El verano promete ser complicado para los usuarios del metro. En especial, para aquellos que por múltiples motivos hacen un uso frecuente de la L1 entre las estaciones de Clot y Fondo. Y es que desde el pasado sábado 29 de junio, el suburbano está interrumpido entre esas dos paradas por obras de renovación de la vía.

Debido a esta situación, TMB ofrece a los usuarios otras alternativas para llegar a su destino. Entre ellas, está la apuesta por dos autobuses lanzadera que cubren el tramo entre Clot y Fabra i Puig, y entre Sant Andreu y Fondo. Una medida que, lejos de ser óptima, ha generado muchas dudas tras su primer día laborable de funcionamiento.

EN AUTOBÚS... Y A PIE

Si un usuario decide hacer uso de los dos autobuses lanzadera para llegar desde Clot hasta Fondo, el viaje puede resultar exasperante. Cuando el pasajero sale de la L1, tan solo tiene que recorrer unos escasos metros para acceder al primer bus especial. Hasta ahí, todo bien. La desesperación comienza cuando este primer vehículo cierra sus puertas.

El recorrido de la primera lanzadera es de unos 10 minutos en caso de no haber tráfico. La totalidad del tramo se realiza en línea recta, por la avenida Meridiana, y cuenta con paradas en Navas, la Sagrera y Fabra i Puig, estación que significa el final del trayecto.

Pasajeros esperando para acceder al bus lanzadera / RP



Una vez allí, si se desea continuar el viaje haciendo uso del segundo autobús lanzadera habilitado por TMB, es necesario recorrer la rambla Onze de Setembre a pie durante 10 minutos a paso ligero hasta llegar a su confluencia con la calle de Virgili. Al llegar, toca esperar el bus que cubre el recorrido hasta Fondo durante un mínimo de cinco minutos y en el que es mejor coger asiento, ya que su duración es superior a lo que se puede imaginar.

UN 'TOUR' DE SANT ANDREU A SANTA COLOMA

La segunda lanzadera del servicio de metro se caracteriza por dos motivos. El primero, sorprende al usuario nada más subir al autobús. El tramo de la calle de Virgili desde donde arranca el convoy ha cambiado de sentido de la marcha para la ocasión. Como muchos vecinos no son conocedores de esta situación, circulan por la calle como hasta ahora, por lo que no es de extrañar encontrarse con vehículos de frente en la misma vía, que solo dispone de un carril.

Una vez superado el susto de la colisión frontal, al pasajero le espera otro sobresalto si, por curiosidad, pregunta al conductor cual es el tiempo del trayecto hasta llegar al municipio vecino. En condiciones normales, sin tráfico ni incidencias en la carretera, el usuario "disfruta" de un tour de 40 minutos por Sant Andreu y Santa Coloma de Gramenet.

El itinerario del convoy cuenta con siete paradas incluyendo el punto de salida, por lo que el conductor se ve obligado a dar una gran vuelta hasta llegar a su destino. Esto, sumado a la larga distancia entre algunas paradas, la separación entre las estaciones de Santa Coloma y Fondo es un buen ejemplo de ello, hace que el viaje parezca interminable.

Andén de la estación de Fondo (L1), cerrado por obras / RP



TIEMPO CASI CUADRUPLICADO

En el mejor de los casos, es decir, teniendo en cuenta que no haya ningún accidente en la carretera, sin retenciones y con los tiempos de espera de los autobuses mínimos indicados por TMB, el usuario realiza un trayecto de unos 65 minutos, lo que supone, prácticamente, cuadruplicar el tiempo de viaje de la L1.

Pese a esto, hay una alternativa si el pasajero quiere llegar, específicamente, a la última parada de la L1. Esta opción consiste en subir a la lanzadera que cubre el recorrido entre Clot y Fabra i Puig, para bajar en la parada de La Sagrera. Una vez allí, el viajero debe acceder a la estación correspondiente a la L9 para recorrer cinco paradas. En total, esta alternativa supone un tiempo aproximado de unos 30 minutos, lo que significa una importante reducción de la duración final del trayecto.

Autobús lanzadera con una alta ocupación / RP



De todas formas, si lo que el usuario desea es hacer un recorrido alternativo entre Clot y otra parada comprendida entre Fabra i Puig y Santa Coloma, el itinerario no es, generalmente, ni sencillo ni rápido. Aunque TMB ofrece otras alternativas para llegar a todas las estaciones, éstas son más complejas y suponen una demora que sería impensable haciendo uso de la L1.

SIN CONTAR CON LOS DISCAPACITADOS

Otra de las problemáticas con las que cuenta el cierre parcial de la L1 es la de no tener en cuenta a las personas con discapacidad. Esta es la acusación que ha recibido TMB por parte del grupo cooperativo TEB, quienes han asegurado que "las alternativas de transporte no cubren las necesidades de movilidad de personas con discapacidad".

Por este motivo, el colectivo asegura que la solución de caminar aproximadamente un kilómetro "es inviable para muchas personas con discapacidad". Además, hay que sumar la dificultad de las indicaciones que ofrece TMB, "que no han tenido en cuenta la accesibilidad cognitiva".

OTRAS CRÍTICAS

Algunas de las quejas de los usuarios pasan por la crítica de algunos mapas sobre las afectaciones durante las obras. Además, hay que añadir la sobreocupación que sufren los autobuses desde Clot hasta Fabra i Puig durante las horas puntas.

Con todo, el verano se presume difícil para TMB y los usuarios de metro que, además de toda la problemática ya existente, tendrán que soportar que los cortes en las líneas 1, 2 y 5 coincidan en el tiempo.

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