Aglomeraciones, avalanchas y ataques de ansiedad. Este es el trío de gala que suele coronar las grandes fiestas multitudinarias. Esta receta de tres ingredientes también ha estado presente durante la pasada madrugada por los conciertos de la Mercè 2022.
Algunos de los espectáculos de la ciudad son tan grandes que es ya tradición que se dibujen problemas a su alrededor. En esta ocasión, el plato fuerte de la noche, el concierto de la Oreja de Van Gogh en la avenida de Maria Cristina, al lado de la plaza de Espanya ha dejado situaciones de ansiedad debido a la alta concentración de personas.
Según ha podido saber Metrópoli, el ingente número de barceloneses que se concentró en las inmediaciones dejó momentos que podrían haber terminado mal, si bien por el momento no hay constancia de personas heridas ni afectadas más allá del agobio que pudieran sentir.
Como puede verse en las imágenes y fotografías, cualquier plataforma es buena para que la gente se suba para ver el concierto, pues la cantidad de personas impedía ver a larga distancia. Tal era el tamaño de la muchedumbre que la avenida de Maria Cristina estaba completamente abarrotada.
Ni siquiera el transporte público podía transitar con normalidad por la gran rotonda que preside la plaza, pues ya estuvieran en rojo o en verde los semáforos, la gente hacía caso omiso a las señalizaciones de tráfico.
A ello, hay que sumarle las estampidas de personas en busca de refugio en cuanto estalló la lluvia torrencial durante la pasada madrugada. Muchos usuarios en redes han bromeado que los barceloneses han esperado a la Oreja de Van Gogh "con la carita empapada".
Como puede verse, hacia la 1:30 horas comenzaron las intensas precipitaciones que marcaron el fin de la noche para muchos. La gente corre alrededor de lo que se puede apreciar que es el centro comercial de Las Arenas, antigua plaza de toros de la capital catalana.
ESCONDIDOS ENTRE FOODTRUCKS
Una asistente a las fiestas ha asegurado que lo que se vivió anoche fue un auténtico infierno tanto por la organización como por la respuesta policial. La joven explica que mientras una multitud buscaba acercarse al escenario, otra buscaba salir, creándose un embudo lleno de presión y empujones.
El grupo con el que iba la asistente se refugió entre unos camiones de comida y preguntaron a los trabajadores si había una forma alternativa de salir. "No hay nada", recibieron como respuesta.
Desde la policía, agentes comentaron que no podían limitar el aforo porque era un espacio público. No obstante, la distribución de la avenida ocasionó un "encajonamiento eterno", relata. Además, añade que a la zona de aglomeraciones no podían acceder ni ambulancias ni agentes policiales.