El Banco Pichincha, en la confluencia de la Gran Via con la calle de Pau Claris, en el corazón del Eixample, ha amanecido con parte de los cristales reventados. La fachada de la sucursal bancaria, original de Ecuador, está protegida. Antaño, el local fue ocupado por la antigua farmacia Vilardell, un comercio emblemático de Barcelona.
Una de las empleadas ha explicado a Metrópoli que no saben qué ha pasado. Sí ha asegurado que no les han robado y ha calificado el ataque de acto vandálico. En la puerta lateral del banco, en Pau Claris, una de las zonas más dañadas, una cinta de los Mossos d'Esquadra impide el paso. Está junto al cajero automático, que no parece que haya sido forzado.
Según testigos presenciales, el viernes el banco estaba intacto, por lo que la gamberrada ha tenido que ser durante el fin de semana.
Fuentes de los Mossos confirman que no se ha producido ningún robo ni que este haya sido el motivo del ataque. Dicen que se trata de un acto vandálico que tuvo lugar a lo largo del sábado y descartan que el lanzamiento de objetos haya sido porque se tratara del Banco Pichincha. "Hubiera pasado con cualquier otro establecimiento".
DE ESTILO NEOCLÁSICO, DE FINALES DEL SIGLO XIX
Según el Ayuntamiento, el establecimiento comercial es de estilo neoclásico, de finales del siglo XIX. La farmacia fue inaugurada en 1914 por José Julio Trenard. El 1919 pasó a manos del doctor Luis Amargós i Beltran y en 1931 fue comprada por el doctor Joan Vilardell. Es obra de los arquitectos Joaquim Bassegoda y Joan Maymó [ver aquí].
La última farmacéutica se jubiló en 2004. Buena parte de los objetos de la farmacia fueron retirados y trasladados al parque científico de la Universitat de Barcelona, explicó entonces Clara Vilardell a La Vanguardia. Para ello pidió permiso al Ayuntamiento. En el comercio se instaló primero la Caja de Castilla y La Mancha. La reforma interior que se hizo gustó a Vilardell. Ahora, el Banco Pichincha también conserva la fachada exterior. La normativa municipal de paisaje urbano obliga a ella.