La noche en Barcelona ha cambiado mucho en las últimas décadas. O no tanto. Quizá el problema sea conocer qué sucede, dónde llamar, qué elegir entre una gran oferta. Hay ordenanzas municipales que han provocado una reducción en la oferta, horarios que complican las cosas al noctámbulo, pero también al que solo desea un breve tiempo de asueto. ¿Quién aprovecha esa Barcelona nocturna? Los periodistas Ramón de España y Joaquín Luna abordarán la cuestión, junto con la agitadora cultural Yvette Redondo, en un acto organizado por Metrópoli, Letra Global y la editorial Vegueta en la librería +Bernat.
Ramón de España, autor de Barcelona fantasma (editorial Vegueta), presenta en su libro personajes y lugares de la capital catalana que fueron protagonistas en las últimas décadas. Aborda lo que fue Studio 54, la sala Zeleste, en la calle Platería, y recuerda publicaciones y fanzines dedicados a la música, y la creación artística. El libro, que ya cuenta con una segunda edición, es un recorrido por una Barcelona que fue un faro para el conjunto de España, entre los años setenta y ochenta, porque se aprovechó, como ha señalado el periodista, de un periodo “sin leyes”, en el que todo parecía permitido.
Joaquín Luna, en Esta ronda la pago yo, (librosdevanguardia), explica buena parte de sus experiencias en la noche barcelonesa, los locales en los que se podía ligar y pasar un buen rato. Para Luna el mejor día de la semana es el jueves, porque, a su juicio, se dan cita tanto los que ya tienen pareja como los que siguen solteros o están divorciados. Y el conocer gente, al margen del éxito que se tenga, es lo que sigue moviendo a Luna a frecuentar la noche. Su relato ofrece un buen fresco de la ciudad y de una generación.
Pero hay otras generaciones más jóvenes que abordan la noche de Barcelona con otros objetivos. Es el caso de la agitadora cultural Yvette Redondo, que cuenta con un sello discográfico, Cuerdas Fuera Records, y que señala que lo más apremiante en la ciudad es contar con salas pequeñas que permitan conciertos en directo para unas cien personas. Esas salas existen, como Meteoro, y acuden gente dispar, amante de distintos géneros musicales. En el caso de que las generaciones más mayores, los viejos rockeros, ya no quieran aventurarse cuando se pone el día, Redondo incide en los Vermuts musicales que se organizan en varios distritos de Barcelona, y que sirven para intercambiar impresiones y establecer una conexión intergeneracional que ella cree que es cada vez más necesaria y que aporta un “enriquecimiento” para todos. Lo que lamenta Redondo es que se cierren salas como el Rocksound, sin que al consistorio le importe mucho. Más bien nada.
APROVECHAR ENERGÍAS
Metrópoli y Letra Global, junto con Vegueta y la librería +Bernat han organizado para el próximo miércoles 30 de noviembre un encuentro con los tres, Ramón de España, Joaquín Luna e Yvette Redondo, que busca esa reflexión conjunta sobre la música y el ocio nocturno en la ciudad.
Los responsables municipales admiten que el Ayuntamiento tiene un papel “excesivo” en la oferta cultural de la ciudad, y que el “intervencionismo” debería dar paso a un mayor peso de la sociedad civil. Eso es lo que reivindica Yvette Redondo, que encuentra Barcelona como una ciudad “muy viva”, pero siempre que sean los propios interesados los que se organicen sus propios conciertos y eventos.
Ramón de España mantiene una lectura distinta, al considerar que ese poder público ha querido, de forma efectiva, controlar el sector cultural. Y que, lejos de disculparse de ello, hace gala, con una consecuencia negativa para Barcelona. A su juicio, fue Madrid quien supo aprovechar las energías que se crearon en la capital catalana, y que el mayor peso económico, con el paso de los años, derivó en que muchas de las discográficas catalanas se establecieran en la capital del Estado.
El autor de Barcelona fantasma ha señalado que está convencido de que las nuevas generaciones saben cómo disfrutar de la ciudad, y que tendrán sus propios movimientos y locales. Él dice que ya no los conoce. Y Redondo aparece para señalar que sí, que existen, y que hay que saber establecer esa relación con lo nuevo.
Y esa novedad afecta también al trato personal y a las relaciones entre jóvenes y no tan jóvenes, con las llamadas políticas de género. También sobre eso se establecerá un cada vez más necesario diálogo, con Barcelona como gran tema de debate, y con el Ayuntamiento que dirigen los comunes de Ada Colau.