Los candidatos independentistas y constitucionalistas mostraron en el debate de la Sexta que todos son tan Caín como Abel / EFE

Los candidatos independentistas y constitucionalistas mostraron en el debate de la Sexta que todos son tan Caín como Abel / EFE

El pulso de la ciudad

Caín es tan independentista como constitucionalista

Los dos bloques antagónicos que pugnan por la victoria el 21-D tienen profundas fisuras internas

18 diciembre, 2017 21:49

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El bíblico enfrentamiento entre Caín y Abel nunca ha pasado de moda. Y menos en política. Ni siquiera pretender un objetivo común hace olvidar las individualidades ni las siglas. La homogeneidad no existe. Se podía pensar que la vital importancia del resultado que van a tener las elecciones del 21-D habría obrado el milagro de unificar criterios entre las filas de cada uno de los dos bloques que pugnan por llevarse el gato al agua -los independentistas (ERC, JxCatalunya y CUP) y los constitucionalistas (Cs, PSC, PP y quien sabe si ECP). Pero ni por asomo. No hay tregua interna, más bien al contrario. La virulencia y las fisuras aumentan con la proximidad de la cita con las urnas. La sombra de Caín y Abel es muy alargada .

Las encuestas electorales que perfilan el Parlament que nacerá del 21-D parecen un cubo de Rubick trasteado tantas veces que recomponerle, aunque solo sea una cara del mismo color, se antoja una hazaña hercúlea. Es el totum revolutum de la demoscopia. Nadie gana ni suma. Y si lo hace, es por los pelos. Demasiado arriesgado vaticinar nada. Los siete partidos que concurren a la cita electoral se disputan un pastel que puede decidirse por unas migajas, por un voto. Y Roma no paga traidores. Todos quieren barrer hasta al último votante para su casa si dar ni una gota de agua al enemigo, que quien sabe si las veleidades del escrutinio convertirán en amigo. O viceversa.

Los más activos en eso de tirarse los trastos a la cabeza -seguramente porque son más y nunca han navegado juntos- son los constitucionalistas. No dejan títere con cabeza ni cuando hablan de los indepes ni cuando hablan de sus compinches de bloque. Miquel Iceta (PSC) ya ha advertido en varias ocasiones que no va a investir como presidenta a su, a priori, mejor aliada, Inés Arrimadas (Cs), aunque sea la lista más votada. A Xavier García Albiol (PP), menos. El motivo es facilón: el único President de la Generalitat posible es él. Es el elegido (o autoelegido) porque el resto de partidos son extremos irreconciliables entre sí. En palabras de su compañero de lista, Ferran Pedret, solo el candidato socialista puede "sacar a Catalunya del lío en el que está y superar la confrontación de identidades".

NADIE SE FIA DE NADIE

El PP por su parte reprocha a Ciutadans que carece de la experiencia de gobierno de los populares imprescindible para hacerse cargo del gobierno de Catalunya en una situación tan peliaguda y extrema. Y siempre que puede, busca una rendija para relacionar a los de Cs con los comunes aunque sea con calzador. Ciutadans tampoco se fía lo más mínimo de Iceta porque lo ve más que capaz de reeditar el tripartit (con ERC y ECP) y porque ya ha dado alas (y argumentos) al independentismo al reclamar el indulto para los consellers encarcelados tras el referéndum ilegal del 1-O. Aunque a última hora se echó atrás.Y así hasta el infinito y más allá. La primera piedra cainita de la jornada la ha lanzado Iceta desde Twitter publicitando con humor la panacea farmacológica (con fotomontaje incluido) que va a resolver el galimatías electoral. El Icetaton Complex, un medicamento de rosas sin espinas que “ayuda a recuperar la economía y el estado de ánimo de los catalanes”. Y su eslogan o posología, resulta igual de resultón: "seis para el follón (todos sus contrincantes en el match) y uno para la solución".

 



Pero, ¡ay! Se ve que Iceta no había leído la letra pequeña del prospecto de su fármaco con sus advertencias, sus efectos secundarios y sus contraindicaciones -como tiene todo buena poción sanadora que se precie- y se las ha sacado de la manga, como un conejo de la chistera, Ciutadans, que estaba al quite. Y ha tirado de ingenio, de mordacidad y de Photoshop con un meme impecable. “Lea detenidamente las instrucciones si está pensando en votarles”, advierte el folleto fake. Cuidado, porque “el Icetaton tiene efectos secundarios: puede provocar tripartitos”, debido a que la nueva composición química de su formula incorpora “un 3% más de Unió”, con el impedimemto de que solo puede consumirse “en caso de querer indultos políticos”. Y a la postre, el prospecto viral informa de que existe un medicamento alternativo: la vitamina Cs, recomendable “si quiere aliviar eficazmente los síntomas del procés”.

