Barcelona mantiene su criminalización a los cruceros: "Se tiene que acabar la barra libre"
La regidora Janet Sanz advierte al Port de que la electrificación "no soluciona el problema"
14 julio, 2022 17:41La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz y el regidor de Emergencia Climática, Eloi Badia, han presentado este jueves el informe de externalidades del tráfico de embarcaciones en el Port de Barcelona.
Sanz ha defendido la necesidad de "avanzar en la limitación del turismo de cruceros" siguiendo los modelos de ciudades como "Palma, Venecia, Dublin o Amsterdam", ya que "el actual ritmo de crecimiento de actividad turística es insostenible".
La edil de los comunes ha apuntado que "limitación de terminales con el Port es insuficiente" y ha criminalizado a los cruceros y turistas que llegan a la capital catalana: "Se acaba destruyendo el comercio local, hay aglomeraciones excesivas y saturación de servicios básicos".
"SE TIENE QUE ACABAR LA BARRA LIBRE"
Entre los datos recogidos por el informe municipal, Sanz ha recordado que en 2019 se superaron los tres millones de cruceristas, por lo que el Port de Barcelona fue el más frecuentado de Europa y el "quinto del mundo a nivel internacional". La edil ha señalado que, en temporada alta, se registraron unos "400.000 cruceristas al mes" y, en más de 50 días, se superaron los "55.000" visitantes.
La concejal ha cargado especialmente contra los cruceros de tráfico, sobre los que ha dicho que generan "poco valor añadido con impacto en barrios como el Gòtic o la Barceloneta". Además, se ha mostrado crítica con la electrificación del Port, al apuntar que esta acción "no soluciona el problema" porque "no hay cruceros verdes".
Sanz ha insistido en que el actual ritmo de crecimiento "es insostenible para Barcelona", y ha defendido la elaboración de propuestas que "eliminen la llegada de los cruceros". "El turismo no puede vulnerar el derecho a la vivienda y a la ciudad. En Barcelona se tiene que acabar la barra libre", ha sentenciado.
EXTERNALIDADES
El informe municipal expresa externalidades negativas de la llegada de cruceristas y desprecia su aportación a la ciudad. Entre las afirmaciones realizadas desde el consistorio, se apunta que la llegada de estos turistas supone una "masificación del espacio público y de los lugares más simbólicos y la homogeneización de los espacios comerciales.
También se asegura que los visitantes provocan una "congestión del tráfico, un aumento de precios en las zonas turísticas y contaminación acústica".