Colau compra 300.000 balas para que practiquen los urbanos
Una empresa catalana se llevó el concurso al que acudieron cinco competidores
8 diciembre, 2019 00:00El Ayuntamiento de Barcelona ha invertido 86.394 euros en comprar munición para la Guardia Urbana. No se trata de munición que los agentes vayan a utilizar en la vía pública, sino que es, como señala el informe de idoneidad elaborado por los servicios técnicos del Ayuntamiento, para “realizar las prácticas de tiro obligatorias con el arma reglamentaria, a fin de garantizar su seguridad en el ejercicio de sus funciones”.
La munición, según el pliego de cláusulas administrativas particulares, serán 300.000 unidades de balas de 9 mm. parabellum. Una de las características que se exigen a estos proyectiles es que después de disparar, “el cartucho quede libre de exposición tóxica al bario, al plomo, al mercurio y al antimonio”, además de estar libre de metales pesados, de los que debe tener menos de un 0,1%. La punta de la bala ha de ser total full metal jacket y la vaina, compuesta de una aleación de cobre y zinc, además de estar certificada por un banco de pruebas oficial europeo y de acuerdo con la normativa comunitaria.
Aunque en el pliego de prescripciones técnicas se indica que el adjudicatario ha de entregar el pedido “en el plazo máximo de 120 días a partir de la comanda correspondiente”, en el pliego de prescripciones administrativas señala que ese plazo expira el 31 de diciembre de 2019, aunque se contempla la posibilidad “de prorrogar las prestaciones por un plazo igual al de la duración del contrato inicial”.
CINCO COMPETIDORES
Al concurso de munición se presentaron cinco empresas: ADC. Tiempo Libre, Armas y Cartuchos del Sur, Armería Ravell, Omena Technologies y Peres Sport. La firma Armas y Cartuchos del Sur fue excluida del concurso “por no ajustarse la muestra presentada a las disposiciones del pliego de prescripciones técnicas en cuanto al apartado de velocidad en cañón (se pedía un mínimo de 360 metros por segundo con una oscilación de más o menos 15 metros).
El concurso se lo llevó Omena Technologies, una sociedad catalana propiedad de Óscar Mena. Esta sociedad fue constituida en diciembre de 2016 y se dedica a la “compra, venta, importación, exportación, intermediación, comercialización, distribución en general, tanto al mayor como al menor de productos, servicios, máquinas y equipos relacionados con industria armamentística”. Su sede social se encuentra en la localidad de Sant Andreu de Llavaneres.
Mena es también administrador solidario de la empresa Syntesi Tech, con sede en Mataró y cuyo objeto social es exactamente igual al de Omena Techologies. Esta sociedad, en la que comparte responsabilidades con Andrea Cavaliere, fue fundada en 2014.
El año pasado, Syntesi se hizo con un lote del Ministerio de Defensa para surtir de accesorios al Ejército del Aire, en concreto campanas de foil y parafoil destinadas a paracaidistas.
REUNIÓN CON UN GENERAL CHILENO
Mena figura también como apoderado de Sallen Seguridad, una empresa oscense, hasta julio de 2013, y de Proytecsa Security, una empresa de Binéfar dedicada a fabricación y comercialización de arcos de seguridad, esclusas, construcción en general, así como gestión de otras sociedades y tenencia e inversión de activos financieros. Proytecsa es propiedad de La Sociedad Miura Private Equity S.G.E.C.R., SA, compañía en la que participa José Miguel Abad, que había sido consejero delegado del Comité Organizador de los JJOO de Barcelona.
En el año 2018, Mena aparecía como gestor de intereses de Nightvision Lasers Spain. Esta empresa, propiedad de Jorge de la Torre, se dedica a al diseño y fabricación de equipos electrónicos y de optoelectrónica para usuarios militares y policiales. El 9 de octubre de 2018, Óscar Castella y Jorge de la Torre se reunieron durante hora y media con José Eduardo Riquelme, general chileno y director de Proyectos e Investigación del Ejército de Chile, para proveer de equipos a las Fuerzas Armadas del país sudamericano. Curiosamente, la empresa a la que Mena representaba se hizo con un contrato de 5,9 millones de euros (eso sí, a través de una filial llamada Technik Consulting Alvade) para proveer al Ejército español de monoculares de visión nocturna en el año 2015.