Los clubs cannábicos tienen que estar en Barcelona alejados de cualquier centro educativo reglado. El Plan especial urbanístico para la ordenación territorial de los clubs en Barcelona solo hace referencia a la distancia que uno de estos establecimientos tiene que estar lejos de una escuela de educación obligatoria. La síndica de greuges de la ciudad, Maria Assumpció Vilà opina que el Ayuntamiento se quedó corto regulando y pedirá un cambio para ampliar la normativa.

El artículo seis del citado plan urbanístico establece dos distancias mínimas en las que no puede abrir un club cannábico si hay cerca un centro de educación obligatoria, centros de atención y seguimiento de drogodependencias, y suelos calificados de equipamiento comunitario y de vivienda dotacional. La distancia es de 150 metros en cascos antiguos, como el de Ciutat Vella o Gràcia, mientras que en el resto de la ciudad el mínimo establecido es de 100 metros.

193 LOCALES EN BARCELONA

En el caso de los centros educativos, la normativa municipal no incluye a las guarderías ni a los centros de Formación Profesional ni de Bachillerato. Éste es el caso, por ejemplo, de los vecinos del número 67 de la calle del Marquès de Sentmenat, donde puede abrir uno de estos locales para fumadores a menos de 100 metros de un centro de Formación Profesional, explica la síndica. En conversación con Metrópoli Abierta, un vecino de la finca, Salvador Julve, criticó que el Ayuntamiento no proteja a toda la juventud. 

La síndica dice que se ha reunido con vecinos de fincas de Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia y Sant Andreu. Dos de ellos ya han formalizado las quejas a la defensora del pueblo barcelonesa, que ha decidido abrir una actuación de oficio para pedir el cambio de normativo. “Creemos que la normativa tiene que hablar de centro educativo reglado, no de centros de educación obligatoria. En una escuela de Formación Profesional encontramos adolescentes que tienen las mismas edades que los alumnos de instituto y pueden encontrarse en la misma situación de vulnerabilidad", argumenta Vilà.

A finales de 2019, la ciudad contaba con 193 clubs cannábicos y, al menos, está previsto que abra otro en la calle de Còrsega, 476, muy cerca de donde vive Ada Colau. Recientemente, los vecinos de otro club cannábico, en el pasaje de Marimón, se levantaron en pie de guerra, y a finales del pasado año, la movilización vecinal paralizó la apertura de otros de estos locales en Sarrià-Sant Gervasi.

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