El Ayuntamiento de Barcelona avanza en el proyecto de la superilla de la Sagrada Familia y el Camp d'en Grassot. La iniciativa, cuya materialización se espera para 2030, vislumbra ya algunas de las propuestas del consistorio barcelonés para su futura ejecución.
Entre las intenciones municipales, que se plasmaron en una sesión llevada a cabo a finales de noviembre, destacan algunas medidas como la pacificación de la calle de la Marina, entre su confluencia con la travessera de Gràcia y la Sagrada Família.
Sobre la superficie total que engloba el proyecto, el consistorio espera pasar de los 432.805 metros cuadrados actuales para el viandante a los 537.778 metros, lo que supone un recorte de espacio al vehículo privado sobre el que los vecinos del barrio más afectado ven diversas problemáticas.
PROPUESTA
El análisis municipal destaca que actualmente existen una "gran cantidad de vías básicas y locales", mientras que hay pocas "vías vecinales".
El consistorio barcelonés define las vías básicas como aquellas que disponen de cuatro carriles para el tráfico privado, mientras que tacha de locales las que cuentan con dos carriles para el vehículo privado. Las vecinales o ejes verdes, en cambio, buscan la plataforma compartida con prioridad para el viandante.
La planificación del Ayuntamiento pretende incorporar ejes verdes en vías que a día de hoy se consideran de uso local, como tramos de las calles de Provença, de Sicília, o de Cartagena. La propuesta también contempla la implementación de carriles bici en vías básicas y locales, y un incremento de la superficie del verde y de estancia por habitante del 135%, lo que supone pasar de los "1,24 metros cuadrados por vecino actuales a 2,91" según datos municipales.
CIRCULACIÓN
El presidente de la Asociación de Vecinos del Camp d'en Grassot, Josep Serra, lamenta las consecuencias que comportará a la movilidad la implementación de esta superilla. "Sé que el Ayuntamiento odia el coche, pero el gobierno es de todos los barceloneses. ¿Cuando los coches sean eléctricos o de hidrógeno, por dónde circularán?", cuestiona el presidente del colectivo vecinal.
El líder vecinal explica que el "volumen de tráfico" actual "no justifica la superilla", y se pregunta qué pasará "con el poco comercio que queda en el barrio" tras esta modificación urbanística.
Respecto a futuras aprobaciones relativas a este proyecto, Serra afirma que la asociación vecinal no pondrá "palos a las ruedas" ya que cualquier alegación "caerá en saco vacío", pero recuerda que "en el mes de mayo hay elecciones" municipales.
SIN APARCAMIENTO
La falta de aparcamiento es otra de las preocupaciones de los residentes tras el proyecto, aunque a día de hoy ya supone una grave problemática. "Todos los vehículos que sacan fuera de los estacionamientos los tendrán que llevar a alguna parte. No se han hecho parkings en los accesos a Barcelona, ni se han molestado en estudiar el parking en Pi i Margall", expresa Serra.
La Asociación de Vecinos del Camp d'en Grassot ha reclamado en reiteradas ocasiones que el consistorio impulse un estudio para la implementación de un aparcamiento municipal subterráneo en la calle de Pi i Margall, una reivindicación en la que hicieron especial hincapié con motivo de la pacificación de la misma vía.
La petición, desoída por el Ayuntamiento, pasaba por crear un estacionamiento de la red municipal con plazas de concesión administrativa "por 50 o 75 años", y que disponga de "conexiones eléctricas".