El personal municipal de los servicios sociales está descontento con la organización de estos servicios y reclama medidas para paliar tanto la sobrecarga de trabajo de los empleados del sector como la obligatoriedad de que el Ayuntamiento les ponga las herramientas necesarias para poder teletrabajar sin que tengan que poner los propios trabajadores sus medios personales para ello. El programa que la alcaldesa, Ada Colau, puso en marcha bajo el lema de L’impulsem, que debería significar la dignificación y el relanzamiento de los servicios sociales acabó siendo una quimera. Los sindicatos han hecho suyo el lema De l’impulsem a l’enfonsem. Para ello, enumeran toda una ristra de irregularidades y carencias.

Un escrito de los sindicatos CCOO, CGT e Intersindical-CSC arremete contra el consistorio por “la falta de planificación ágil, preventiva y ejecutiva respecto de las necesidades reales de los diferentes barrios de la ciudad”. Advierten de las “carencias estructurales de los servicios sociales básicos y acusan al Ayuntamiento de inacción. “Los equipos están desbordados y el trabajo se desdibuja, el acompañamiento integral y la promoción de la autonomía personal quedan cada vez más lejos de nuestra tarea y los riesgos psicosociales asociados a nuestro trabajo están alcanzando límites insoportables”, subrayan en el escrito.

FALTA DE SEGURIDAD Y DE LIMPIEZA

La plantilla de los servicios sociales municipales, aseguran, tiene un “sobredimensionamiento de trabajo presencial” y hay graves deficiencias y “negligencias en la gestión de los confinamientos, bajas e incorporaciones de personal,”, así como “constantes faltas de seguridad y limpieza en varios centros”.

Explican los sindicatos que “a la plantilla se le ha pedido desde el inicio de la pandemia la dedicación necesaria para atender, frenar y contener los efectos inmediatos de ésta, agravados por los índices de pobreza y precariedad que ya se padecen en la ciudad. Creemos firmemente que la ética y la vocación profesional de la plantilla han estado siempre por delante de cualquier otra consideración y la plantilla ha demostrado estar a la altura muy por encima de una organización que no ha sabido articular las respuestas necesarias ni hacia su plantilla ni hacia la ciudadanía”.

UTILIZANDO EL TELÉFONO PROPIO

Se quejan los representantes de los trabajadores de que el Ayuntamiento ni tan siquiera facilitó ni tuvo la voluntad de facilitar “las herramientas telemáticas en los servicios esenciales”, aunque afirman que se han atendido otras necesidades no imprescindibles. Esto quiere decir, por ejemplo, que muchos trabajadores que han realizado teletrabajo tuvieron que utilizar (e incluso siguen utilizando) sus propios teléfonos o sus propios ordenadores para trabajar.

Así, los sindicatos le dejan un regalo envenenado a Ada Colau, a la que sibilinamente la acusan de ser muy aficionada a campañas de publicidad en prensa. “Nos sorprende la celeridad y facilidad con la que se pueden organizar y contratar campañas publicitarias y conciertos, pero lo dificultoso que es dotar a los profesionales de los medios necesarios para hacer su trabajo y poder atender a la ciudadanía más vulnerable”, ironizan aludiendo al Concierto de las Terrazas al que Colau quería aportar 250.000 euros de manera urgente para que lo organizase Jaume Roures. Al final, ese concierto se tuvo que suspender en el mes de mayo ante el escándalo que suponía su realización y tras la negativa de algunos de los participantes al ver que era un acto propagandístico municipal.

FALTA UN PROTOCOLO PARA LA INFANCIA

Ese afán publicitario contrasta con la ralentización de los temas sociales y su resolución. “Especial preocupación nos produce, después de seis meses, la falta de un protocolo Covid de atención a la infancia en los servicios que trabajan en ello (EAIA, SSB, Educadores de Escuelas, SARA, ECEIA…) pese a pedirlo reiteradamente y ser necesario desde los primeros momentos de atención presencial, que no ha cesado nunca en varios de estos servicios”.

Ante las deficiencias denunciadas, los sindicatos exigen que se dote urgentemente de recursos telemáticos y telefónicos al 100% de la plantilla de los servicios sociales esenciales, así como “la compensación con carácter retroactivo por el uso de las herramientas personales, que todavía hoy se está llevan a cabo”. Por otro lado, se reclama “un protocolo Covid de atención a la infancia y adolescencia, una compensación a los profesionales con jornada reducida que han hecho jornadas completas en la segunda quincena de marzo, el respeto escrupuloso de los derechos laborales, la definición urgente del teletrabajo a realizar, un plan de emergencia habitacional que incluya un fondo extraordinario para el pago de alquileres y realquileres desde los servicios sociales a personas y familias en situación extrema o una mesa técnica de emergencia con los trabajadores para estudiar los posibles escenarios de futuro.

POR LA PARADA TECNOLÓGICA

Pero eso son sólo una parte de las reivindicaciones: también piden la adecuación y racionalización de los servicios básicos y los recursos asignados, la contratación urgente de personal técnico y administrativo, incluyendo psicólogos, la cobertura para las bajas que excedan de 15 días, el incremento del complemento de atención a los profesionales de la unidad administrativa, que se elimine de la sobreprogramación de entrevistas de primera atención para bajar la incidencia de la ansiedad, que se elimine el turno back office presencial durante la semana de teletrabajo del personal administrativo, la implementación de un protocolo específico de prevención de riesgos para los educadores de escuela, o el reforzamiento del servicio de limpieza durante toda la pandemia.

Los sindicatos han realizado un sondeo entre los trabajadores de los servicios municipales de servicios sociales y el 72,6% de los mismos está a favor de realizar una “parada tecnológica”, que significa no utilizar los medios propios para hacer el trabajo a distancia. La mayor parte se decanta también por hacer esa protesta de manera indefinida. El 48,7% está también a favor de hacer una huelga del sector para protestar por la situación (el 34,8% está en contra y el 16,5% se abstuvo). En este caso, el 42,3% se decanta por que la huelga sea de sólo 3 días, mientras que el 37,8% está a favor de una sola jornada de huelga y el 19,6% apuesta por realizar esa huelga durante una semana.

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