Roger Carles (30 años) tenía la maleta hecha en su cabeza desde hace una semana. Cuando este jueves tomó, junto a su esposa ucraniana, la decisión de huir de Kiev, la capital, empacar le llevó unos pocos minutos. Se llevó lo imprescindible, entre otras cosas, ropa, la documentación del piso comprado en 2019 y un único libro. A última hora de la tarde se presentaron en la embajada española, rellenaron documentos y se hospedaron en un hotel. "Hemos tenido suerte. Muchos han dormido en el suelo de la misma embajada con sacos", cuenta desde un autocar que avanza a paso de tortuga junto a miles de vehículos que huyen de la guerra. ¿Qué cuánto falta para llegar a Polonia? En siete horas hemos recorrido 20 kilómetros", explica a las 16.30 horas de este viernes.
El profesor de castellano e inglés interrumpe la entrevista con Metrópoli para observar con detenimiento a dos francotiradores que montan un fusil de precisión en un pequeño terraplén. "No es algo que se vea todos los días", se justifica después de fotografiar a los soldados. Hoy Roger está más tranquilo que el jueves, cuando las primeras bombas rusas empezaron a caer sobre diferentes ciudades del país. Desde el barrio de Sants, sus padres le piden desde hace semanas que huya del país del este y regrese a la capital catalana. "Saben que mi vida está en Kiev. Ahora, sin embargo, ya no sé si esto seguirá siendo así. Si todo va bien nuestra hija nacerá en dos meses. Queríamos que fuera aquí..." comenta.
LA EMBAJADORA Y LOS GEO
A pocos vehículos de distancia viaja la embajadora española Silvia Cortés Marín escoltada por media docena de policías del GEO (Grupo Especial de Operaciones) que también dan seguridad a Roger y a más de un centenar de españoles que abandonan el país. Hacia el personal diplomático no tiene quejas. "Quizá deberían tener más controlado quien vive en Kiev, pero han trabajado intensamente", observa.
El autocar ha salido de la capital a las 09.40 horas. Viaja unas 50 personas: españoles, sus familiares directos y ucranianos con pasaporte español. Su suegra no ha podido unirse al matrimonio. "La embajada solo permite a familiares de primer grado. Ella es enfermera en un hospital y hoy ha decidido ir a trabajar. Hace una semana dejó de cobrar, supongo que debido a los esfuerzos para la guerra". Su mujer es diseñadora gráfica y seguirá teletrabajando.
Unos asientos por detrás se escucha el llanto de una mujer. Deja a su marido que empuña un arma para defender a su país. Esta mañana, cuenta Roger, el ejército armaba a civiles. "Es el peor escenario porque el conflicto se prolongará. Creo que la mejor decisión que puede tomar Ucrania es negociar una rendición y minimizar la cifra de víctimas civiles". Ucrania ha anunciado este viernes que está dispuesto a negociar una neutralidad de su territorio –es decir, una posible renuncia a entrar en la OTAN– con tal de conseguir la paz".
RODEADO DE OBJETIVOS ESTRATÉGICOS
Roger vive cerca de un hospital, una academia militar y una escuela de aviación. Objetivos estratégicos. Alguien le ha contado que esta mañana, en una de las plazas de Solomianskyi, su barrio, el ejército ha colocado una batería de misiles antiaérea. También se han escuchado disparos y un ataque dirigido a una base de inteligencia de seguridad ha alcanzado también a un bloque de viviendas. "Había heridos, pero víctimas mortales me parece que no. Algunos misiles rusos han sido interceptados en el aire", relata.
Este jueves han escuchado a los aviones rusos sobrevolando la ciudad. "Nos alejamos de las ventanas y fuimos al pasillo". El barcelonés también relata la anécdota protagonizada por su mujer y su suegra cuando esta, "que es muy cotilla", se acercaba a la ventana y su hija le tiraba de la ropa para exigirle que se alejara.
La guerra en Ucrania, iniciada este jueves tras la invasión ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, deja otras situaciones como la de Yulia Fedoryshyn (28 años). Nacida en Ucrania, esta periodista reside en Cataluña desde los nueve años. Desde hace dos lo hace en Barcelona donde trabaja para una empresa de automoción como responsable de comunicación. Planea junto a sus padres el modo de sacar a sus abuelos y primos del país. "De momento mantenemos contacto en todo momento y les decimos que mantengan la calma. Son mayores y no pueden salir por sí solos".
YULIA: "MIS ABUELOS ENTRARON EN PÁNICO"
Este jueves, el ataque a un aeropuerto militar en Ivano-Frankisvsk atemorizó a sus abuelos, vecinos de un pueblo localizado a 48 kilómetros de distancia. "Mis abuelos, como todos, entraron en pánico y fueron al banco a sacar dinero, a comprar medicamentos en las farmacias y en los supermercados. Las colas eran larguísimas". Aunque los niños no van al colegio, algunas personas han ido al trabajo este viernes.
En paralelo, las autoridades ucranianas piden a la ciudadanía que se aliste a las defensas territoriales. Entregando el pasaporte y un código de identificación reciben un fusil automático Kalashnikov, una de las armas que más vidas se ha cobrado en el mundo. Los abuelos de Yulia de 80 años no quieren abandonar su casa. Sin embargo tienen "mucho miedo" porque su pueblo alberga una central eléctrica, un potencial objetivo de los bombardeos rusos.
ROGER: "UCRANIA CAERÁ EN MENOS DE 24 HORAS"
Mientras el autocar de Roger avanza unos pocos metros más, el de Sants vaticina una rápida conquista de Putin. "En menos de 24 horas el país estará controlado por Rusia". Sobre su llegada a Polonia, su objetivo, calcula que no llegará antes de la noche del sábado. Al jefe de su mujer le costó 30 horas recorrer 150 kilómetros. "Mi preocupación es que mis ahorros puedan saltar por los aires", dice en alusión a su piso y al inicio de una vida que, por el momento, la guerra ha truncado.
YULIA: "TENEMOS SOLDADOS MUY PREPARADOS, UCRANIA NO SE RENDIRÁ"
Una visión muy distinta a la que mantiene Yulia, que asegura que Ucrania no se rendirá porque tiene "soldados muy preparados, que están aguantando", además de una "red de ucranianos fuera del país, que está ayudando muchísimo, y el apoyo de muchos países". En conversación con este diario, reivindica: "No podemos ceder la tierra a Rusia, por esto lo que se han quedado ya están defendiéndola. La gente prefiere morir antes que vivir bajo una dictadura. ¿Cómo iban a mirar a sus hijos a los ojos, sino? ¿Qué tierra les iban a dejar? Ucrania lleva tiempo intentando salir de la influencia de Rusia porque es una dictadura pura y dura, donde los ciudadanos viven como esclavos de su gobierno. Ucrania no es así, no se rendirán. Los que están ahí lucharán hasta el final".