Dakatuh estuvo cinco años durmiendo en los Jardins de Sant Pau del Camp. Al comienzo, en 2014, “se estaba bien, se estaba tranquilo” porque dice que eran unas cinco personas. A partir del verano pasado empezó a llegar más gente y, para él, todo cambió. “Llegamos a ser unas 25 personas, entre las cuales había algunos que dormían en tiendas de campaña y familias con niños. Después vino la policía y nos echó para siempre” cuenta a Metrópoli Abierta el hombre en los Jardins de les Tres Xemeneies, lugar en el que actualmente pasa algunas noches.

Fue a principios de agosto cuando la Guardia Urbana desalojó a las personas que dormían en los Jardins de Sant Pau del Camp, situado en el Raval. Una operación policial que Arrels Fundació criticó en su momento alegando que con ello “solo se traslada la problemática, no la resuelve”. También señaló que allí vivían personas con problemáticas complejas, como familias, jóvenes que hacía poco que habían cumplido los 18 años, menores de edad y mujeres.

Dos meses después, Arrels indica que muchas de las personas que dormían en esos jardines se han trasladado a diferentes puntos de Poble Sec, entre los cuales figura los Jardins de les Tres Xemeneies. Diego Carniago, presidente del Club de Petanca del barrio y vecino que acude regularmente a este parque, apunta que “suele haber una media de 15 personas durmiendo aquí” y que, en su punto más álgido, “puede haber hasta unas 30”.

DESPLAZARSE

Cuando Dakatuh se vio inmerso en el desalojo de agosto, los agentes le pidieron la documentación. Ser un migrante irregular provocó que se lo llevaran a un cuartel donde estuvo dos días encerrado. Desde entonces evita a la policía durmiendo en Montjuïc, el Parc de la Ciutadella y el parque que está justo en frente de la avenida Paral·lel. “El ambiente aquí es mejor que en Sant Pau porque hay más control y pasa más policía porque está más descubierto”, dice Dakatuh al hablar de una realidad que también ha vivido Omar S.

Sentado en un banco, detalla que dormía en los Jardins de Sant Pau del Camp porque, al estar rodeado de “tantas personas”, sentía que no le iban a robar. Aunque, al mismo tiempo, no puede evitar recordar la batería de peleas que a veces se desencadenaban. “No me gusta la violencia y en ese momento no me gustaba saber que algunos llevaban cuchillos encima. Además, algunos menores extranjeros no acompañados (menas) se refugiaban allí después de robar. Sé que robaban porque les había visto con móviles y también a la policía venir a buscarles”, recuerda Omar al hablar de unas situaciones que, por mucho que aborrezca, no le hacen dejar de mostrar su disconformidad ante este tipo de desalojos.

Ahora pasa las noches en la mítica montaña de Poble Sec porque puede dormir hasta tarde sin que la policía vaya a “molestar” y, en ocasiones, también acude a este parque u otros puntos del barrio. Una estrategia que, según dice, utilizan “todas las personas" que estaban en el parque del Raval, excepto "aquellas que se han marchado de Barcelona”. Metrópoli Abierta ha comprobado cómo este viernes también había cinco personas junto a tres tiendas de campaña en Montjuïc. Ninguna de ellas ha querido responder a los requerimientos de este medio.

Otros dos sintecho duermen en los Jardins de les Tres Xemeneies / METRÓPOLI ABIERTA



"UN MOVIMIENTO CONSTANTE"

Está claro que desalojar a sintecho de un punto de la ciudad es ineficaz porque quien no tiene un hogar en el que dormir buscará otro espacio en el que refugiarse. Algo similar es lo que ha presenciado varias veces Federico T, el empleado del servicio de limpieza de la ciudad que este viernes recoge la basura de los Jardins de les Tres Xemeneies. “Cuando la Guardia Urbana los echa de aquí se van al que queda al comienzo del Paral·lel, Walter Benjamin, o a otros puntos de la ciudad. Se van moviendo constantemente”, sostiene T al hablar de una realidad que, a veces, enerva a algunos vecinos.

Uno de ellos es Carniago, quien comprende que muchos tengan la necesidad de dormir en algún sitio de la ciudad y que, por tanto, elijan este parque. Pero lo que no entiende es que algunos sigan durmiendo en la pista de petanca cuando ya les ha pedido, “varias veces”, que elijan otra parte del parque porque es un área destinada a este deporte.

“Si esto está limpio es porque venimos nosotros a jugar. Si no estuviésemos ahora habría aquí cuatro tíos durmiendo, algún colchón y restos de basura repartidos por el suelo”, asegura Carniago y, acto seguido, otro vecino añade espontáneamente: “En verano, cuando estaban de vacaciones, estaba todo hecho un asco”.

Carniago juega a la petanca en el parque / METRÓPOLI ABIERTA



SOLUCIONES

Para afrontar la realidad de las personas que duermen en las calles de la capital catalana, Arrels recordó después del desalojo de los Jardins de Sant Pau del Camp algunas de las propuestas que, durante las últimas elecciones municipales, había trasladado a los distintos partidos políticos: más vivienda pública para personas que duermen en la calle, abrir más espacios donde pasar la noche sin depender de las listas de espera de meses que hay en los albergues e intensificar la acción social y no la policial, entre otras.

Joan Manuel Alves es otro de los sintecho que actualmente vive en la intemperie. Después de 15 años en la calle, asegura que a él la policía no le dice nunca nada porque ya le conocen, que Montjuïc es muy tranquilo y no tiene constancia de que se produzcan reyertas y que le gustaría encontrar pronto un trabajo de albañil. “Ya no tengo más meta en la vida que vivir tranquilo”, sentencia.

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