La vicepresidenta del Gobierno español, Yolanda Díaz, es el salvavidas de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Al menos, el salvavidas político. Las frecuentes visitas a Barcelona de Díaz no son gratuitas, sino que forman parte de una estrategia de comunicación detalladamente estudiada. El tirón de la vicepresidenta es indudable, mientras que la estrella electoral de Colau está en horas bajas y algunas encuestas la sitúan en cuarta posición, lejos de poder repetir como alcaldesa y, lo que es peor, con un importante recorte en el número de concejales.
Esa situación ha encendido las alarmas en la sede de los comunes, que ya no sólo estimulan a su militancia para que empiece a hacer campaña en la calle inmediatamente, sino que se ha puesto como objetivo recuperar la imagen electoral de su candidata. Fuentes de los comunes explican a Metrópoli que las encuestas no son malas ni dan resultados pésimos, salvo algunas “interesadas”. Destacan que, si bien es cierto que puede no haber una mayoría clara, Barcelona en Comú (BeC) sería, en todo caso, crucial para poder formar de nuevo un gobierno municipal.
"LOS DATOS NO SON MALOS"
Afirman, asimismo, que “los datos estadísticos no son malos, por mucho que se diga. Es cierto, por ejemplo, que algunos indicadores apuntan a que hay sensación de mayor inseguridad, pero los datos fríos y absolutos desmienten que se produzcan más delitos que en otras ciudades, como por ejemplo Madrid, que está bastante peor”. Además, insisten -y así lo machacarán los comunes en su campaña- que la seguridad depende del Gobierno de la Generalitat, no del Ayuntamiento de Barcelona.
En otros temas, como la vivienda, las deficiencias corresponden a “otras administraciones”, aunque la intención es poner en valor “la lucha de este Ayuntamiento contra la especulación y contra las grandes corporaciones de especuladores y los fondos buitre”. Otra cosa es el tema del modelo de ciudad, que los comunes reivindican como propio y donde incluyen la batalla contra el automóvil como parte de su particular guerra en contra del cambio climático.
LA HIJA DE YOLANDA DÍAZ
Pero Colau tiene abiertos muchos frentes, más de los que puede soportar su imagen. Barcelona en Comú se ha encontrado muchas veces sola en sus planteamientos contra los demás grupos políticos, como en la apuesta por la superilla del Eixample y la pacificación del distrito, tema en el que el PSC se alineó con los partidos opositores. Su eterna batalla contra gremios, hoteleros, sindicatos, funcionarios, restauradores, asociaciones de vecinos o entidades sectoriales ha erosionado su imagen, aunque en su partido sostengan que sigue manteniendo tirón electoral. Por eso, subrayan que hay lugar para el optimismo. Y, especialmente, destacan el hecho de que los últimos meses se ha trabajado a fondo la imagen de la formación y de la alcaldesa, se ha formado a cuadros del partido y se han puesto en valor muchas de las iniciativas del gobierno municipal.
Pero, especialmente, se ha notado la presencia de Yolanda Díaz. En su última visita a Barcelona, lo hizo acompañada por su hija adolescente, a la que los comunes (y especialmente Ada Colau) agasajaron y grabaron en vídeos que luego subieron a las redes sociales. Colau las llevó al Carmel y a Can Baró para enseñarles Barcelona desde las alturas, flanqueadas por vecinos de confianza. “¿Has visto la Sagrada Família? -preguntaba Díaz a su hija- Ven, que te la explica Ada”, decía la vicepresidenta, mientras la alcaldesa, abrazando a la niña la invitaba a ir un día a su casa, “que yo vivo cerca de la Sagrada Família”.
TODA LA CARNE EN EL ASADOR
Hay una razón para apelar al corazón tanto como al cerebro: Barcelona es la ciudad más importante en el conjunto de España a la que pueden aspirar los comunes y todo el esfuerzo municipalista de Podemos y de los comunes se concentra en mantener a Ada Colau a flote. Todo esfuerzo por retener la capital catalana es poco, porque la pérdida del Ayuntamiento de la capital catalana significaría el principio del fin de los comunes. O, al menos, sería un serio contratiempo para el futuro de lo que se ha dado en llamar la nueva izquierda no ya sólo en Catalunya, sino en el conjunto de España.
Anécdotas aparte, en los comunes admiten que la presencia de Yolanda Díaz es un valor añadido que puede ayudar a Colau a arrastrar voto, por algo es la ministra mejor valorada del Gobierno de Pedro Sánchez. “Además --recuerda una de las fuentes--, la cercanía de Colau con Díaz no es de ahora. Cuando apenas tenía relevancia en el Gobierno, era el principal apoyo de los comunes en Madrid. Había mejor comunicación con ella que con Pablo Iglesias”. Por tanto, no hay impostura en su relación, sino una amistad y una cercanía trabajadas durante años.
Las loas de Colau a Díaz y de Díaz a Colau, que se dedican semejantes palabras mutuamente, no son gratuitas. Según Díaz, Colau es la que está desplegando “las más y mejores políticas sociales, de vivienda y climáticas de nuestro país”. Se lo dijo justamente cuando Colau decidió volver a presentarse por tercera vez a los comicios municipales. En la presentación de Sumar en Barcelona, el pasado fin de semana, la alcaldesa auguró que “entre todos conseguiremos que Yolanda Díaz sea la primera presidenta mujer de España”. Y Díaz contestó diciendo que en sus viajes a lo largo y ancho de este mundo (citó Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Roma, Bruselas y Luxemburgo) todos le habían puesto a Barcelona como la referencia mundial en las políticas públicas.
CON LA OLLA EN LA MANO
Lo dijo ante un Auditori abarrotado de gente, que aplaudió a rabiar. Ese detalle es un botón de muestra de que el optimismo ha vuelto a las filas de los comunes. “Es difícil que un político puede arrastrar en la actualidad a tanta gente. Pero en el ambiente se palpaba el entusiasmo”, afirma una fuente de los comunes. El acto fue un punto de inflexión en la carrera por la alcaldía. Los motores de Barcelona en Comú están ya encendidos y este jueves convocó otra sesión de entrenamiento de la militancia en la sede del partido para impartir las consignas que han de trasladarse a los vecinos en todo momento. Los datos son los contrarios a los que dicen los informes que corren por las redes. Según los comunes, las superillas han reducido un 25% la contaminación, mientras que los expertos opinan lo contrario y la UE acaba de advertir a Barcelona y Madrid que superan los límites. Es más: el centro de Barcelona es la zona de más altas emisiones de toda España, pese a que muchas calles tienen la circulación restringida y otras están cortadas sencillamente porque hay obras en cada esquina.
Los motores están tan en funcionamiento que Colau, después de hacer de anfitriona de Pedro Sánchez y de Emmanuel Macron en el Museu Picasso, asistió este jueves a la cena de la fiesta mayor de Sant Antoni y se ocupó de servir mesas y poner la sopa de la escudella a los vecinos. “A los representantes políticos nos tocó servir la escudella y fue un placer. Estaba todo buenísimo”, escribió en su cuenta la alcaldesa. Ha habido críticas por las poses impostadas de esta actividad (así las califican los vecinos), pero es un precio que Colau está dispuesta a pagar para recuperar imagen. La alcaldesa pasó de las lágrimas de Gràcia a las risas de Sant Antoni; de esconderse en Sants a dejarse ver con la olla en la mano en la primera fiesta mayor del año en la ciudad. En los últimos meses, especialmente desde este otoño, ya no hace ascos a ningún acto oficial y colma sus cuentas de Instagram y de Telegram de vídeos y fotografías con sus actividades sociales. Barcelona bien vale una foto.