EN BUSCA DEL VOTO ÚTIL

Esta estrategia naranja va en perfecta consonancia con el discurso de Albert Rivera (Cs) pronunció en su mitin central del domingo en busca del voto útil. "Nos jugamos tanto, que incluso quien no nos haya votado antes nos tiene que prestar su voto, porque en estas elecciones no importa cuántos escaños saque Cs, ni cuántos saquen el PSOE o el PP; lo que importa es tener mayoría". Y la mayoría podría ir de solo 30.000 votos.

El prospecto del Icetaton Complex creado por Cs

El prospecto del Icetaton Complex creado por Cs



El PP no ha reaccionado a tiempo al Icetaton y no ha podido meter la cuchara en los ungüentos, pero ha hecho su particular pim-pam-pum. Como también está fuera de las quinielas a la presidencia, según los sondeos, ha tirado por la via indirecta. Así, ha lanzado un video que interroga "¿Qué prefieres?" y después plantea: "¿PP o la CUP? ¿PP o Puigdemont?". Este argumento se sostiene en que, como los populares van de capa caída en las encuestas -y en aplicación de la Ley de Hondt- se verán abocados a pelear los últimos diputados con Junts per Catalunya en Lleida, con la CUP en Girona y con ERC en Tarragona. Tres escaños que podrían decantar la balanza del lado constitucionalista, pero a costa de votantes del PSC o de Ciutadans.

Los que dicen tener la llave de la futura gobernabilidad -EnComúPodem- reparten golpes por igual entre ambos bloques. Va en función del día. La ultima algarada le ha tocado recibirla a los socialistas (por el lado constitucionalista) y a ERC (por el independentista). El acusador particular de la jornada ha sido el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que sigue apostando por un tripartito como el de Maragall o Montilla con estas dos últimas formaciones, un tripartito del que ambas abjuran. Y contra el rechazo, la mejor terapia es la amenaza. Preferiblemente al PSC, formación a la que Iglesias ha responsabilizado directamente de una posible repetición de las elecciones . Además, el líder morado ha advertido a los de Iceta que las bases socialistas (debe ser que tiene línea directa con ellas) no quieren un pacto constitucionalista si no uno de izquierdas y ha advertido. “Los socialistas tendrían muchas dificultades para explicar a sus votantes que prefieren ponerse de acuerdo con la extrema derecha del PP y con la derecha de Ciudadanos, antes que con nosotros” ha vociferado Iglesias, olvidando que Ada Colau (que va en las listas de ECP) acaba de echar del gobierno municipal del Ayuntamiento de Barcelona a los socialistas de Jaume Collboni.

JUNQUERAS Y PUIGDEMONT, EN EL MISMO CALADERO

Al otro lado de la línea Marginot, la lucha también es fratricida. Carles Puigdemont (JxCat) y Oriol Junqueras (ERC) tienen que pescar en el mismo y viejo caladero de votos de Junts pel Sí (el que les llevó al último Govern de la Generalitat) mientras la CUP hace la guerra por su cuenta, defendiendo la vía unilateral para la consumación de la república catalana. Tanto Puigdemont como Junqueras quieren ser el próximo President. Junqueras, porque las encuestas lo señalan como el candidato independentista que será más votado (y peleará la primera plaza con Cs), mientras que Puigdemont se aferra a que es el President legítimo y que el 21-D es en realidad un plebiscito sobre el 155, un plebliscito entre él y Mariano Rajoy.

Sin embargo, la guerra entre estos excompañeros de lista única es un poco más soterrada que la de sus adversarios y últimamente están evitando atacar al otro en público para no trasmitir una imagen de división que podría ser muy dañina para la causa secesionista, aunque por lo bajo se hagan la trabanqueta. Una prueba es que Puigdemont, en su alegato belga de la jornada, ha evitado vapulear a Junqueras como venía siendo común, porque "sigue siendo el vicepresidente de la Generalitat". Hace unos días, el expresident destituido no tuvo tanto reparo y exigió públicamente que aunque ganara ERC, el investido tenía que ser él, porque sería la única forma de que pudiera regresar a casa sin pasar primero por la cárcel, como en el Monopoly.

El ex-vicepresidente republicano tiene en esta partida las peores cartas, porque al estar en prisión su protagonismo mediático es casi nulo, y más allá de un mensaje de audio o alguna carta publicada por la prensa no acapara tanta atención como las vídeoconferencias de su rival Puigdemont desde Bruselas. Su última intentona ha sido añadirse un plus de valentía por ser el único cargo público del destituido Govern que sigue firme con sus convicciones políticas y es “consecuente”. Aunque eso le haya costado ser el único que sigue entre rejas, algo que le parece más meritorio que fugarse.

FUGARSE ES DE VALIENTES

No obstante, los prófugos no comparten su opinión. El primero que parece no sintonizar con Junqueras es uno de sus propios compañeros de partido, el exconseller de Salut y 'número siete' de ERC por Barcelona, Toni Comín. Desde Bélgica, Comín, en otro brindis a Caín, ha defendido que "todos" los que dieron la cara con la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) el pasado 27 de octubre merecen el mismo lugar en el Olimpo de los independentistas, porque también es de "valientes" optar por la huida.