El proyecto de la 'superilla' del Eixample de Barcelona es, posiblemente, uno de los mejores ejemplos de que nunca llueve a gusto de todos pero que, en ocasiones, puede llover a gusto de nadie. Por lo menos, eso se concluye cuando uno pasea por calles como Diputació, Consell de Cent o Girona y habla con los propietarios y trabajadores de los negocios. Tras nueve meses de parálisis o problemas con sus locales, la gran mayoría ha puesto el grito en el cielo y denuncian que la remodelación urbanística ha puesto al comercio de barrio en jaque. 

Según han explicado varios comerciantes a Metrópoli, los trabajos de peatonalización están afectando de manera distinta a los dueños y trabajadores de los establecimientos pero, si en algo concuerdan todos, es que las obras no están beneficiando a nadie, por ahora. Comerciantes y restauradores del lugar están en contacto entre ellos y coinciden en señalar que la 'superilla' ha puesto en jaque a un sector muy variado. En algunos casos, las afectaciones han sido anecdóticas pero, en otros, ha sido el principal desencadenante de cierre.

Sukaina trabaja en una pequeña cafetería-restaurante de influencia italiana y, asegura, el negocio ha perdido entre el 30 y el 40% de su facturación diaria en los últimos 9 meses. Se trata de un negocio muy humilde, con dos trabajadores, cinco mesas en interior y dos en terraza. Menos de un año después de que se terminaran las restricciones por la pandemia, tuvieron que volver a cerrar su terraza durante siete meses a causa de unas obras que generaban polvo y ruido. Esas dos mesas representan un tercio de los ingresos del negocio.

Pese a que ya está abierta, explica que no es cómodo sentarte a comer o a tomar algo teniendo a un operario cortando pavimento con una sierra radial a tres metros de distancia. "Iban a aprovechar el verano para comenzar las obras", relata, es decir, cuando baja la afluencia de clientes, pero al final hubo retrasos y "comenzaron entre finales de agosto y principios de septiembre". Los trabajos se mantendrán, previsiblemente durante los meses de abril y buena parte de mayo.

Aunque "ya ha pasado lo peor", explica que ha sufrido de ansiedad porque durante meses, por el descenso de la facturación, ha ido cobrando su salario en tramos. "Había meses que no me podían pagar todo y tenía que esperar a recibir mi salario completo. En otras ocasiones, me llegaba el sueldo a mediados de mes". Si bien el dinero llegaba, tenía que hacer malabares para poder cumplir con sus pagos básicos, como el alquiler, recibos de la luz, comida, etc.

"Creemos que, cuando termine todo, remontará porque cualquier rambla peatonal se llena de clientes", reflexiona. Sin embargo teme que, con la revalorización de la vía, los propietarios de los locales suban los alquileres o el Ayuntamiento suba el coste de las licencias de terraza, lo que supondría un nuevo 'palo' para el sector en pleno centro barcelonés. "Sabemos de muchos negocios, varios de ellos muy antiguos, que han tenido que cerrar" porque no han podido hacer frente a los pagos con el descenso de la facturación. "Nosotros hemos estado a punto", alerta.

Obras de la 'superilla' del Eixample / ANDONI BERNÁ - METRÓPOLI

Pese a que asegura estar a favor de las obras, considera que se podrían haber hecho "de otra manera". "Quizá por manzanas para intensificar los trabajos en tramos y no tener a una de las arterias de la ciudad bloqueada durante nueve meses. Le pediría al Ayuntamiento que, además de pensar en el planeta, pensara también en el pueblo porque hay muchas familias que dependen de esto", lamenta.

Menos optimista de cara al futuro se muestra Marga, trabajadora de una mercería del barrio. Su caso es peculiar tanto por la situación geográfica del negocio como por la ubicación de las obras. La mercería se encuentra en la esquina entre las calles de Girona y Consell de Cent y el vallado está menos de dos metros de la puerta del comercio. La trabajadora explica a este digital que, si bien no tiene cifras concretas, la clientela ha dejado de llegar.

"Teníamos muchos compradores que o bien son personas mayores del barrio o bien llegaban en coche, aparcaban cerca y se acercaban a la tienda", pero la reestructuración de la circulación promovida por el consistorio, junto con la polvareda, el ruido y la dificultad para caminar que supone para personas de la tercera edad ha desplomado las ventas del comercio. "Antes que gastarse una millonada en todas estas obras podrían haber potenciado la red de transporte público o incrementar las patrullar policiales a pie para combatir los actos vandálicos".

Obras de la 'superilla' del Eixample / ANDONI BERNÁ - METRÓPOLI

Por el momento, asegura, "nadie se está beneficiando de esto". "Cuando terminen las obras quizá lo hagan los bares porque será mas agradable tomarte una cervecita sin tener el ruido de un coche tan de cerca, pero otros tipos de comercios dudo mucho que se vean beneficiados". En su caso, han podido aguantar durante estos meses gracias a una parte de la clientela fiel que, a pesar de las obras, ha continuado visitando el negocio. Pero advierte: "si esto sigue así mucho tiempo tendremos que cerrar".

Por su parte, Rubén, empleado de una farmacia, relata a este medio que no han notado apenas cambios con las obras de remodelación de la calle. Al vender "productos de primera necesidad", apenas han notado un descenso en las ventas. Toni, que regenta un quiosco, sí ha notado un gran descenso de la facturación, aunque explica a este digital que no puede culpar de todo a las obras. Cree que su sector "está a la baja" y, si bien el macro-proyecto urbanístico ha podido sumar problemas, no ha supuesto un factor determinante para su negocio.

FALTA DE AYUDAS

La gran mayoría de las fuentes consultadas explican que el consistorio estuvo enviando grupos informativos para hablar con los comercios y explicar la situación antes de que comenzaran los trabajos. Estos facilitaron documentación y un número de consulta. No obstante, coinciden en señalar que no se han ofrecido ayudas económicas. La única excepción a dicho relato la da Sukaina, que explica que el Ayuntamiento sí ofreció una ayuda a los restauradores en base a las cuentas de 2021. "Hecha la ley, hecha la trampa", reflexiona, pues la facturación de dicho año se vio afectada por las restricciones sanitarias.

Render de la 'superilla' del Eixample / AJ BCN

Donde sí coinciden todos es en que no está habiendo problemas en cuanto a la llegada de género o producto. No obstante, la mayoría considera que es gracias a un esfuerzo realizado por parte de los transportistas, que tienen que aparcar más lejos y acercarse a los negocios a pie. Con todo, no hay problemas de abastecimiento.

El Ayuntamiento ha asegurado que la nueva 'superilla' estará terminada antes de la celebración de las elecciones municipales de 2023. No obstante, Ada Colau no podrá inaugurar el nuevo espacio reformado debido a que la ley electoral prohíbe hacer cualquier acto inaugural a partir del próximo 5 de abril. Queda por ver, sin embargo, si el nuevo gobierno resultante de los comicios seguirá adelante con un proyecto que sacaron adelante los comunes en solitario o si optarán por deshacer todo el camino andado.

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