Erwin Triebels es de los pocos rostros visibles del mundo de los bicitaxis. Es el dueño de Pura Vida Rikshaw Tours, una de las dos empresas que se dedica a enseñar Barcelona a los turistas a través de estos triciclos, actualmente en el punto mira del Ayuntamiento. El teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, anunció hace una semana su intención de prohibir estos vehículos. El empresario quita hierro a las declaraciones y las atribuye a una estrategia política. Aunque está convencido de que el consistorio no tiene herramientas legales para cumplir con lo prometido, quiere resucitar una antigua asociación para frenar su extinción e insistir en una vieja reivindicación: una ley u ordenanza que regule el sector.
Triebels personifica un sentimiento repetido entre los conductores y los dueños de los vehículos que trabajan con todos los papeles en regla. Denuncia que el consistorio mete en el mismo saco a las conductores ilegales y al resto de conductores autónomos y empresarios como él que alquilan sus vehículos a estos riders. "Nos tratan como a criminales. Batlle ha empezado un proceso para criminalizar al sector y la Guardia Urbana está encima nuestro todo el día", explica.
MULTAS SIN PAGAR
La policía barcelonesa ha realizado una intensa campaña para inspeccionar y sancionar a los bicitaxis irregulares. En muchos fines de semana, la Guardia Urbana informaba de entre 100 y 200 denuncias. Los agentes detectan a conductores sin cuota de autónomo y, por tanto, ilegales. En este caso sancionan a los conductores y envían el triciclo a un depósito municipal. Muchas multas caen en saco roto y no se pagan. Así lo explica el administrador de esta pequeña empresa. "Muchos conductores no tienen papeles, no tienen cuenta bancaria y, por tanto, nunca pagarán la multa". Los vehículos, además, vuelven a circular con relativa rapidez después de que el dueño del triciclo abone los 150 euros que pide el consistorio. "Sale rentable. Es más barato que la cuota que pagan los conductores autónomos".
La policía también multa a los conductores que operan siguiendo las normas, como los riders que pedalean encima de los seis triciclos de Triebels. Los agentes les castigan, generalmente, por pararse a buscar clientes en lugares no autorizados. Solo hay dos lugares donde se les permite esperar a clientes: la plaza Antonio López, en la esquina entre paseo de Colón y la vía Laietana, y en una zona de la calle de Wellington cercana al tranvía. "Multan en cualquier lugar, incluso enfrente de la Pedrera", se queja. Algunos puntos son especialmente calientes con más vigilancia como la Sagrada Familia y la Catedral, pero también son lugares jugosos debido a la alta concentración de potenciales clientes.
INSPECCIÓN DE LA DGT
Para este empresario la solución a la situación del sector pasaría por la elaboración de una ley en la Generalitat. Propone que la Dirección General de Tráfico (DGT) regule las condiciones técnicas de los triciclos. Una nueva ley, sigue, ahuyentaría más a los conductores irregulares y se podría limitar el número de vehículos a los que se da licencia. Actualmente, el Ayuntamiento solo concede el registro del vehículo, pues al carecer de una normativa no puede otorgar licencias de actividad.
David, un conductor que lleva siete años pedaleando sobre su triciclo, también reprocha la supuesta inacción del equipo de Ada Colau para la regulación del sector. "Hemos tenido muchas reuniones donde les hemos enseñado normativas de Londres, Nueva York, Holanda... El problema actual lo han causado ellos", zanja. Este trabajador denuncia un "acoso" por parte de la Guardia Urbana contra todos los conductores. "Están todo el día acosándonos cuando está la ciudad llena de ladrones".
DERRAME CEREBRAL
El pasado martes 14 de septiembre, Kevin, un conductor de origen francés y afincado en la Ciudad Condal sufrió un derrame cerebral segundos después de un encontronazo con dos guardias urbanos. Carlos (nombre ficticio), otro rider, exculpa a los agentes, pero afirma que la policía "fue el detonante" del suceso.
Sobre las 15.00 horas la patrulla los paró en el paseo de Gràcia, enfrente de La Pedrera. "Éramos tres bicitaxis y en ese momento estábamos dando una pequeña explicación turística a los clientes. Kevin y otro conductor empezaron a quejarse y a alterarse. Yo intenté calmarles y los agentes, finalmente, se fueron sin multarnos. A la altura de la calle de Mallorca, empezó a convulsionar, lo sujeté para que no cayera al suelo y se desplomó", relata. El hombre, de 38 años y cuatro hijos, se encuentra en un coma inducido en el Hospital Clínic.
"EL AYUNTAMIENTO NUNCA HA ESCUCHADO"
Carlos cree que el Ayuntamiento hará "desaparecer" a los conductores y ponen en valor las rutas turísticas de estos triciclos. "Los turistas salen maravillados, les encanta ver la ciudad de esta manera. Cuando viene la policía y nos para, muchos se bajan porque piensan que somos criminales. Es una lucha y un estrés constante", cuenta.
Triebels explica que han existido múltiples intentos del sector para elaborar una ordenanza, pero que el consistorio jamás ha mostrado una voluntad real de llegar a un acuerdo. "Nunca nos escucharon. Ni el gobierno de Colau y tampoco ahora que gobierna con el PSC". Triebels está convencido de que la prohibición de los bicitaxis no es posible. "El Ayuntamiento es un poder ejecutivo y no legislativo. No tiene potestad. No pueden prohibir una actividad económica en la calle, a no ser que sea delictiva, como el tráfico de drogas".
UN TRANSPORTE "ECOLÓGICO Y SOSTENIBLE"
J.P, el nuevo propietario de la empresa Funky Cycle, también reclama un trabajo conjunto con el Ayuntamiento para desarrollar este modelo de empresa, "una oferta de transporte ecológico y sostenible para Barcelona. No hay que erradicarlo. Hay que saber diferenciar nuestros triciclos con las que representan una competencia desleal". Este empresario gestiona 40 bicitaxis, actualmente "secuestradas" por el consistorio desde hace dos meses, explica que ya ha acordado trabajar con dos asociaciones de migrantes y otras de personas adultas en dificultades.
Como sus colegas del sector, este holandés también lamenta la "mala fama" que tienen los conductores debido a la falta de regulación y a la actividad ilegal de muchos de ellos. Este verano apenas ha podido alquilar sus vehículos a los trabajadores que habitualmente las usaban debido al bloqueo burocrático en el Departamento de Movilidad. Después de que el antiguo dueño de la empresa dejara el negocio, quiso registrar los triciclos a su nombre. Desde entonces está esperando, cada semana con menos paciencia, a que se resuelva este trámite.