La avenida Meridiana es una autopista y divide barrios. Navas, con 23.000 habitantes, es uno de ellos. Navas mar, por debajo de la Meridiana, se quejaba de la falta de equipamientos, de alumbrado deficiente y de uno de los casos de okupación enquistados en la ciudad.
Lo que debía ser hoy un hotel en la esquina de la avenida Meridiana con la calle de Espronceda es un bloque de seis plantas hecho trizas.
“Viven muchas personas”, cuenta a Metrópoli Abierta una persona que entra al edificio okupado pero no determina la cantidad porque es “inestable” cuenta una mujer que lleva durmiendo meses en el mismo bloque. Al mismo tiempo, se dispone a salir un joven con aspecto deteriorado vestido con varias capas de ropa y un gorro de lana, justo una mañana de calor. Empuja de un carro de supermercado con cargado de chapa uralita y accesorios de pvc. Se mosquea si le hacen fotos pero dice que sale a trabajar.
Al rato, llaman a David, el encargado de organizar a las personas dentro del edificio pero dicen que “está indispuesto para hablar” y una mujer, que no quiere identificarse, explica que están okupando la finca porque no tienen otra alternativa en la vida. Añade que su presencia ahí es provisional, trabaja como otros pocos y echa la culpa de su situación al mal funcionamiento del gobierno de turno, que según ella, no ha hecho nada por ayudar a toda la gente que duerme ahí dentro.
Una información que no encaja con la versión de la regidora del distrito de Sant Andreu, Laia Ortiz, cuando dijo en el último consell de barri de Navas, que la okupación de la calle de Espronceda con la avenida de Meridiana lo trabajarían. “Veremos qué podemos hacer con la Oficina d´Habitatge”. La regidora es conocedora, como algunos vecinos, de que el bloque es propiedad de varias personas, fruto de una herencia aceptada hace un par de años, explica Iván Marzá, ex consejero técnico de Sant Andreu y con ése argumento, la actitud de la política es recibida como un ‘lavado de manos’ para algunas mujeres presentes en la misma reunión, preocupadas porque dicen haber visto cómo entran al inmueble con bombonas de butano que acumulan dentro.
La regidora defendió su cargo diciendo que “desalojar un lugar con propietario no es competencia municipal sin denuncia ni trámite judicial para el desalojo”; de lo cual, aseguraba que no tenía constancia. Un dato que sí corresponde con la opinión de Alberto Iserte, presidente de la Asociación de Vecinos y Vecinas de Navas ( AVVN). Iserte dice que la respuesta del distrito sobre esta okupación se repite desde hace tiempo: ‘hemos tomado nota’. “Es un desastre”, comenta Iserte. “No tenemos ninguna ley que apoye ni al propietario de estos casos ni a los que vivimos cerca inseguros”. Inseguros porque las personas que okupan el edificio, son desconocidas, algunas de ellas se alimentan en el comedor social de la avenida Meridiana, situada a pocos metros.
En esta okupación no hay menores. Los suministros de agua y luz no están dados de alta. Toman la electricidad de la vía pública y el agua, de la fuente de los Jardins de Maria Soteras Mauri, o la compran. Ya en el bajo hay un colchón pegado a la pared para evitar la caída del techo encima porque en el centro se abre un boquete con tal diámetro que se divisan los cables colgantes de la instalación eléctrica. Sube al primer piso un perro de los que dicen que duerme en alguna habitación por la noche. Animales que a veces comen y otras, no. Rincones cargados de hojas que han entrado con alguna ventisca desde el exterior. Algunas botellas de Xibeca, mantas y objetos que cogen de la calle, junto con objetos personales. La entrada consta de dos puertas de vidrio opcaco y una apertura tapiada con ladrillos de obra vista. Este es el escenario en el que viven provisionalmente, un grupo de personas, algunas extranjeras y otras nacidas en Barcelona. Todas las ventanas están veladas con plástico o telas.
DESALOJOS EJECUTADOS EN EL MISMO DISTRITO
En los últimos meses, el distrito de Sant Andreu ha contabilizado seis infraviviendas, lo que se refiere a seis okupaciones de entidades bancarias: como la que fue caja Penedès en la calle de Juan de Garay, otra en el número 314 de Navas de Tolosa y otra oficina en el número 400 de la calle de Biscaia. Desde el distrito hacen gala de su intervención contra estas tres okupaciones, cuya actuación municipal fue mucho más ágil que el caso del inmueble de Espronceda, de propiedad particular. En este caso, si los propietarios de la finca proceden a desalojar el edificio, tendrán que hacerse cargo de los costes administrativos y jurídicos que supone la operación y el ayuntamiento -como le corresponde y continúa haciendo en contra de su promesa electoral- daría orden de expulsión a la Guàrdia Urbana y Bomberos.
Por ehora, el número de personas que duermen en el bloque okupado es indefinido. Los vecinos alegan su preocupación al distrito y éste 'sigue tomando nota'.