El Ayuntamiento de Barcelona prohíbe desde 2020 la posibilidad de vivir en un barco amarrado en el Port Olímpic. Lo hace, concretamente, desde abril de ese año cuando el muelle –hasta ese momento gestionado por la Generalitat– pasó a manos del consistorio a través de la empresa municipal B:SM. En declaraciones a Metrópoli un portavoz se apoya en la Llei de Ports de la Generalitat y el reglamento interno del muelle. "Las personas que ahora viven no deberían seguir haciéndolo", deja claro.
Actualmente, viven un mínimo de 30 personas en el embarcadero, según dos de los inquilinos. Todos ellos deberán abandonar, tarde o temprano, el puerto, según señalan las mismas fuentes municipales. Oficialmente, 44 barceloneses viven empadronados en barcos amarrados en el Port Vell, Reial Club Marítim y Port Olímpic, según datos del consistorio. La administración no concreta cuantas personas viven en el Port Olímpic, el único gestionado públicamente, aunque se cuentan por decenas. Entre los inquilinos de este muelle hay familias con menores y personas que llevan décadas viviendo sobre el lento oleaje del muelle.
B:SM: "HABLAREMOS CASO POR CASO"
El consistorio no concreta si expulsará a las personas que residen en los barcos, aunque ese es el mensaje que da a entender el mismo portavoz. "Se hablará individualmente con las personas para encontrar una solución en beneficio de todos ahora que empiezan las grandes transformaciones del puerto", explica. Estos cambios –las obras para convertir el puerto en una zona familiar con negocios del mundo náutico– empezarán a ejecutarse este abril. Se prevé una inversión de 40 millones de euros que buscan dejar atrás la imagen de la inseguridad generada por las discotecas que suponían un foco de inseguridad con peleas y homicidios.
Astillero del Port Olímpic / GUILLEM ANDRÉS
A Marc (nombre ficticio) el Ayuntamiento le rechazó hace unas semanas la posibilidad de vivir en un barco amarrado al muelle. En su caso quería venir con su pareja y sus dos hijos pequeños. Apasionado del mundo de la vela, al que se dedica profesionalmebte desde hace 10 años, quiso arrancar un proyecto para navegar con clientes algunos días a la semana.
Tras un año trabajando en la idea de cambiar de vida y tomar la decisión de comprar un velero, se han topado con el portazo de B:SM. Primero le dijeron que el reglamento no permitía vivir en una embarcación. Cuando intentó amarrar otro tipo de nave solo por uso recreativo tampoco le dejaron. En un correo electrónico, el Port Olímpic lo dejaba claro: "Todos los contratos de amarrador en el Port Olímpic incluyen una cláusula donde se indica que no se pede hacer uso de vivienda o habitacional. Por tanto, el uso de la embarcación como vivienda no está aceptada en este puerto".
¿QUÉ DICE LA LEY Y EL REGLAMENTO?
El artículo 38 del Reglament Intern d'Explotació i Policia del Port Olímpic de Barcelona especifica: "Las embarcaciones amarradas en el Port Olímpic no podrán ser destinadas a uso habitacional, residencial o hotelero. Excepcionalmente y mediante petición justificada, B:SM podrá autorizar expresamente la estancia dentro de las embarcaciones para comer y dormir durante un periodo que exceda las 72 horas acumuladas en un período de 7 días y con una duración máxima de ocho meses naturales". Este reglamento se elaboró recientemente, en octubre de 2021.
La Llei de Ports de la Generalitat de 2019 no es tan clara, pero advierte de que está prohibido el "uso de artefactos para usos habitacionales, residenciales, hoteleros o de otro tipo de usos y actividades turísticas, excepto en el caso de autorización expresa concedida por la autoridad portuaria". También añade que "el plan director urbanístico portuario puede establecer, además, otras limitaciones, requisitos o prohibiciones relativos al uso de las embarcaciones amarradas en el puerto.
MARC: LOS INQUILINOS DEL PUERTO LE DAN VIDA"
Marc pensó que su proyecto encajaba con la idea del muelle que está planteando el gobierno de Ada Colau, abierto a la ciudad y a un público más familiar. "Quería enseñar a mis hijos cómo es la vida en el mar y acercar este mundo a la ciudadanía. Mostrar a quien nos quiera escuchar que hay otras maneras de vivir", relata. En su argumentación, el patrón destacaba que las personas que viven en un puerto "no hacen más que darle vida. Generan una comunidad que crece con la interacción de todos los profesionales y que se asegura que el puerto esté cuidado. Al final, están cuidando su barrio". Solo obtuvo negativas.
Sobre este caso en concreto, el portavoz de B:SM argumenta que no hay amarres disponibles para el tamaño del barco que Marc necesitaba. Por otro lado este barcelonés se ha sentido engañado porque, según cuenta, se apuntó una lista de espera para conseguir un amarre que, un inicio, el consistorio les dijo que no existía.
Un hombre entra en un pantalán del muelle barcelonés este jueves / GUILLEM ANDRÉS
Este medio ha preguntado al Departament de Territori de la Generalitat si se permitía vivir en una embarcación cuando el govern gestionaba el muelle, pero al cierre de esta edición no ha obtenido una respuesta. Marc siente que ha sido víctima de una discriminación y solo lamenta "haber ido de cara" con la administración cuando les informó abiertamente que quería amarrar su barco para residir en él. "Al final es muy difícil demostrar que estás viviendo en una embarcación. Tampoco nadie va detrás tuyo. Tienen un reglamento, pero lo aplican a discreción cuando quieren", observa.