La falta de alcoholímetros en la Guardia Urbana afecta a la accidentalidad
El sindicato CSIF reclama más alcoholímetros, etilómetros y drogotests para reducir los siniestros y muertos de tráfico en Barcelona
17 septiembre, 2019 00:00Noticias relacionadas
La Central Sindical e Independiente de de Funcionarios (CSIF) reclama al Ayuntamiento de Barcelona que dote a la Guardia Urbana de más dispositivos de control para la seguridad vial en la capital catalana. CSIF recuerda al consistorio de la necesidad de que los agentes puedan disponer de dispositivos como alcoholímetros, etilómetros, drogotests y PDA’S "para reducir la cifra de fallecidos y los índices de accidentalidad en la ciudad".
El pasado mes de julio, Metrópoli Abierta ya se hizo eco de la falta de alcoholímetros y etilómetros en el cuerpo policial denunciada por los sindicatos SAPOL y UGT. La noticia de la carencia de estos aparatos ha coincidido con una reducción del número de pruebas de alcoholemia practicadas el año pasado en Barcelona. De los 6.283 exámenes hechos hace dos años se ha pasado en 2018 a 5.047, 1.236 menos. UGT sostiene que otros motivos de la bajada son la falta de personal y el descenso de la inversión en horas extras.
BAJO MÍNIMOS
Según CSIF, la Guardia Urbana "está bajo mínimos en materiales operativos de toda índole". El sindicato recuerda que la seguridad vial es competencia exclusiva de la Guardia Urbana y considera que la falta de estos aparatos repercute e incide tanto en la seguridad vial como en las labores policiales. CSIF asegura que estas herramientas son reclamadas de forma insistente desde las unidades, a través de los conductos reglamentarios, y por ahora solo se ha obtenido como respuesta alguna solución provisional o el silencio sobre la fecha de adquisición de nuevos instrumentos.
Hace unos días, este medio informó de que a lo largo de 2019 han muerto en las calles de la ciudad 14 personas en accidentes de tráfico. La gran mayoría son motoristas y peatones. Del total, ocho son motoristas; cuatro, peatones; una, un conductor de coche, y otra, un ciclista, un joven que repartía para Glovo. Los dos últimos años, el patrón de fallecidos es el mismo. En 2018, la cifra se disparó hasta las 21 víctimas mortales, tras una tendencia a la baja de años, aunque el número de muertos sigue estando muy lejos de los balances negativos de los años 90.
PERSECUCIÓN POR LA CIUDAD
De vez en cuando, la Guardia Urbana informa de casos de personas que han dado positivo en pruebas de alcoholemia y que pueden tener un interés informativo. Una de las situaciones que más difusión ha tenido en Barcelona fue la de un conductor que se fugó tras provocar un accidente en la Ronda Litoral y cruzó media ciudad, con un Mercedes abollado y a tres ruedas, hasta la calle de Aragó. El chófer dio 1,08 mg/l en la prueba de alcoholemia y positivo en cocaína y drogas sintéticas.