Un plante, porque las formas “vuelven a ser incorrectas”. Las socialistas Laia Bonet, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona, y Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet, se han abstenido en la votación en el consejo de administración de la Fira de Barcelona para elegir como vocal a Anna Navarro Schlegel, propuesta por la Cámara de Comercio de Barcelona, y elevada por el mundo independentista como la directiva “con más influencia en Silicon Valley”, como vicepresidenta de Procore.
El consejo de administración de Fira de Barcelona debía elegir a dos miembros, como relevo de Kim Faura –exdirector general de Telefónica en Catalunya y de Pedro Fontana, expresidente ejecutivo del grupo Áreas, que habían caducado sus mandatos. Mientras que Laura Carnicero sí ha obtenido la luz verde, que es la vicepresidenta del departamento de recursos humanos de Seat, en cambio Anna Navarro Schelegel no ha pasado el corte. Las dos abstenciones de Bonet y Marín han sido determinantes, porque el concejal Ernest Maragall no ha asistido y no había delegado el voto. Los otros dos miembros, Ada Colau, como alcaldesa y representante de los comunes, y Ferran Mascarell, de Junts per Catalunya, sí han votado a favor.
UNA PRÁCTICA INUSUAL
Las diferencias han vuelto a paralizar instituciones clave para la ciudad como Fira de Barcelona. ¿La clave? “No se puede presentar un nombre sin informar, sin hablarlo antes, sin buscar el consenso previo”, sostienen las fuentes consultadas y conocedoras de cómo se ha producido la votación. La Generalitat, los dos ayuntamientos y la Cámara de Comercio, por tanto, no han podido consensuar los nombres. Para Bonet y Marín, en todo caso, las credenciales de Carnicero eran más que suficientes, pero no así las de Anna Navarro Schelegel, a quien se atribuyen manifestaciones y posicionamientos alejados de los principios de Fira de Barcelona.
Mònica Roca, presidenta de la Cámara de Comercio de Barcelona, en manos de empresarios independentistas, se ha mostrado contrariada, porque Navarro era su candidata. Pero no había avisado antes, según las mismas fuentes consultadas. “Las cosas no se pueden hacer así”, insisten.
La Cámara de Comercio insistirá en el mismo nombre, para que sea miembro del consejo de administración. En las sucesivas reuniones se verá si Mònica Roca puede convencer a Bonet y Marín, aunque ahora difícilmente se convocará una nueva votación, a pocas semanas de las elecciones municipales.
Las diferencias llegan después de otro grave desencuentro. Hace solo unas semanas, fue Esquerra Republicana, al frente de la Generalitat, la que impuso el nombre de David Poudevida como director general de Fira 2000, la responsable de la construcción de la ampliación de Fira de Barcelona en terrenos de L’Hospitalet. Poudevida, cercano a Oriol Junqueras, se impuso en contra de los criterios del resto de instituciones, incluida la Cámara de Barcelona. Se aseguró, entonces, que no se debería repetir una decisión unilateral. Pero ahora, y con la Cámara de Comercio como responsable, se ha vuelto a producir.