Desde el pincipio del procés, las fuerzas independentistas mayoritarias tenían algo claro: querían que la república catalana llegara con el pacifismo por bandera. Es por ello que en cada comparecencia tanto Carles Puigdemont como Oriol Junqueras, entre otros líderes, hacían un llamamiento a la calma, a la no violencia.
Sin embargo, una pequeña minoría de fanáticos independentistas próximos a los Comités de Defensa de la República (CDR) cuestiona este camino “pacífico” y algunas de sus acciones más recientes están comprometiendo el movimiento independentista.
Durante las últimas semanas, Barcelona ha sido testigo de acciones como el ataque con explosivos que ha sufrido un concesionario de Mercedes-Benz en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi o la quema de contenedores durante la protesta del domingo pasado en el Eixample para denunciar el arresto del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en Alemania.
Además, algunas de las fachadas de edificios se han llenado de pintadas con "Terra Lliure", nombre de la organización terrorista de ideología independentista catalana y de extrema izquierda fundada en 1978, que se disolvió por sí misma en 1991. La pregunta, entonces, es evidente: ¿Puede ser que el independentismo radical vuelva a las acciones armadas?
UN DEBATE CANDENTE
Este debate ya se ha planteado en tertulias televisivas como, por ejemplo, el domingo pasado en 8TV. Asimismo, fuentes cercanas a la policía catalana han confesado a Metrópoli Abierta que existe una minoría independentista que se está radicalizado y está muy organizada.
El movimiento Terra Lliure cometió unos 200 atentados durante sus 13 años de vida. Su creación se produjo después de varios actos vandálicos efectuados en un momento de crispación política en Catalunya. La situación era parecida a la actual.
Durante estos últimos 25 años el movimiento violento había estado dormido, aunque algunos grupos semiclandestinos anarquistas y de extrema izquierda no han bajado la guardia. Cada uno por su lado, luchaban contra sus causas propias. Unos creían en la independencia, otros abogaban por instaurar una república popular de tipo marxista y otros simplemente por una genérica lucha contra el sistema. ¿Han unido fuerzas ahora?
Por ahora las acciones violentas llevadas a cabo no han terminado en tragedia. De hecho, tal como apuntan fuentes policiales, estos grupos no tienen acceso a armamento o explosivo. Entonces solo optan a la fabricación de artefactos caseros como ha sido el caso del ataque al concesionario en Sarrià. No obstante, el movimiento está ganando adeptos entre grupos radicales semejantes en Europa que podrían contribuir a acciones armadas más serias y peligrosas.