Las teléfonos públicos seguirán en las calles de Barcelona y del resto de ciudades españolas. Así lo decidió el Consejo de Ministros este viernes para garantizar la prestación obligatoria del servicio universal de telecomunicaciones, lo que obligará a la empresa Telefónica a seguir haciendo el mantenimiento de los teléfonos.
En Barcelona quedan unos 500 teléfonos en la la vía pública -en 2015 había 800, informa la cadena municipal Betevé-, aunque cabina de las antiguas, con su habitáculo, solo queda una. Se encuentra en el barrio de Sant Genís dels Agudells, en el distrito de Horta-Guinardó. Algunos de estos teléfonos se encuentran en muy mal estado.
CALLE DEL LLEDONER
La última cabina de Barcelona se encuentra en la calle de Lledoner. Tras un proceso participativo, los vecinos decidieron reconvertirla en una bibliocabina, un lugar en el que se podrá hacer intercambio de libros. Además de esta reconversión, la cabina telefónica ha tenido otro cometido.
En julio, el Ayuntamiento de Barcelona anunció la creación de un festival de cine en el que la cabina era la protagonista de las historias. El festival llevaba por nombre L'última cabina de Barcelona y estaba abierto a cualquier vecino que quisiera explicar una historia en la que apareciera la cabina. Los premios se entregaron en noviembre.
16.000 CABINAS EN ESPAÑA
El Consejo de Ministros aprobó el viernes un decreto ley en el que dice que las cabinas deben seguir formando parte del paisaje urbano. A lo largo de 2019, el objetivo del Gobierno español es llevar a cabo un estudio más exhaustivo para decidir cómo acaba con la prestación obligatoria del servicio universal de telecomunicaciones.
Actualmente en España quedan unas 16.000 cabinas teléfonicas. Las primeras se instalaron en las calles de las principales ciudades en 1928. La Ley obliga a que haya como mínimo un teléfono público en cada municipio de 1.000 habitantes o más.