Getir, crónica de un fracaso anunciado. La cadena de supermercados fantasma Getir ha anunciado esta semana su cese de operaciones en España, que pone fin a dos años de millonarios agujeros, agresivas campañas de publicidad y un mercado en el que nunca ha podido llegar a penetrar.

La cadena aterrizó en España en 2021, cuando el coronavirus había trastocado las formas tradicionales de compra. Al calor del boom del delivery, Getir se había convertido en uno de los denominados decacornios, con rondas de financiación de hasta 700 millones de euros que aumentaron su valor hasta más de 10.000 millones.

Al consumidor español su propuesta nunca le llegó a parecer atractiva. En su primer ejercicio registró 428.000 pedidos, con un promedio de 1,5 bolsas cada uno. En términos de facturación, consiguió solo 2,6 millones, lo que le condenó a unas pérdidas de 21,7 millones en 2021.

Pese a ello, Getir había llevado a cabo campañas de financiación muy agresivas, tanto en la vía pública como en las redes sociales. En 2022, la inversión en España llegó a superar los 60 millones de euros. Para paliar las pérdidas, la matriz euroasiática insufló a su subsidiaria española 76,1 millones de euros.

Trabajador de Getir en Barcelona / GETIR

Tras perder más de 500 millones de euros en el último año a escala global, los inversores han obligado a la compañía a echar el freno. Esto ha provocado que Getir salga de sus “mercados no estratégicos”, entre los que se encuentran España, Portugal e Italia.

En el camino también deja a 1.560 trabajadores en la calle, de los cuales 390 estaban ubicados en Barcelona. Además de tener presencia en la capital catalana, Getir también operaba en Valencia, Zaragoza, Málaga, Sevilla y Madrid.

LA LEY RIDER, UN GRAN CONTRAPUNTO

Uno de los motivos que ha condicionado la salida de la compañía del mercado español ha sido la denominada como ley rider. La normativa pretendía terminar con los falsos autónomos en el reparto a domicilio y obligar a las compañías de delivery a contratar a sus repartidores como asalariados. Getir no incumplió la normativa, como sí hicieron otras empresas.

Su última gran operación había sido la compra de su competidora alemana Gorillas por cerca de mil millones de dólares. La empresa tenía el mismo modelo de negocio que Getir: entregas en menos de diez minutos a los consumidores. Su fracaso fue semejante al que ahora ha consumado Getir. En las últimas semanas, desde la compañía aseguraban estar a punto de cerrar otra ronda que les diera suficiente oxígeno como para mantenerse en España. Finalmente, el dinero no ha llegado y el adiós se ha hecho efectivo.

TRATO A LOS TRABAJADORES

Getir había estado realizando ajustes de ubicación entre los trabajadores para favorecer sus dimisiones. La empresa, de la noche a la mañana, modificaba presuntamente los lugares de empleo de sus empleados para provocar reducciones de plantilla sin pasar por los pertinentes procedimientos de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE).

Circular interna de Getir en la que se prohíbe el contacto de los trabajadores con la prensa / CEDIDA

Los riders de Getir también se enfrentaban cada día a situaciones de peligro laboral en sus repartos. En primer lugar, cargaban con más peso del estipulado, hasta duplicar los kilogramos permitidos por ley. Además, algunos repartidores en moto utilizaban sus propias chaquetas de protección o iban sin ellas debido a que la compañía no entregaba las chaquetas reglamentarias.

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