Barcelona se ha convertido en la capital de las manifestaciones. Del descontento. Independentistas y constitucionalistas tuvieron un gran poder de convocatoria en los últimos meses y la plataforma Tsunami Vecinal, muy crítica con la gestión de Ada Colau, se ha mostrado muy activa este otoño. El malestar de los barceloneses sube de tono, pero pocos, muy pocos ciudadanos, pertenecen a partidos políticos, sindicatos o asociaciones de vecinos. La filiación va a la baja en Barcelona, según el segundo Barómetro de Centre d'Estudis Sociològics para Metrópoli Abierta.

Solo el 7,4% de los barceloneses afirmaba, en octubre, que pertenecía a una asociación de vecinos, cifra ligeramente inferior a la del pasado junio (7,9%). Según el estudio demoscópico, no se aprecian diferencias remarcables en los 10 distritos de Barcelona pero sí se percibe la tendencia de que quienes pertenecen a una asociación vecinal tienen más tendencia a militar en un sindicato o partido político que el resto.

LOS SINDICATOS VAN A LA BAJA

Los sindicatos también pierden afiliados. Su actual influencia es mucho menor que a finales del siglo XX. Actualmente, un 8% de los ciudadanos asegura que pertenece a alguna agrupación de trabajadores. El porcentaje es significativamente superior entre los barceloneses de 55 a 64 años (18,4%), los residentes en Sant Martí (15%) los votantes del PSC (18,4%) y Barcelona en Comú (14,6%).

Más significativa todavía es la pérdida de confianza de los ciudadanos en los partidos políticos. Únicamente un 2,9% de los barceloneses dice que pertenece a un partido. Los más militantes son los votantes de la CUP (23,6%), del PP (18,6%) y del PSC (10%).

AUMENTA EL DESCONTENTO CON COLAU

Los vecinos de Barcelona, no obstante, consideran que la ciudad está hoy peor que hace tres años. El 65% de los habitantes están descontentos con la gestión de Colau y se muestran especialmente críticos con el aumento de la inseguridad y la suciedad de las calles.

Los barceloneses suspenden a la alcaldesa en la gestión de los nuevos conflictos como la proliferación de los narcopisos del Raval, el top manta, la huelga de los taxistas, la invasión de patinetes en la vía pública y la movilidad en las entradas y salidas de la ciudad.

EL PROBLEMA DE LA VIVIENDA SIGUE ESTANCADO

El problema de la vivienda, en cambio, persiste año tras años.  Los ciudadanos puntúan con un 4,2 la gestión al actual gobierno municipal.  Los precios oscilan muchísimo en función de los distritos. Una vivienda de alquiler en Sarrià-Sant Gervasi cuesta el doble que en Nou Barris.

Turistas paseando por las Ramblas



El turismo, en cambio, ya no es percibido como un factor negativo en Barcelona. No obstante, la masificación turística sí preocupa a los vecinos de Ciutat Vella y el Eixample.

LAS BICICLETAS SE ESTANCAN

El estudio demoscópico también analiza la valoración de los barceloneses sobre los servicios públicos. Los mejor considerados son los mercados municipales, el metro y el suministro del agua. Las peores notas son para la Guàrdia Urbana y la limpieza.

Los barceloneses también piden mejoras en el transporte público. El metro es el transporte preferido por los barceloneses. El 67,3% asegura que, habitualmente, se desplaza con el suburbano. El porcentaje de ciudadanos que se mueve en autobús desciende hasta el 60,9%, mientras que el 13,3% de los residentes en la Ciudad Condal afirma que suele trasladarse a pie. La bici privada y el bicing son utilizados por el 6,4 y el 5,7% de los ciudadanos, respectivamente.

Los resultados obtenidos en esta encuesta del Centre d'Estudis Sociològis sobre el grado de satisfacción y descontento de los barceloneses se han obtenido tras realizar 600 entrevistas a hombres y mujeres de 18 o más años empadronados en Barcelona, con derecho a voto en las elecciones municipales de 2019. El nivel de confianza para los resultados es del 95,5%. El trabajo de campo mediante entrevistas se realizó entre el 8 y el 17 de octubre de 2018.



 

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