Hasta ocho veces se personó la Guardia Urbana en la casa Buenos Aires de Vallvidrera –ahora a punto del desalojo– por las fiestas nocturnas de los okupas, que molestaban a los vecinos. Pero en ninguna ocasión multó o identificó a nadie. El Ayuntamiento de Barcelona se defiende y asegura que "no se pudo".

"El cuerpo de policía elaboró un informe sobre la actividad observada, pero no se pudo indentificar a los ocupantes. Asimismo, se levantó acta de inspección y denuncia para comunicarlo al Distrito", explicó este miércoles Albert Batlle, teniente de alcalde de Prevención y Seguridad, en la comisión de Presidencia.

Según otra fuente municipal consultada por Crónica Global, los okupas ruidosos se libraron cada vez de las multas porque "no se puede consultar el censo para denunciar". Apunta también a la responsabilidad de los Mossos d'Esquadra para investigar este tipo de delitos. Algo que la policía catalana rechaza: tanto el Ayuntamiento como la Guardia Urbana podían consultar el padrón para identificarlos en caso de posibles delitos de "obstrucción o de dificultar la acción inspectora".

Además, la policía catalana recuerda que siempre queda la opción esperar fuera de la casa para interponer las multas cuando salgan. "Montar controles a la salida es algo que se hace habitualmente con algunas fiestas. A medida que van saliendo los asistentes, se les identifica y multa", confirman al mismo diario fuentes de los Mossos.

"PERMISIVIDAD" CON LOS OKUPAS

Aunque desde el consistorio, la oposición apunta a la "permisividad" de Ada Colau y Jaume Collboni respecto a los okupas de la casa Buenos Aires. Un caso por el que está imputada Janet Sanz, teniente de alcalde de Urbanismo, acusada de prevaricación al impedir al dueño del inmueble que construyese un hotel en el mismo.

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