Cerca del límite, de lo que puede acoger el aeropuerto de Barcelona. La directora de la infraestructura, Eva Valenzuela, ha señalado que “en breve” se estará cerca del total de rutas intercontinentales que se podrán tomar desde la capital catalana. Ha habido un crecimiento, pero mínimo, y el año 2023 cierra con 50 conexiones internacionales, tres más que en 2019, justo antes de la pandemia del Covid. En un momento de intenso debate sobre la ampliación del aeropuerto, con posiciones encontradas, pero con la apertura de un nuevo diálogo entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno central, junto con Aena, esa es la realidad: 50 rutas intercontinentales.

La ampliación de la tercera pista, que es lo que ofreció Aena con una inversión de 1.700 millones de euros, persigue, precisamente, esa cuestión, la de lograr más rutas de largo alcance. Para poder despegar, con aviones más grandes, se necesita una pista larga, que ahora se utiliza principalmente para los despegues, debido al impacto sonoro que provocaría en poblaciones como Gavà o Castelldefels, que protestaron en el pasado por esa circunstancia. Aena decidió invertir el sentido de las pistas en 2006 por esa presión vecinal. Y los expertos ven como una de las salidas la ampliación de la tercera pista, que tiene el inconveniente de que afectaría a la zona medioambiental protegida de La Ricarda.

Eva Valenzuela, directora de aeropuerto de Barcelona

Valenzuela no ha eludido el problema, al presentar el balance del año. El aeropuerto está muy cerca de su límite, y “en breve” puede alcanzar la máxima conectividad intercontinental. Hay algún margen, que depende de las horas en las que quieran o puedan volar las aerolíneas. “No hay una cifra exacta del máximo porque depende del cuándo, pero sí que todo hace pensar que pronto llegaremos al máximo”, ha insistido Valenzuela. Siempre quedan las operaciones en horas menos apetecibles: “Si operan (las aerolíneas) en horas valle, hay más margen”. Sin embargo, los vuelos intercontinentales se suelen operar “en las horas pico de primera hora de la mañana”.

El límite, ahora, son las 50 rutas intercontinentales, entendidas por Aena como aquellas rutas que han transportado, como mínimo, a más de 4.400 pasajeros. El gran hueco, todavía, que El Prat no ha podido cubrir –y por ello los sectores económicos en primer lugar y la sociedad civil en su conjunto piden ampliar esa tercera pista—es el de Asia y buena parte del continente norteamericano. Lo que Aena pretende es que Barcelona pueda recibir un flujo de visitantes procedentes de Asia y de la costa oeste de Estados Unidos. Todo ello teniendo en cuenta, como ha apuntado Valenzuela, que el mercado asiático todavía “no está al 100%” si se compara con los años previos a la pandemia del Covid.

MEJORAR LOS CONTROLES DE VIAJEROS

De hecho, el aeropuerto de Barcelona experimenta la misma situación que los grandes ‘hubs’ europeos, que no han recuperado las cifras previas a 2019, por la falta de movimiento del mercado asiático.

Un vuelo sobre el espacio protegido de La Ricarda en El Prat EUROPA PRESS

Ahora bien, Aena quiere mantener un escrupuloso silencio sobre la posible ampliación del aeropuerto. Una vez el Govern de la Generalitat rechazó el plan de inversión, de 1.700 millones, y que pasaba por ampliar la tercera pista en detrimento de La Ricarda, aunque con compensaciones medioambientales en todo el Delta del Llobregat, la entidad público-privada quiere mantenerse al margen. Valenzuela ha expresado su “absoluto respeto para todas las instituciones”, dejando claro que Aena ofrecerá todo el conocimiento que se le pida cuando se intensifique la mesa de negociación entre el Govern de Pere Aragonès y el Gobierno central de Pedro Sánchez.

Por ahora lo que tiene previsto Aena es mantener las inversiones ya iniciadas en 2017, por valor de 400 millones de euros, para mejorar las condiciones en la T1 y en la T2 referentes a la seguridad. Se trata de instalar nuevas máquinas en el control de pasajeros –el lugar más odiado por los viajeros—que permitirán no sacar del equipaje líquidos o aparatos electrónicos. En la T2 se prevé empezar las obras antes del verano, y en la T1 se realizarán en el próximo ejercicio.