Barcelona ha amanecido este lunes en la fase 0,5 de la desescalada, un nuevo escenario que pretende, entre otras cosas, favorecer al comercio permitiendo las compras sin necesidad de cita previa como ocurría desde el 4 de mayo. En el centro de la ciudad, en el distrito de Ciutat Vella, tiendas y comercios han reaccionado de manera muy tímida y solo unos pocos se han atrevido a abrir sus locales.
Las persianas cerradas han sido la tónica general durante toda la mañana. En el exclusivo paseo de Gràcia, apenas una decena de tiendas de ropa abrían sus puertas por primera vez. A las 13 horas, el dependiente de una tienda de moda de caballero había recibido tan solo tres clientes. Otro comercio de ropa del grupo Inditex de grandes dimensiones había atendido a una veintena de compradores.
La otra cara de la moneda de la fase 0,5 la han protagonizado los comercios de proximidad en zonas menos turísticas de la ciudad como Sants-Montjuïc y Nou Barris, con la apertura de la mayoría de comercios. En toda la ciudad han abierto el 80% de los comercios de los principales ejes comerciales con una afluencia de clientes, eso sí, muy discreta. El presidente de Barcelona Comerç, Salva Vendrell, ha recordado en TV3 que los comercios pueden realizar descuentos, siempre que eviten las aglomeraciones.
DOBLE DE CLIENTES
La mayoría de las pocas tiendas del centro de Barcelona que han abierto este lunes lo han hecho por primera vez. El resto señala que la anulación de la cita previa les ha reportado el doble de clientes. Es el caso de una conocida zapatería de la avenida Portal del Àngel, donde los tres trabajadores han recibido a una treintena de clientes.
Una ciclista pasa por delante de una tienda abierta en el paseo de Gràcia este lunes / M.A
El tejido comercial que ha levantado la persiana ha sido básicamente el de las franquicias y grandes superficies. En algunos de estos negocios, con la persiana medio subida, realizaban tareas de limpieza y desinfección para abrir en los próximos días.
PEQUEÑOS EMPRESARIOS
Los pequeños empresarios han preferido esperar más. Es el caso de Ventura Joga, que regenta desde hace 23 años una tienda de ropa y complementos en una callejuela a unos pasos del Portal del Àngel. "Hoy estoy de prueba", dice aguantando la puerta. A pesar de su céntrica ubicación, por delante de su tienda no pasa casi nadie.
Como le ocurre a muchos pequeños negocios, depende de los turistas extranjeros, sin fecha de llegada. No tiene claro que su negocio sobreviva. Se queja que el dueño del local solo le ha perdonado una tercera parte de los 1.600 euros del alquiler mensual. Un problema que está afectando a muchos comerciantes del Raval y el Gòtic.
SUBIDA MUY SUAVE DE CLIENTES
En la calle Portaferrissa, la cifra de posibles clientes que han entrado en los comercios ha oscilado entre los 5 y las 15 personas en toda la mañana. "La gente se ha portado bien. Todo el mundo respeta las medidas de seguridad", comenta Manuel, dependiente de una tienda deportiva. Al lado, el único dependiente de una franquicia de ropa ha recibido a cuatro clientes, dos más que los que entraban la semana pasada con cita previa.
A pesar de la posibilidad de hacer rebajas, tras la polémica inicial por la prohibición por parte del Gobierno, Barcelona Comerç avisa de que muchos negocios no estarán en disposición de aplicar descuentos. Otros, con mucho género, sí que se "verán obligados", ha explicado Vendrell, el presidente de la entidad.