Óscar lleva dos años viviendo en el barrio del Raval y no puede más. Este vecino del distrito de Ciutat Vella lucha desde hace tiempo por que el Centro de Atención Sociosanitaria (CAS) Baluard, la narcosala situada en la avenida de Drassanes, se traslade a otro lugar. A pesar de las múltiples quejas, el Ayuntamiento de Barcelona "pasa" de sus súplicas y de las de cientos de vecinos que apoyan la causa.
"La situación se ha vuelto insostenible", cuenta a Metrópoli Abierta. "Desde hace un tiempo la sala está sobrepasada y sus usuarios se pinchan –con el material que se les ofrece en el interior, pero sin la supervisión necesaria–, hacen sus necesidades, ensucian y generan un clima de inseguridad y peleas por la zona limítrofe del equipamiento municipal", lamenta el impulsor de la cuenta de Twitter Plataforma de traslado o disolución de la narcosala Baluard.
OVERBOOKING EN LA SALA BALUARD
Según los vecinos del Raval sur, los recientes desalojos de los narcopisos del Raval han generado un efecto llamada en las calles contiguas de la sala Baluard. Los exteriores del centro municipal se han convertido en un punto de venta de sustancias estupefacientes y de consumo inyectable de ellas, debido a la insostenible demanda que hay en su interior: "está desbordada, no conocemos los datos reales, aunque los hemos pedido y no se los han dado", confirma el denunciante.
Según ha podido saber este medio, tan solo de 7.00 a 11.00 horas de la mañana un trabajador municipal recoge ni más ni menos que 120 jeringuillas en el parque en el que se encuentra situado el equipamiento sociosanitario. Una cifra escalofriante teniendo en cuenta que la sala de venopunción tiene un horario de 7.00 a 22.00 horas durante los 365 días al año.
NO CUMPLE CON LA FUNCIÓN NARCOSANITARIA
Los vecinos de Drassanes aseguran que la narcosala del Raval ya no cumple con ninguna función narcosanitaria y que da "más problemas que soluciones". "Los habitantes nos despertamos con los gritos de las peleas entre usuarios a primera hora de la mañana; los ancianos de los bloques de pisos de la zona tienen miedo a salir a la calle y los que son padres mantienen a sus hijos alejados de los parques más cercanos para evitar que se pinchen y contraigan alguna enfermedad con las jeringuillas que hay por el suelo", claman.
Uno de los portavoces del vecindario confirma a este medio que la aparición de diferentes grupos de personas ha sido la hecatombe del barrio: "en poco tiempo ha habido un aumento de menas, subsaharianos y argelinos en la narcosala y sus alrededores". Es por eso que los vecinos, los empresarios y los hoteleros de la zona han emprendido una lucha para que el Ayuntamiento de Barcelona traslade la narcosala a otro punto de la ciudad.
El conjunto de personas que está en contra del CAS Baluard la describen como "un tumor maligno" que "degradará del todo el barrio del Raval si no se extirpa". Ratifican que las narcosalas más próximas no tienen ni la mitad de usuarios que esta y que tampoco cuentan con un horario tan amplio. Los vecinos confirman que los trabajadores de la sala "reparten jeringuillas por doquier" y que hay drogodependientes que llegan a pincharse "hasta tres veces al día". Por último, destacan que "falla el modelo sociosanitario", puesto que "solo el 1% de los consumidores se adhiere a un programa de desintoxicación".
EL AYUNTAMIENTO ESQUIVA EL PROBLEMA
El pasado 22 de junio un grupo de vecinos de Raval sur consiguió una reunión telemática con diversos miembros del consistorio. En esta estuvieron presentes siete representantes del barrio, varios técnicos de la administración barcelonesa, consejeros de los dos partidos que gobiernan el ayuntamiento, una técnica sanitaria y representantes de la Guardia Urbana y los Mossos d'Esquadra.
Durante el encuentro virtual los vecinos plantearon el drama contra el que lidian a diario. A pesar de haber mandado quejas y todo tipo de pruebas gráficas, "ningún miembro del Ayuntamiento de Barcelona fue preparado, ni ofreció propuestas o soluciones", han confirmado algunos de los presentes.
MEDIDAS ABSURDAS
Óscar, el representante vecinal, relata que la técnica sanitaria del consistorio aseguró durante el concilio que "todo estaba bien en la narcosala" y que los trabajadores del equipamiento "no permitían entrar a los usuarios más violentos en la narcosala y que por eso se formaban peleas en el exterior".
Los agentes de la Urbana también se justificaron afianzando que hay una patrulla estática en las puertas de la narcosala, que según los vecinos de Drassanes "no sirve de nada, ya que limpia los alrededores y desplaza los problemas a las calles colindantes, expandiendo la problemática por el Raval".
Dos personas drogodependientes pinchándose heroína en las calles colindantes de la narcosala del Raval / CEDIDA
RESPUESTA DEL AYUNTAMIENTO
Once días después del encuentro con el Ayuntamiento de Barcelona todo sigue igual en las inmediaciones de la sala Baluard. Ante la pasividad del Ayuntamiento, algunas personas se han visto en la obligación de pedir ayuda, de extranjis, a otros miembros del consistorio. Estos les recomiendan que se dirijan a la comisionada de Salud y de Diversidad Funcional de la administración barcelonesa, Gemma Tarafa, quien, supuestamente, estaría en contra del traslado de la narcosala.
Según confirman los vecinos a este medio, el pasado 3 de julio recibieron una misiva por parte del consistorio con la que no quedaron nada contentos. El Ayuntamiento proponía reforzar la seguridad con más patrullas de la Guardia Urbana, vigilancia del tráfico de sustancias a cargo de los Mossos d'Esquadra, atender a los requerimientos del CAS Baluard con urgencia, mejorar la limpieza de la zona y evitar dar comida a los usuarios en las afueras y hacer un seguimiento más exhaustivo de la problemática, entre otras propuestas.
LOS VECINOS RECLAMAN "SOLUCIONES REALES"
Los vecinos de Raval sur no se han mostrado de acuerdo con la oferta del consistorio barcelonés. Han denunciado que el Ayuntamiento de Barcelona no ha actuado a tiempo y que "su desidia ha sido alarmante". En una carta, que en los próximos días mandarán al ejecutivo barcelonés, plantean que las propuestas que proponen ya se han aplicado en otras ocasiones y que no han tenido un resultado eficaz. También aseguran que la "solución real" será el traslado del centro a un lugar que no tenga el impacto que tiene donde está –junto con los narcopisos colindantes en calles de Om y Sant Bertrand– con los que "sea crea un círculo vicioso que se retroalimenta".
Los vecinos también reclaman la "clausura del espacio en el que se sitúa la Seguridad Social con una verja de manera inmediata, una patrulla fija perimetral a pie aparte de la estática en la plaza de la narcosala" y la reducción de aforo y horario de la misma. Por último, exigen la instalación de cámaras de videovigilancia para controlar el tráfico de drogas que hay en las calles ya citadas, para identificar a los sujetos que cometen delito de robo, violencia y hurto. Aunque, desconfían que se haga el seguimiento urgente que reclamaron a la administración barcelonesa.
Metrópoli Abierta ha intentado ponerse en contacto, en múltiples ocasiones, con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona para pedir explicaciones. Ha sido imposible establecer cualquier tipo de comunicación con el departamento o alguno de los miembros del organismo.
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