Las obras de la superilla del Eixample se han iniciado este martes. La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad de Barcelona, Janet Sanz, no dudó en convocar a los medios para sacar pecho sobre esta drástica modificación urbanística. "Tenemos que preparar la ciudad para que sea un refugio de futuro. Debe tener más verde, tiene que recuperar mejor el agua, debe tener más sombra... Todos aquellos elementos que harán que una ciudad sobreviva", afirmó la edil.

Con estas palabras, la regidora de los comunes expresó el posicionamiento de su formación sobre las superilles. Ni siquiera representó al gobierno municipal de la capital catalana, ya que el PSC se ha desmarcado en más de una ocasión de este modelo. Y qué decir del posicionamiento de la sociedad civil, desde la que se han realizado hasta tres denuncias para frenar el proyecto.

Lejos de las bondades climáticas predicadas por el consistorio, los trabajos que se están llevando a cabo en el Eixample conllevarán una serie de problemáticas a los barceloneses, tal y como se ha visto anteriormente con otras superillas de la ciudad.

DEMOLICIÓN DEL PLAN CERDÀ

El exarquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Antoni Acebillo, la Cámara de la Propiedad Urbana y la entidad Salvem Barcelona impulsaron las tres denuncias que intentaron frenar la superilla del Eixample al destacar el impacto negativo que conllevará a toda la ciudad.

En el caso de Acebillo, que presentó la petición junto a los abogados Francesc Jufresa y Ferran Grasas, se remarca que los trabajos en las calles de Consell de Cent, Rocafort, Borrell y Girona supondrán un cambio de usos obligado para trabajadores, peatones, comerciantes o usuarios en general del entramado urbano. Dicho de otra manera, se denuncia la demolición del plan Cerdà.

La Cámara de la Propiedad Urbana destacó la tramitación llevada a cabo para los trabajos. “A pesar de su trascendencia y de su previsible impacto, los proyectos aprobados han sido tramitados como simples obras ordinarias de reurbanización, ignorando las implicaciones urbanísticas que, como defiende esta parte obligaban a una modificación previa del planeamiento vigente". Salvem Barcelona, que optó por la vía penal, también hizo hincapié en la necesidad de llevar a cabo una modificación del planteamiento urbanístico para materializar los trabajos.

Render de la 'superilla' del Eixample / AJ BCN

ESTRANGULAR EL EIXAMPLE

Muchas han sido las voces disidentes desde que se anunció el proyecto en el Eixample, algunas con una dilatada experiencia en materia de movilidad. Es el caso de Paco Narváez, exconcejal socialista de Movilidad, quien aseguró en declaraciones a Metrópoli que las superillas "estrangularán el centro del Eixample y provocarán “una importante ralentización del tráfico en Barcelona”. Además, apuntó, conllevarán un incremento de los "ruidos" y de la "contaminación”.

El comercio tampoco está satisfecho con este cambio urbanístico. Gabriel Jané, presidente de Barcelona Oberta, explicó a este medio que las restricciones en la movilidad y los atascos jugarán en contra de los intereses de estos trabajadores. “Estas decisiones tan controvertidas para la ciudadanía deben sustentarse en datos, con una información transparente al respecto que evidencie que las superillas son la mejor decisión. Deben analizarse también las consecuencias que tendrán para los agentes de la zona y para las calles colaterales”, sentenció.

La visión local con la que se han concebido las superillas tampoco ha causado simpatías entre los restauradores. El director del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, pidió una visión más metropolitana al gobierno municipal por el impacto que supondrá esta transformación para la movilidad. “Debemos retomar la idea de la Barcelona metropolitana. La clase política no puede referirse a ella solo cuando le interesa. No podemos olvidar la opinión de los ciudadanos de las poblaciones próximas a Barcelona que cada día se desplazan a la ciudad. Ellos también son barceloneses, también son Barcelona”.

DESASTRE EN EL POBLENOU

La futura superilla del Eixample corre el riesgo de acabar como la del Poblenou. El barrio rechaza esta transformación desde su inauguración, hasta tal punto que se creó una plataforma de afectados por la misma. Su presidente, Jordi Campins, ha expresado en múltiples ocasiones el por qué del rechazo vecinal a esta iniciativa municipal.

'Superilla' del Poblenou / AJ BCN

Entre las principales críticas, se encuentra el incremento de la "contaminación". Según indicó a este medio, calles como la de Tànger, Pujades y Pallars han sufrido esta consecuencia, que ha venido acompañada de un aumento del "ruido y los atascos". Campins acusó al consistorio de crear un "infierno para el coche" y de esconder una "motivación política" tras las superillas.

Dani Mòdol, urbanista, arquitecto y exconcejal del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, también reprobó la superilla del Poblenou. En una entrevista a este medio, el socialista la consideró "el mayor ridículo de Barcelona" porque frenó el "desarrollo" urbanístico del barrio. “No debemos confundir pacificar las calles y garantizar la seguridad de los peatones con expulsar los vehículos privados de manera indiscriminada. Y es absurdo hacer experimentos en zonas que no están consolidadas urbanísticamente, que se estaban desarrollando, como el Poblenou", declaró Mòdol.

AFECTACIONES EN EL EIXAMPLE

En las vías afectadas desde este martes por los trabajos de la superilla del Eixample, los vehículos solo podrán circular por un carril. Se trabajará por mitades, por lo que quedará un lado de la vía ocupado.

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, junto al concejal del Eixample, Pau Gonzàlez / EUROPA PRESS

Los vehículos sufrirán otras restricciones. Desde este martes no se permite que los turismos circulen en línea recta durante dos tramos seguidos, por lo que quedan obligados a girar en las confluencias. En las plazas proyectadas tampoco se podrá cruzar sin girar, como sí se ha podido hacer hasta ahora en las calles afectadas, y la velocidad quedará limitada a 10 kilómetros por hora.

Durante las obras habrá una acera libre para los peatones, y no habrá afectaciones al transporte público. Además, se permitirá el paso a servicios, bicicletas y vehículos de emergencia.

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