La macrooperación policial de la Guardia Civil en varias consellerias de la Generalitat y la detención de una decena de altos cargos por su papel en la preparación del referéndum del 1-O no han dejado indiferentes a los barceloneses. Las reacciones, tanto a favor como en contra, no se han hecho esperar y muestran la división de opiniones que hay ahora mismo en la ciudad respecto al desafío independentista lanzado por el Govern.

“Lo que ha pasado es muy fuerte”, explica Teresa, que se ha unido a la manifestación ciudadana delante de la conselleria de Economía. “Es un ataque a nuestras instituciones y por eso estamos aquí. Lo único que queremos es votar y las urnas son democracia y tienen que dejarnos votar”. Los ánimos en la protesta estaban muy caldeados y todos los que se han acercado hasta allí han criticado con dureza la actuación de la Guardia Civil.

DENTRO DE LA LEGALIDAD

Pero no todo el mundo está tan indignado. Hay mucha gente que considera inevitables las detenciones. “La Guardia Civil ha hecho su trabajo”, señala Adela. “La ley está para cumplirla y se venía venir. Otra cosa es que hubiera un referéndum pactado, pero se han saltado la ley”. La sensación entre los sectores no independentistas es que el choque de trenes está cerca y que la única forma de desencallar el conflicto es dentro de la legalidad.

También hay personas que se han encontrado en una situación incómoda porque no se sienten identificados por ninguno de los dos lados. “Me siento abandonado por todos”, lamenta Javier. “El PP se olvida de Catalunya excepto cuando necesita votos en alguna otra región de España y los independentistas se han apropiado de símbolos que nos pertenecen a todos para abanderar su causa”. Este murciano afincado en Barcelona considera que la operación, si bien está justificada, “no ayuda a calmar los ánimos”.

Otros, como Albert, no irían a votar en un hipotético referéndum “porque no tiene garantías democráticas”. El problema que ve este barcelonés de Sants es que se ha llegado a un punto muerto. “Ni el Gobierno español ni el catalán tienen fuerza suficiente para hacer valer su posición, por lo que no queda más remedio que negociar. Esperemos que la Unión Europea ponga algo de cordura en todo esto y les obligue a hablar”.

DERECHO A VOTAR

“Lo único que pedimos es el derecho a votar y a decir qué pensamos”, critica Júlia. “Nunca había pensado que llegaríamos a estos extremos. Parece que estamos volviendo a épocas pasadas”. Las referencias a la dictadura franquista han sido abundantes en la manifestación de Rambla Catalunya. “Se ha confirmado que estamos en un Estado franquista. No han acabado con el franquismo en estos 40 años de la teórica democracia que ellos decían y esto en consecuencia de todo eso”, añade Emil, que vaticina más detenciones. “Esto irá a peor y supongo que acabarán deteniendo al presidente y al vicepresidente”.

Con todo, la consigna general de las protestas ha sido mantener la calma. “Nuestra idea es salir a la calle, demostrar que estamos en un Estado democrático y no queremos estas formas de querer reprimir a la gente”, explica Juanjo. “La respuesta de la gente en la calle, la respuesta pacífica, mostrando su contrariedad a lo que está pasando” es la imagen que quieren transmitir a toda costa para no desviar la atención del debate principal.

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