La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha puesto la directa. Para los estrategas de Barcelona en Comú ya no puede perder tiempo de cara a las elecciones y ha de marcar perfil propio y, sobre todo, descargar las responsabilidades negativas en los demás. Pero en este terreno ha vuelto a poner sobre la mesa su particular idiosincrasia, que se traduce en el afloramiento de un cierto síndrome de Zelig, esto es, de mimetizarse con el entorno o con la actualidad, identificándose con las acciones que otros han llevado a cabo.
MIMETIZACIÓN
La disposición de este síndrome ya ha quedado de manifiesto en muchas ocasiones: En determinados momentos en que algunos temas fueron objeto de debate público, la alcaldesa sorprendió a propios y extraños al declarar que situaciones similares las había vivido ella en primera persona. Por ejemplo, cuando surgió una polémica sobre acoso sexual, manifestó que, siendo ya alcaldesa, se vio en una situación similar cuando dos hombres quisieron ligar con ella. Cuando se suscitó el debate sobre los títulos universitarios supuestamente regalados a políticos, ella salió a la palestra para decir que le habían ofrecido un titulito, afirmación que después matizó (dijo que fue pronunciada en un contexto informal), ante la reprimenda de la clase académica.
El Día del Orgullo LGTBI de 2018, se declaró bisexual. Con motivo de una entrega de premios feministas, y en plena polémica por la manada (de violadores), ella afirmó que en su juventud estuvo a punto de ser violada en dos ocasiones. Cuando su mano derecha, Xavier Domènech, abandonó su escaño y su posición de jefe de filas de los comunes en el Parlament, ella dijo que también lo había estado meditando. Incluso cuando sus correligionarios comenzaron a quejarse por la subida de alquileres ella no tuvo reparos en afirmar que ella también era "una afectada", le "acaban de subir el alquiler 300 euros”. Y en otra ocasión, para conmemorar el aniversario del fusilamiento de Salvador Puig Antich, dejó una frase para la historia: “Hace 41 años, el régimen fascista mató a Puig Antich en Barcelona y horas después nací yo. Barcelona, ciudad valiente, que nunca se resigna a la injusticia”.
LA BAJADA DE PRECIOS
Su última ocurrencia es apropiarse de otro debate que está sobre la mesa en los últimos días: en su perfil de Instagram, ha difundido mensajes en los que afirma que quien pidió al presidente del Gobierno español una bajada de los precios de la energía y de los transportes públicos fue ella. “Aunque en un principio el partido socialista dijo que no, finalmente se redujeron los precios”, dice en su alocución. En otras palabras, desliza que obligó al Gobierno central a aceptar esas medidas.
Por eso, ahora pide a Pedro Sánchez que limite el precio de los alquileres. Pero eso no es todo: echa la culpa de la falta de vivienda pública a la Generalitat y al Gobierno central. De la primera dice que JxCat y ERC se dedican a pelearse entre ellos pero ocultan que deben a Barcelona 1.000 viviendas sociales y que por eso hay familias (“en las que pienso con nombres y apellidos”) que no pueden pagar el alquiler. Y del segundo dice que es quien debe legislar. ¿Tendremos rebaja de alquileres gracias a Ada Colau?
LA PETICIÓN “AL ESTADO”
Por lo que pueda pasar, ya colgó en su perfil la petición de que “ante la situación de crisis económica actual, pedimos al Estado (sic) la congelación de los alquileres y que se tramite, por vía de urgencia, tal y como se ha hecho en Escocia. Es una medida de mínimos imprescindible para garantizar el derecho a la vivienda de las familias trabajadoras que padecen la inflación, mientras esperamos que el Estado (sic) tramite la Ley de Vivienda y la Generalitat construya el millar de pisos de emergencia pendientes desde hace tantos años”.
En un vídeo que adjuntaba al sorprendente mensaje, la alcaldesa abundaba en el tema diciendo que “en el Ayuntamiento, dentro de las competencias muy limitadas, estamos haciendo más vivienda pública para poder realojar a muchas de estas personas, pero insisto, aquí necesitamos que los dos grandes responsables, uno es la Generalitat, haciendo los miles de pisos que hace años debería estar haciendo y no está haciendo, y el otro es el Estado, en el marco regulatorio”.
Lo curioso es que la petición la haga a través de las redes sociales y no la tramite a través del ministro Joan Subirats (hasta hace poco, uno de sus principales concejales en el consistorio), que está en el Gobierno español por ser la cuota Colau, es decir, el ministro que le corresponde nombrar a los comunes, al margen del resto de los de Podemos. Y tampoco deja de llamar la atención la doble alusión al Estado, cuando debería ser el Gobierno español, que es el Ejecutivo.
“NO ES DE FIAR”
Esta sibilina manera de colgarse medallas ha soliviantado a sus socios, que consideran que la alcaldesa es desleal y no es de fiar y a la que acusan de todo lo contrario: “Fue la primera en encarecer el transporte público y si no llega a ser por Jaume Collboni, que se plantó y obligó a congelar los precios, estaríamos pagando mucho más caro el transporte en Barcelona”.
No se queda ahí la cosa: no es la primera vez que reivindica la paternidad de la organización de la Copa América en 2024, un evento que los comunes quisieron desterrar por elitista de la capital de Cataluña pero que su primer teniente de alcaldía, Jaume Collbooni, negoció casi a sus espaldas. Ahora, no obstante, en determinados foros saca a relucir que Barcelona tendrá ese evento capitalista del que sus correligionarios reniegan en público y que ella jamás reivindica ante BeC. A ocho meses de las elecciones, pues, la alcaldesa ha comenzado con un esprint para colocarse en la pool position electoral, dejando descolgados a sus más cercanos competidores. Si pisa algún callo, será un simple daño colateral.