Lluís Sala: “El aeropuerto de Barcelona debe aprovechar el flujo de Asia, de este a oeste”
El ingeniero aeronáutico rechaza por “inviable” la pista sobre el mar, y apuesta por alargar la pista de La Ricarda con el objetivo de atraer “vuelos largos desde el continente asiático"
9 diciembre, 2023 23:30Lluís Sala (Lloret de Mar, 1954) conoce a la perfección el sistema aeroportuario de Catalunya. Considera que “es el mejor de España”, aunque lo ve “desaprovechado”. Sala es ingeniero aeronáutico, vicepresidente del Colegio de Ingenieros Aeronáuticos en Catalunya (COIAE). Ha sido director del aeropuerto de Girona y ha desarrollado buena parte de su carrera profesional en el aeropuerto de Barcelona. En los últimos meses, ha formado parte de la comisión de expertos que impulsó la patronal Foment del Treball para ampliar el aeropuerto de El Prat, y que ha concluido con un abanico de hasta once propuestas. En esta entrevista con Metrópoli, Sala reclama que se actúe con celeridad, y que Barcelona pueda aprovechar los nuevos tiempos: “El aeropuerto de Barcelona debe aprovechar el flujo de Asia, de este a oeste”.
Sala, como ingeniero, quiere precisar a las primeras de cambio. La idea que se ha ido repitiendo en los últimos meses sobre el aeropuerto de El Prat es que es necesario captar vuelos transcontinentales, los llamados vuelos “largos”, después de una etapa en la que Barcelona ha centralizado los vuelos europeos de corta distancia. “Cuando decimos vuelos largos, nos estamos refiriendo a vuelos de más de 4.000 kilómetros, no se trata de volar a distintos continentes, porque ya hay vuelos al norte de África. Hay que lograr vuelos largos, de esas distancias, para buscar otro tipo de viajeros”, insiste Lluís Sala.
Como miembro de la comisión de Foment, que ha analizado todas las variables para poder ampliar el aeropuerto de El Prat, Sala quiere racionalizar al máximo el debate. Y pregunta por los deseos del territorio. “Lo primero que deberíamos saber es qué desea el territorio, qué quiere que sea el aeropuerto”, asegura, porque solo en función de esa respuesta se podrá ver “qué se puede hacer”.
'EL SISTEMA AEROPORTUARIO DE CATALUNYA ES EL MEJOR DE ESPAÑA'
La cuestión es que Barcelona debe dejar de pensar en ser “un hub global”. Aunque esa posibilidad surgió en distintos debates, hace unos años, lo realista para la capital catalana es buscar una “buena combinación” a partir de lo que ya tiene. “El sistema aeroportuario de Catalunya es el mejor de España, aunque puede estar desaprovechado”, indica Sala, en referencia a los aeropuertos de Girona, Reus y Barcelona. Sin embargo, y a pesar de que él fue director del aeropuerto de Girona, las dos infraestructuras no pueden sustituir lo que se le pide a Barcelona. “Las compañías operan en un entorno de enorme competitividad, y quieren llegar a Barcelona. Reus y Girona están muy bien, pero deberán competir por sí mismos, con una oferta atractiva, a partir de varios factores, de precios, de servicios”, precisa Sala.
¿Entonces, qué se quiere y qué se puede ofrecer? El aeropuerto de Barcelona, indica Sala, ofrece ahora 38 llegadas y 40 salidas, cerca de las 90 operaciones por ahora previstas en el plan director que se definió en el año 2000. La necesidad de alternar la pista larga y la corta, con despegues y aterrizajes combinados, representa una “distorsión” que se debería superar. Todo ello es producto de la decisión de Aena, tras las protestas vecinales de Gavà y de Castelldefels, de revertir en 2006 la solución de las pistas segregadas. Volver a ello, ahora, sería muy complicado. “Técnicamente, es una buena opción, y se podría recuperar, pero la huella acústica es cierto que dificulta esa posibilidad”, contesta Sala.
La alternativa debe ser, a juicio de Sala, como vicepresidente del COIAE, la de alargar la pista mar, la que tiene como obstáculo la laguna de La Ricarda. “Hay que poder solventar esa cuestión”, insiste el ingeniero. No queda otra. Otras propuestas se han descartado. La que defiende el también ingeniero Joaquim Coello, la pista sobre el mar, con pilones de hormigón. “Es inviable, sorprende que expertos con prestigio presenten esa idea sin la menor valoración operativa, no es aceptable y tiene un coste económico desproporcionado, que no la hace competitiva”, remacha Sala.
LOS AEROPUERTOS, CATALIZADORES ECONÓMICOS
Porque, ¿qué se juega la ciudad, el entorno metropolitano y toda Catalunya? Sala lo tiene claro. “Los aeropuertos son auténticos catalizadores de la actividad económica y de la generación de puestos de trabajo, y eso se consigue con conexiones largas, las que, de verdad, nos aportan valor. El aeropuerto de Barcelona debe aprovechar el flujo de Asia, de este a oeste, es bueno que participe de ese flujo, para consolidar algo en lo que ya somos buenos, como la organización de congresos y ferias”.
No hacer nada no puede ser una opción. Sala pide celeridad, porque todo el proceso será largo, de entre seis y siete años, y la ventana de oportunidad que ofrecerá Aena llegará en cinco o seis años, con un nuevo plan de inversiones. La Generalitat y el Gobierno central ya han establecido un nuevo diálogo para avanzar en los trabajos técnicos, fruto de las peticiones del PSC al Govern del republicano Pere Aragonès para aprobar los presupuestos de este año. “Tenemos poca memoria, pero podríamos volver a la situación de 2018 o 2019, cuando en verano hubo retrasos y cancelaciones, porque el aeropuerto se puso al límite. Para las compañías de vuelo no es un buen escenario, no creo que deberíamos volver a ese momento”, señala Lluís Sala.
El ingeniero mantiene su idea: Barcelona como centro de un flujo que irá de este a oeste, con el origen en países como China o India. La situación de la capital catalana es buena, teniendo en cuenta que ya tiene el Puerto, como uno de sus grandes atractivos. “El aeropuerto se benefició del Puerto, con los cruceros, con viajeros norteamericanos que volaban hasta la ciudad para tomar un crucero, o para volver a sus casas tras un crucero. Ahora hay que ser activos para captar un público asiático que ha comenzado a interesarse también por los cruceros”.
Las palabras de Lluís Sala se repiten: “Hay que ser activos, propositivos, el territorio debe decir qué aeropuerto quiere”.