La sociedad Iqembu se creó en febrero del año pasado, pero en este año de vida se ha posicionado en un lugar casi preferente en el reducido universo de las empresas mimadas por el Ayuntamiento barcelonés. En otras palabras: que resulta cuanto menos curioso que en este corto periodo de tiempo se haya llevado ya un buen pellizco de las arcas públicas: en concreto, un contrato de más de 249.000 euros el pasado mes de julio y otro contrato de más de 486.000 euros el 17 de marzo de este año. O sea: la empresa vino con un pan bajo el brazo.

El último encargo municipal que roza el medio millón se realizó sin que la firma elegida tuviese contrincante alguno. Y eso que el cometido es de caramelo en la puerta de un colegio: se trata de dinamizar el centro cívico de Sant Andreu durante dos años, con la opción de poder optar a otros dos años más de contrato, lo que dejaría el total adjudicado a las puertas del millón de euros. En julio, el contrato fue para gestionar el casal infantil y el espacio de adolescentes del centro La Sedeta. El pasado 26 de enero, también obtuvo otro contrato municipal de 35.385 euros para el servicio de dinamización del Casal del barrio de La Llacuna, en el distrito de Sant Martí.

Exterior del Centre Cívic Sant Andreu / AJUNTAMENT DE BARCELONA

UN EMPORIO EMPRESARIAL

En total, pues, en su primer año de vida, y sólo del Ayuntamiento de Barcelona, la novata se ha embolsado más de 770.000 euros. Si atendemos a que todos los contratos pueden ser prorrogados, el negocio firmado en su primer año de vida con el consistorio barcelonés se dispara a más de 1,5 millones de euros. Que a una empresa novata le lleguen ofertas como las que ha tenido Iqembu no es frecuente. Pero es más extraño todavía el hecho de que en ninguna de las tres licitaciones hubiese más empresas interesadas en prestar esos servicios, puesto que, según los expedientes municipales, sólo se registró, en los tres casos, la oferta de la empresa neonata.

El secreto de ello hay que buscarlo en los intersticios empresariales que tiene Iqembu, que está administrada por Judit Feixa y Amparo Padilla. Son dos nombres que aparecen como responsables de un enorme conglomerado de sociedades beneficiadas con suculentos contratos públicos durante los últimos años. Se trata del grupo IP, cuyas siglas se corresponden con las de su empresa señera, Iniciatives i Programes SL. Lleva funcionando desde los años 90, pero desde entonces ha ido poniendo en el mercado varias marcas o empresas para optar a contrataciones públicas diversas: junto a esa empresa inicial, desarrolló líneas de actuación mediante GiS SL (desde el año 1995), Servicios Educativos SL (desde el año 2000) y Educare XXI SL (desde 2005). Pero también tiene Itínere Serveis Educatius SL, Futur i Compromís amb l’Educació SL y ARV Cultura i Comunitat SL. Amparo Padilla fue también administradora única de Utopíes Concretes SL.

MILLONES A DESTAJO

Con este emporio empresarial, el grupo se ha consolidado como uno de los más activos colaboradores de las administraciones locales. Las cosas le han ido muy bien: Futur i Compromís amb l’Educació, sociedad de la que ambas empresarias son administradoras solidarias, se llevó dos contratos suculentos: uno de más de 2,5 millones de euros y otro, de casi 2,4 millones, correspondientes a dos lotes en los que se decidía el apoyo educativo a las guarderías municipales de Barcelona, otorgados por el Institut Municipal d’Educació. Ambos contratos fueron otorgados sólo 4 días después de que su neonata Iqembu lograse el primer encargo municipal.

Pero las activas empresarias no se quedaron ahí: la empresa matriz del grupo, Iniciatives i Programes, recibió también más de una docena de adjudicaciones del Ayuntamiento de Barcelona durante el año 2021, entre ellas la gestión del recinto Fabra i Coats (unos 580.000 euros), la gestión de varios Casals (unos 290.000 euros) y el servicio de educadores cívicos del distrito de Horta-Guinardó (más de 190.000 euros). Según los registros consistoriales, en el año 2020, también obtuvo un total de 16 contratos municipales por un monto global de 1.171.836 euros, pero eso sólo en lo que se refiere a Iniciatives i Programes.

El contrato que ahora ha conseguido Iqembu (cuya sede es la misma que Futur i Compromís amb l’educació y que ARV Cultura i Comunitat) consistirá en dinamizar el centro cívico de Sant Andreu, desarrollar el proyecto singular especializado Sant Andreu Contemporani y fomentar la cohesión social de la colectividad. Entre los servicios que está obligada a realizar figuran no sólo las labores de información, sino también de formación (potenciando talleres, cursos o seminarios), hacer divulgación cultural (es decir, promover disciplinas y prácticas artísticas y dar a conocer “los avances de la ciencia, las corrientes de pensamiento contemporáneo y estar permanentemente atentos a la actualidad de la ciudad y del mundo”), el apoyo a la creatividad (“abriendo oportunidades a la experimentación y el riesgo creativo”) y garantizar la oferta de espectáculos, exposiciones, conferencias o actividades relacionadas con la cultura, la convivencia, la cooperación, el ocio o el bienestar.

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