Oleada de solidaridad con la florista de Barcelona multada por decorar con flores su negocio

Silvia, la florista de Barcelona que recibió una multa del Ayuntamiento por decorar su negocio, no está sola. La comerciante del distrito del Eixample ha recibido una oleada de solidaridad desde que denunció el caso a Metrópoli el pasado miércoles.

Desde que su situación saltó a la opinión pública, han sido varios los medios de comunicación que se han hecho eco, sorprendidos de que se la sancionara económicamente con más de 1.500 euros por decorar el rótulo de su negocio con un bonito arreglo floral. Desde el Ayuntamiento explicaron a este medio que la sanción se debe a un incumplimiento de la ordenanza de paisaje urbano.

EN EL PEOR MOMENTO

Sin embargo, fue una denuncia ciudadana la que motivó que un inspector se desplazara hasta el local el pasado mes de julio para evaluar la situación. El funcionario público decidió sancionar al negocio, que comenzaba a "levantar cabeza" después de que durante un año de obras que desplomaron las ventas en la calle de Consell de Cent.

Entrada a la floristería Mowgli de Barcelona / FACEBOOK MOWGLI

"Da mucha rabia. Te esfuerzas en hacer algo bonito pensando que así promocionas tu negocio y embelleces la ciudad y lo que ganas es una multa (...) porque estas decoraciones también suponen un reclamo para los clientes y es un hándicap para competir en igualdad de condiciones con otros comercios que sí decoran su local", explicó a este digital.

Tras la revisión del inspector, "supusimos que nos llegaría una carta explicándonos por qué no podíamos tener las decoraciones -- que son comunes en cualquier floristería en la ciudad -- y nos darían tiempo a quitarlas, pero lo que recibimos fue una multa de más de 1.500 euros", lamentó. Ya en su momento, la propietaria de este pequeño negocio familiar agradeció que tanto ciudadanos como comerciantes del eje verde barcelonés, así como el Gremi de Floristes, se solidarizó con ella. Y es que los clientes se acercan todavía a su negocio, sorprendidos de que una de las tiendas florales más estéticas de la capital catalana, un lugar al que la gente acudía a hacer fotos, haya perdido su decoración.