arrojó pérdidas sin cesar. Años más tarde fue sustituida por la marca italiana Brioni. Tampoco funcionó. Brioni cerró durante la pandemia y, en su lugar, emergió la carísima firma Philipp Plein. Fuentes del sector aseguran a Metrópoli que el hotel padece "serias dificultades" para encontrar inquilinos idóneos. No ayudó la crisis del Covid, pero tampoco los onerosos alquileres existentes en el paseo de Gràcia, solo al alcance de unas pocas marcas, subrayan las mismas fuentes.

La tienda que alberga ahora la galería de arte, estuvo ocupada durante largo tiempo por la afamada joyería Tiffany, de Nueva York. En 2021, doce años después de su apertura en el Mandarin, decidió bajar la persiana para buscar un nuevo emplazamiento en la misma milla de oro, en paseo de Gràcia número 61.

La historia del Mandarin es muy movida. La andorrana Reig compró el céntrico edificio en 2003, por 73 millones. En las mismas señas se había hospedado hasta los años 50 del pasado siglo el Círculo Ecuestre, uno de los clubes sociales de la alta burguesía. En aquella época, el Banco Hispano Americano derribó sin contemplaciones el histórico palacete para erigir su nueva sede territorial de Cataluña.

DEUDAS Y QUEBRANTOS SIN FIN

Maria Reig invirtió cerca de 80 millones en la transformación del monumental caserón en un hotel de 5 estrellas de máximo lujo. Financió la operación con créditos bancarios de 110 millones, suministrados por varias entidades, entre ellas Caixabank. Semejante losa de pasivos resultó insoportable. Reig ha tenido que negociar en repetidas ocasiones con sus acreedores. Estos, cansados de no cobrar, cedieron los créditos a precio de derribo a uno de los fondos buitres habituales que sobrevuelan la península Ibérica. Así, el ave rapaz tiene embridado el patrimonio personal de Reig y no lo soltará hasta arramblar con el último céntimo que le debe.

El opulento Mandarin luce un insólito récord en el sector hotelero del máximo lujo de Barcelona. Desde su inauguración en 2009, nunca ha obtenido beneficios. En el mismo periodo ha registrado unas pérdidas acumuladas de 80 millones. 

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