Marta Vizcaíno (33 años) es psicóloga forense, especializada en casos de agresiones y abusos sexuales. Sus informes psicológicos a presuntos violadores y abusadores, así como a sus víctimas, pueden ser determinantes para condicionar la condena del juez. Esta psicóloga barcelonesa ha trabajado en más de un centenar de casos. Recientemente, uno de sus informes influyó a favor de la absolución de un hombre, acusado de abusar de su hija desde los 3 a los 27 años. Las terapias que realiza con personas condenadas por delitos sexuales han logrado evitar la reincidencia en todos sus pacientes. Vizcaíno también es profesora de victimología y psicología jurídica en la Universidad Abat Oliva y en la Universidad Internacional de Cataluña.
¿Existe un patrón de conducta en un agresor o abusador sexual?
No hay un perfil. Pueden ser personas con un trastorno antisocial de la personalidad, que consuman tóxicos, personas impulsivas, con baja autoestima, inseguridad y que hayan sido víctimas de un abuso de pequeños. También pueden haber vivido conductas negligentes en el pasado, por ejemplo, que hayan aprendido el sexo de forma anómala. Puede ser que, durante la infancia, hubieran visto a sus padres practicando sexo, o que los padres les hayan facilitado material pornográfico.
¿Qué factores pueden reducir la posible condena de un agresor sexual en un juicio?
La intoxicación plena por consumo de tóxicos, una adicción al sexo muy bien justificada, un trastorno psicótico (es habitual que esté inducido por sustancias), un trastorno bipolar, o bien que el autor tenga algún tipo de retraso mental. Los trastornos de personalidad y las desviaciones sexuales, como las parafilias, no sirven para atenuar las penas.
¿Un presunto violador puede ver reducida su condena si ha consumido drogas?
Sí. Tiene que estar muy bien acreditado, una prueba de cabello, por ejemplo, o que sea un consumidor habitual. También me he dado cuenta que los traumatismos craneoencefálicos en los agresores atenúan la pena. Me he encontrado con muchos casos en que el autor sufrió un accidente de tráfico y el golpe le afectó el lóbulo frontal. Estas lesiones desinhiben sexualmente. Tuve un caso de un hombre que abusó de 13 niños y que se enfrentaba a 350 años de cárcel. Finalmente, la sentencia se redujo a 40 años.
Debe ser difícil explicar esto a la familia de la víctima.
En un juicio me tuve que ir corriendo. Desde la piel de los padres de los 13 niños abusados puede ser incomprensible. Puede dar mucha impotencia. Es cierto que tenía una base biológica y es lógico que las familias no lo puedan entender, pero es así.
¿Hay otras circumstancias que puedan provocar desinhibición sexual?
Los inicios de demencia y alzhéimer también la producen. Hay bastantes casos de este tipo. Recuerdo un hombre, de 56 años, con demencia que tocó a dos prostitutas en la calle. Se pudo comprobar su demencia y evitó la cárcel. Las personas epilépticas también pueden tener estas conductas.
¿Qué papel juega haber sido víctima en la actitud de un posible delincuente sexual?
Es muy importante. No significa que todas las personas abusados vayan a abusar de alguien, pero sin un buen tratamiento y una detección a tiempo, estas personas pueden llegar a interiorizar el abuso como algo normal y que lo incorporen en su desarrollo psicomadurativo. El tratamiento es importante para detectar un abuso pasado y que entiendan que estas conductas son patológicas, que no son normales.
¿En qué consisten sus terapias?
Ahondamos en la infancia del agresor, que habitualmente tiene mucho bloqueo. No les gusta hablar de la infancia y tampoco justificar lo que han hecho con conductas previas. Mi tarea es ir desbloqueando el pasado y explicarle de dónde vienen sus conductas. Me centro en conocer cómo han aprendido la sexualidad, su percepción de las mujeres, de la víctima.
¿Qué porcentaje de pacientes reinciden?
