Seis años después, la T-Mobilitat no ha entrado todavía en vigor y acumula ya un sobrecoste de al menos 37 millones de euros. Del coste inicial de 58 millones, la inversión friega ya los 95 millones.
Así lo explica este lunes el diario ARA, que recuerda que el contrato con la unión temporal de empresas (UTE) SOC Mobilitat –formada esencialmente por La Caixa, Indra, Fujitsu y Moventia– se firmó en 2014 coincidiendo con el cambio de gobierno en Barcelona. La alcaldesa entrante, Ada Colau, quiso revertir el contrato para evitar, según dijo en aquel momento, que los datos personales de los usuarios acabasen en manos de empresas privadas. Las negociaciones llevaron finalmente a blindar la protección de datos, aunque se tuvo que indemnizar a las empresas por el retraso.
En 2016 se tuvieron que cambiar todas las máquinas validadoras para que pudiesen operar con la T-Mobilitat y el calendario volvió a echarse para atrás. Y en 2017, tras el 1-O, el ARA asegura que Indra dejó de trabajar por "la incertidumbre y el bloqueo empresarial". Entre 2018 y 2019 se comprobó que el proyecto –que era de 2014– había quedado ya desfasado para las nuevas innovaciones tecnológicas. "Es una empresa gigante que lo tiene todo subcontratado, no me extraña nada de lo que pasa", ha afirmado un extrabajador de la compañía al mismo medio. Finalmente, la pandemia de 2020 y 2021 ha retrasado de nuevo el calendario, ahora hasta 2022.
Unas cifras que contrastan con las publicadas por El País a principios de octubre. Según explica el mismo medio, los sobrecostes y gastos asociados se han disparado hasta los 115 millones de euros, más del doble de lo previsto inicialmente. Del total, 20,8 millones son en contratos paralelos.
ERROR DE SEGURIDAD EN LA WEB
En las últimas semanas, un error en la web que dejó al descubierto datos de miles de usuarios ha vuelto a colocar a la T-Mobilitat en la palestra. Más de dos semanas después, la página continúa cerrada. Al mismo diario ARA, una fuente del sector de la movilidad expone que "si hubiesen intentado hacerlo peor, no lo habrían conseguido", en relación al conjunto del proyecto.
ABOCADA A UN NUEVO RETRASO
La T-Mobilitat, que se tenía que poner finalmente en marcha en enero de 2022, aunque está abocada a un nuevo retraso. Fuentes oficiales de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) indicaron a Metrópoli hace unos días que la fecha dada en junio por el entonces conseller de Territori i Sostenibilitat, Damià Calvet, no es válida. "Ahora mismo no podemos hablar oficialmente de ningún calendario", dice un portavoz del consorcio administrativo que preside la Generalitat y del que también forman parte el Ayuntamiento de Barcelona y el AMB.