En ocasiones, por más que se repitan las cosas no son verdad. Y esto le ha pasado este martes a la teniente de alcaldía de Ecología Urbana y Urbanismo, Janet Sanz, que insiste en que la reforma que ha planteado para la ronda de Sant Antoni "es de consenso". Nada más lejos de la realidad. El resto de partidos del Ayuntamiento de Barcelona, incluido el PSC, están en contra por diferentes motivos, al igual que vecinos y comerciantes de Sant Antoni y el Raval de distinto signo.

La remodelación de la arteria, que une la plaza de la Universitat con la calle del Comte d'Urgell, planteada por los comunes comportará una gran pacificación que dejará un único carril bus de bajada, carril bici bidreccional, puntos de carga y descarga, más verde, espacios de juegos, zonas de estancia, una plaza en la confluencia de Floridablanca con Casanova y la puesta al día de la plaza del Pes de la Palla. El tráfico privado quedará vetado, dijo Sanz.

"LA MIRADA DE TODAS LAS PARTES"

Este martes, Sanz la ha vuelto a liar y ha subrayado que es un proyecto "que incorpora la mirada de todas las partes". Y ha añadido que "no es el proyecto de nadie. Es el proyecto de Barcelona para la ronda de Sant Antoni", ha recalcado.

La losa de la ronda de Sant Antoni, que vecinos y comerciantes quieren fuera / METRÓPOLI - HUGO FERNÁNDEZ

El pasado jueves, el PSC, socio de gobierno de Barcelona en Comú, valoró el futuro de la ronda de Sant Antoni. El primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni, se desmarcó de la iniciativa de Sanz. "No hay una decisión final tomada en el seno del gobierno. Nosotros lo que hemos defendido y defendemos es que las pacificaciones de las calles de la ciudad tienen que ser flexibles y compatibles con más usos. Entre ellos, y muy especialmente, el transporte público. Y en un ámbito tan comercial como el de Sant Antoni también la circulación de pequeñas mercancías".

GUERRA ABIERTA 

Socialistas y comunes llevan meses en una guerra abierta por la reforma de la ronda. En febrero, el grupo que lidera Collboni apoyó "sin enmiendas" una proposición de JuntsxCat que instaba al gobierno municipal a quitar la losa de hormigón de la ronda y a impulsar la reurbanización. La losa de Sant Antoni albergó alrededor de una década las carpas provisionales del mercado de Sant Antoni mientras se reformaba el edificio histórico. En 2018, los comerciantes volvieron al equipamiento de Comte d'Urgell y, desde entonces, la ronda vive en un estado de provisionalidad y con la plataforma convertida en un nido de incivismo, peleas y trapicheo de drogas que han colmado la paciencia de los residentes.

Las diferencias entre los dos partidos también se han hecho evidentes en un par de ocasiones en el pleno. Mientras los de Collboni defendían la reforma de 2018 -con aceras más anchas, carril bici bidireccional, transporte público de subida y de bajada y zonas de carta y descarga- la formación de Colau quería una actualización de ese proyecto y una mayor pacificación, como la que ahora ha presentado Sanz, que llegó a tener sobre la mesa una peatonalización total de la calle.

En el pleno de abril, el PSC votó, al igual que el resto de partidos, una iniciativa de Ciutadans a favor de la reforma de 2018. Los únicos que no la apoyaron fueron los comunes, que se abstuvieron. La propuesta fue aprobada con el posicionamiento favorable de 31 ediles de los 41 totales. Sin embargo, no se ejecutará porque las iniciativas por los grupos municipales no son de obligado cumplimiento para el gobierno.

El 'mercado de la miseria', en la ronda de Sant Antoni / CEDIDA

DIVISIÓN VECINAL

La división en el seno del gobierno se ha trasladado también entre las entidades vecinales. La Plataforma d'Afectats per la Llosa de Sant Antoni, formada por vecinos y comerciantes que viven la ronda, siempre ha defendido -y lo sigue haciendo- que quiere la reforma del 2018, como el PSC. Pero decidió negociar con Sanz para desencallar la reforma y que no quedara enquistada más tiempo. En el lado opuesto hay otras asociaciones, como Acció Raval y Fem Sant Antoni, que rechazan que la calle reabra al tráfico.

En un comunicado de hace una semana, 40 entidades del Raval y Sant Antoni mostraron su "decepción" con la decisión tomada por el Ayuntamiento de reabrir la calle al tráfico -el proyecto prevé solo buses de bajada, un carril bici bidireccional, carga y descarga de mercancías y entrada y salida de los aparcamientos-, y exigieron un espacio pacificado para los peatones. Y aseguran que el proyecto de Sanz no responde a ningún consenso. Estos colectivos han decidido no asistir a las reuniones con el municipio porque dicen que se excluye a parte de las entidades.

EL PROYECTO SE VOTARÁ EN COMISIÓN DE GOBIERNO

Barcelona en Comú puede sacar adelante el proyecto si es aprobado en comisión de gobierno. Y probablemente será asi porque el partido de Colau tiene la mayoría -10 concejales frente a los ocho de los socialistas-. Muy probablemente, los socialistas votarán en contra o en el mejor de los casos se abstendrán, lo que agravará la crisis entre las dos formaciones y abrirá en el seno del gobierno un nuevo caso Hermitage.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, junto a la teniente de alcaldía de Urbanismo, Janet Sanz / ARCHIVO

La previsión es que el próximo noviembre se empiece a retirar la losa de la ronda de Sant Antoni y que esté totalmente eliminada en enero de 2023. Con posterioridad, en abril de 2023, se quiere licitar las obras para que arranquen en junio del próximo año, explicó la teniente de alcaldía de Urbanismo. Las elecciones municipales son en mayo. En función de los resultados que haya no hay que descartar que todavía se vean más cambios en el proyecto de remodelación de la ronda. El tiempo dirá.

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