La regulación de los locales de cannabis en Barcelona está pendiente de un recurso judicial que lleva coleando dos años. “Con Xavier Trias de alcalde, aprobamos unas normas muy claras y pusimos distancias entre locales para regular la proliferación. Lo dejamos todo muy bien acotado, pero en el 2016, Ada Colau lo cambió todo”, explican a Metrópoli Abierta fuentes de JxCAT.

Ahora, las alarmas han saltado porque desde el partido independentista reconocen que el Ayuntamiento ha perdido el control de este sector. “Muchos de los clubs que hay en Barcelona son legales, pero hay otros donde han llegado mafias extranjeras donde venden no sólo marihuana, sino otras drogas. Y eso es un problema”, señalan estas fuentes. Estas críticas son compartidas por vecinos de algunos de los clubs cannábicos, varios de cuyos representantes lo expusieron en el último pleno de distrito de Les Corts.

Hay otro problema: algunos de los clubs son frecuentados por mensajeros de dos empresas de transportes rápidos, que sólo están unos minutos dentro de los locales. Ello lleva a sospechar que lo que se hace es repartir marihuana a domicilio, lo que sería una vulneración de la ley, ya que la droga sólo puede consumirse dentro de estos locales y no puede salir fuera.

CON MÁS SUSTANCIAS ADICTIVAS

Iván Condés, representante de JxCAT, explica a Metrópoli Abierta que lo que quiere su formación “es abrir un debate no sólo sobre la ordenanza urbanística, que se incumple, sino también la de salud, porque los clubs son un problema de salud. No queremos que montar un club de estas características sea una fiesta. En estos momentos, según algunas estimaciones, existen entre 177 y 180, aunque algunos elevan la cifra a 200. Y algunos clubs venden marihuana con más THC del debido, que es la sustancia que causa más adicción. Por eso nos preocupa que pueda enganchar a adolescentes. A los jóvenes se les ha de proteger”. El THC es el tetrahidrocannabinol, el principal componente del cannabis. Tiene efectos analgésicos y psicotrópicos.

Condés relata que no está a favor de la prohibición. “Posiblemente, optar por la prohibición produciría un efecto contrario. Pero sí hay que endurecer los criterios, especialmente para proteger a los menores”. Vecinos de Les Corts, por ejemplo, se quejan de que en un radio de 400 metros existen 11 clubs cannábicos. Y, además, están cerca de un colegio.

LAS CONDICIONES PARA TENER UN CLUB

El representante de JxCAT explica los tres puntos principales que su grupo quiere llevar a discusión en la cúpula del Ayuntamiento: primero, vetar la entrada de grupos extranjeros en el negocio de los clubs cannábicos. “Que quien tenga un local de esta clase sea poseedor de un DNI, con lo que se controlaría mejor el sector”; en segundo lugar, vetar la entrada a menores en los clubs; y tercero, trasladarlos a un polígono industrial, porque, de esa manera, “no produciría molestias a los vecinos y a los menores les sería más difícil acceder, ya que necesitarían coche particular para llegar hasta allí y al ser menores de edad no tienen carnet de conducir”.

Tarros de cannabis / FEDCAC



En el último pleno de Les Corts, los planteamientos de JxCAT fueron asumidos por todos los grupos excepto por los comunes, que se abstuvieron en la votación mientras que todos los demás partidos votaron a favor. “Conseguimos romper el gobierno municipal, porque comunes y PSC votaron diferente. Lógico, porque a los de BeC esto del porro les hace gracia, mientras que el PSC lo ve con distintos ojos y coincide más con nuestros posicionamientos”, ironizan desde el partido independentista.

A LA ESPERA DE UNA SENTENCIA

El Ayuntamiento, sin embargo, no hará nada de momento. De hecho, en una sentencia de marzo del 2019 sobre la regulación de clubs cannábicos de San Sebastián, el Tribunal Supremo admitió que el consistorio no tenía competencia municipal porque su normativa urbanística vulneraba el principio de jerarquía normativa y las competencias atribuidas al Estado. Y a Barcelona le puede pasar lo mismo.

En la capital catalana hay otro procedimiento en marcha también muy importante: la ordenanza municipal de urbanismo, que determina la distribución de los clubs, fue impugnada por la Asociación Green Medical BCN. En junio del año pasado, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) anulaba varios de los artículos del plan especial urbanístico de 27 de mayo de 2016, con el que Colau regulaba estos locales. Esta sentencia se encuentra recurrida en casación. “El Ayuntamiento está pendiente de la sentencia y hasta entonces tiene la excusa para no moverse”, critican desde la oposición. Pero, mientras los tribunales deliberan, los vecinos se quejan de las molestias que les producen algunos locales.

No es para menos: “La normativa muy laxa y llena de vacíos legales. Todo lo basan en la normativa. En Marquès de Sentmenat 67, donde han abierto un club cannábico hace un mes, el rellano de la escalera, la propia escalera, el ascensor, el terrado, los primeros pisos… entra el olor en casa. O sea, respiramos marihuana contra nuestra voluntad. Y hay niños pequeños. Tenemos que soportar la injusticia que estamos viviendo. Ustedes, señores del Ayuntamiento, tienen un informe técnico desfavorable. También tienen los informes de muchas visitas de la Guardia Urbana contrastando el fuerte olor, pero sigue funcionando el club. Todos tragando droga y ustedes no intervienen”, se dolía Joan Massana, representante de los vecinos ante el pleno del distrito. Pero, por lo que parece, los malos humos del consistorio no se disiparán hasta que los tribunales digan alguna cosa.

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