Sin pelos en la lengua, con una sensación de “desconcierto” y con una defensa de las referencias que ha tenido siempre la propia ciudad. El arquitecto, escultor y ensayista Oscar Tusquets no entiende lo que sucede en Barcelona. Las actuaciones urbanísticas del Ayuntamiento de Barcelona, que impulsa el equipo de la alcaldesa Ada Colau, no obedecen a un razonamiento claro de ciudad. “Hay una traición a la clarividencia de Cerdà”, ha considerado el arquitecto.

El plan estrella de los comunes es la implementación de una gran superilla en el Eixample, con el argumento de que es necesario reacionalizar el centro de la ciudad para que se reduzcan las emisiones contaminantes. El equipo de gobierno de Colau llamada a esas actuaciones “pacificaciones”, con el objetivo de reducir de forma radical la presencia de vehículos privados.

CONTRA EL URBANISMO TÁCTICO

Esas superillas, sin embargo, irían en contra del plan del urbanista Ildefons Cerdá, que diseñó el Eixample con los chafanes característicos en cada cruce de calles. Ahora, el consistorio ha colocado unas grandes bolas que, en teoría, pueden servir como asientos para los vecinos y que, de hecho, impiden el paso de vehículos.

Una de las superillas de L'Eixample que construirá el equipo de urbanismo del ayuntamiento por orden de Ada Colau / AJUNTAMENT DE BARCELONA

Tusquests ha actualizado su libro Sin figuración, poca diversión los textos recogidos en su primera obra Más que discutible, y ha incluido la serie ideada y fotografiada por la escritora Eva Blanch, con el título de ArtwithOscar, en la que aparece junto a obras de arte. Sin embargo, preguntado por la polémica sobre el urbanismo que se vive en Barcelona, su posición es muy clara. Todas esas actuaciones, que se han conocido también como “urbanismo táctico”, le dejan “desconcertado”.

No es esa su posición sobre los trabajos de la Sagrada Família, que también han causado una discusión urbana. Tusquets los defiende. Pero no comparte, en cambio, las actuaciones municipales. Y ha recordado a otros responsables del urbanismo de la ciudad, en referencia a Oriol Bohigas o Josep Acebillo, éste último también muy crítico con la política de los comunes. En aquellos años, señala el arquitecto, se sabía quién era el responsable, para lo bueno y para lo malo, porque también había decisiones que se podían criticar. “Ahora no lo veo. Se toman unas decisiones que me dejan desconcertado”, ha aseverado.

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