Normalmente el proceso penal, el susto que conlleva, hace que no vuelvan a reincidir. Es cierto que algunos siguen teniendo esta inclinación, un impulso. A veces no se pueden reprimir. Hay agresores que tienen trastornos parafílicos, es decir, que solo se excitan de una determinada manera. Lo que les preocupa es adaptarse bien a la sociedad. En mi caso, ningún paciente ha reincidido.
¿En qué casos realizas las terapias?
Mis pacientes son personas que normalmente no entran a prisión gracias a un acuerdo con el juez en el que, de manera voluntaria, aceptan iniciar un tratamiento psicológico. Como perito durante el juicio recomiendo tratamiento.
Protesta este viernes en Nou Barris donde un hombre fue arrestado el jueves por una doble violación.
¿Reconocen el delito?
Sí. Tienen que hacerlo para iniciar el tratamiento. Es cierto que lo minimizan. Dicen: “Bueno, tampoco ha sido para tanto”, pero tienes que sacarles la empatía. La falta de empatía es bastante habitual. Deben conectar con la realidad, ponerse en la situación del otro.
¿Cuánto puede durar un tratamiento?
Un año o dos. Mantengo mucho el contacto con ellos, lo piden. A veces, como ahora en Navidad, se sienten inestables con el reencuentro con menores y piden hacer algunas sesiones más. He llevado muchos casos de descarga y difusión de pornografía infantil con padres de familia. Los jueces piden un tratamiento muy exhaustivo. En ocasiones, tienen hijos de la misma edad que los niños que ven en los vídeos. Esos casos requieren mucho seguimiento.
¿Cómo lo vive la familia?
Son delitos muy etiquetados, el apoyo es complicado. Hago sesiones con las parejas y les explico de donde vienen las desviaciones sexuales. Este tipo de personas que consumen pornografía infantil no siempre son pederastas. Pueden tener esa inclinación pero no cometer actos. En estos casos es importante explicárselo a las familias porque se asustan mucho. La mitad de parejas se terminan rompiendo.
¿Es partidaria de la castración química?
Primero se debe intentar un tratamiento. La castración es irreversible y para hacerla se necesitan muchos informes y justificaciones. Algunos pacientes míos lo han pedido, pero se lo han denegado. Dicen que no pueden controlarse, es su voluntad.
¿Actualmente se dan más casos de agresiones sexuales?
Muchos más, también hay muchas denuncias falsas. Las sentencia son muy duras y a los abogados les da miedo ir a juicio, sobretodo desde el caso de La Manada. Hay más sensibilización y la gente ahora quiere hablar
¿Por qué cree que se reproducen ataques similares al de La Manada?
Los agresores cogen ideas de lo que ven en los medios de comunicación. Ocurre lo mismo con los suicidios.
¿Qué se puede mejorar en la prevención?
Más charlas de sexualidad en los colegios, explicando aquello que es anómalo. En las escuelas crecen los delitos sexuales por internet como el sexting y el grooming. Existen casos de menores que extorsionan a otra menor con imágenes suyas y le terminan pidiendo demandas sexuales. A menudo, cuando hago charlas me encuentro con uno o dos casos de abusos. Los menores no identifican lo que les pasa hasta que no ven los síntomas.
¿Cuál es el perfil de estos chicos abusadores?
Muchos han recibido abusos y también acoso escolar. En algún momento han sentido algún rechazo y aprenden la sexualidad a través de la pornografía. Esto ocurre a una edad más temprana.
¿Hay algún caso que le haya llamado la atención especialmente?
Hace poco realicé un informe psicológico en un caso de un hombre acusado de abusar a su hija durante más de 20 años. Se enfrentaba a 40 años de prisión y fue absuelto. Pudimos demostrar que la chica tenía un trastorno disociativo. La joven denunció a su padre por abusos aunque dijo no recordar nada de lo que le había pasado desde los 3 años hasta los 27. Tenía estres postraumático y trastornos en la conducta alimentaria y, recomendada por su tía, que era psicóloga, realizó muchas terapias que le indujeron a creer que había sufrido un abuso. Una mala terapia puede inducir a generar recuerdos que no son reales. El acusado me dio las gracias cuando se dictó sentencia pero me dijo que no estaba contento. Lo que quería era recuperar a su hija.