Que Barcelona necesita un lifting no es ningún secreto. La capital de Cataluña es hoy una urbe decadente en su imagen, una situación agravada por la suciedad que destilan sus calles y por la creciente inseguridad por los muchos actos delictivos hasta llegar, algunos días, casi al nivel de alarma social. La propia alcaldesa es consciente de ello y él ha decidido ponerse las pilas y dar un repaso a la ciudad para que sea más bella a ojos del ciudadano. Lo hará a través del área de Movilidad e Infraestructuras, que depende de la segunda teniente de alcalde, Janet Sanz: durante dos años, una empresa contratada por el consistorio reparará y pondrá bonitos los elementos del mobiliario urbano que puedan estar deteriorados o, sencillamente, viejos.
El consistorio invertirá un millón de euros en este empeño, que ha sido encargado a la empresa Serveis Integrals Manteniment Rubatec. El contrato, que fue otorgado el pasado jueves 8 de septiembre, se vehiculó a través de un concurso público al que se presentaron seis empresas constructoras que habitualmente trabajan con el Ayuntamiento.
MUCHAS QUEJAS
Pero, en realidad, tampoco es ningún secreto que el Ayuntamiento ya tiene contratado el mantenimiento del mobiliario urbano, pero la decadencia de la ciudad es tan notable y las elecciones están tan cerca que es importante acelerar los trabajos y adecentar la urbe.
“Desde el Departamento de Espacio Urbano, mediante la contrata de mantenimiento de mobiliario urbano, se están prestando los servicios correspondientes para alcanzar este objetivo, con aportación de los medios necesarios. Pero, a día de hoy, las necesidades de la ciudad sobrepasan la dotación económica de esta contrata, con el consiguiente deterioro de la imagen del espacio urbano y el incremento de IRIS de la ciudadanía quejándose al respecto”, dice un informe interno del consistorio que justifica el contrato del mobiliario. El IRIS (Incidències, Reclamacions i Subgerències) es el sistema por el que el Ayuntamiento recibe quejas, reclamaciones o incidencias, las canaliza y las resuelve.
En resumidas cuentas, lo que el informe viene a admitir es que las quejas ciudadanas se han disparado por el deterioro de los elementos de la vía pública, una aseveración en la que los responsables municipales siempre se habían puesto de perfil. El informe citado continúa señalando que por esa razón, “para aligerar la carga de trabajo de la contrata de mantenimiento de mobiliario, permitiéndole así que alcance sus objetivos, se considera imprescindible hacer una inversión importante para realizar actuaciones de reposición de parte de los elementos de mobiliario urbano que se encuentran en mal estado”.
SE DISPARAN LOS DETERIOROS
¿En qué consiste el trabajo de Rubatec para embolsarse un millón de euros en dos años? En las actuaciones de mejora, reforma, reparación, rehabilitación, renovación, actualización, reposición o sustitución total o parcial de los elementos y mobiliario urbano que hay en Barcelona. En ocasiones, podría ser una simple limpieza, como por ejemplo el borrado de grafitis incluidos en el pliego del contrato o la aplicación de tratamientos antigrafiti (aplicar uno de estos tratamientos a un solo grafiti supone, como mínimo, un gasto de unos 50 euros).
Pero también hay otros elementos que son, asimismo, muy visibles y que pasan desapercibidos para la mayoría de ciudadanos. Por ejemplo, la reparación de bancos, sillas, bases de pilones, pilones metálicos o de cemento, ladrillos cerámicos o vallas, barandillas (de escaleras, de pared, de pasarelas…), barreras de seguridad, etcétera. Para ello, la empresa a la que se han sido adjudicados los trabajos ya dispone de recambios de determinado mobiliario e incluso de elementos del mismo, como listones para bancos que puedan estar rotos y para los que no es necesario cambiar todo el objeto.
Según los archivos municipales, la cifra de elementos rotos ha disminuido en los últimos años: en sillas y bancos, por ejemplo, se pasó de 391 reparaciones en 2018 a 507 en 2019, 348 en 2020 y a 322 en 2021. En cuanto a barandillas, la progresión fue similar, aunque los números son menores: 285 en el 2018, 479 en 2019, 235 en 2020 y 257 en 2021. En barreras de seguridad (como las que se encuentran encima de los puentes o en pasos elevados), la progresión fue a la inversa: se pasó de 14 en 2018 a 20 en 2019, 19 en 2020 y 113 en 2021.
LOS PILONES, LOS MÁS CAROS
Los bancos y los pilones (para no aparcar) son los elementos que más dinero costarán al erario público. Para estos dos elementos se prevé un gasto en reparaciones de prácticamente 137.000 euros más el IVA (más de 165.000 euros). Sólo a pilones se destinarán 102.481 euros (124.000 euros con IVA). También son importantes las barreras de seguridad (utilizadas en puentes y en pasos elevados), en las que se gastarán más de 63.000 euros. Los jardines de los juegos infantiles absorberán casi 22.000 euros y al mobiliario de túneles y rondas irán 44.000 euros. En total, las barreras de seguridad, parques infantiles, protectores de kioskos, rejillas, pasamanos y mobiliario diverso costarán más de 322.000 euros.
Por distritos, donde más gasto se deberá hacer es en el de Horta-Guinardó, que absorberá más de 65.500 euros en mobiliario diverso (además de 17.774 en bancos y pilones). El distrito que menor gasto comportará es el de Ciutat Vella: sólo 8.200 euros en mobiliario diverso, aunque en bancos y pilones se dispara a 15.000 euros. El distrito que más deterioro tiene en bancos y pilones es Sant Martí (24.700 euros) y el que menor partida tiene en estos conceptos es el Eixample (7.300 euros). Sea como fuere, lo que pretenden los responsables municipales es que las obras empiecen “al día siguiente de la formalización del contrato”, que suele ser dentro de los quince días siguientes a la adjudicación del concurso. O sea, en brevísimo plazo.