Todos con Jordi Pujol. Caras de otros momentos, de otros mandatos, junto con actuales dirigentes de lo que se ha construido a partir de las cenizas de Convergència. Todos mantienen viva una cierta fe convergente, y a ella se agarraron como homenaje a Jordi Pujol en la librería Ona en la presentacion del libro de juventud del expresidente, escrito en prisión: Dels turons a l’altra banda del riu, reeditado ahora por Comanegra. Muchas caras, y un ausente, tal vez el más convergente de todos, Xavier Trias, que aspira a la alcaldía de Barcelona, y que recibió, en su acto de candidatura del pasado lunes, la presencia del propio Pujol.

Sí estaba Joaquim Forn, uno de los pilares de Trias, que sigue inhabilitado para cargo público por el 1-0. Y también quiso escuchar a Pujol la exconsejera Neus Munté, concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y una de las elegidas por Trias para que forme parte de los primeros puestos de la lista electoral. Pero Trias no estuvo, en un acto que tuvo una connotación evidente: Pujol está siendo rehabilitado, poco a poco, a partir de distintos actos. El de este lunes, sin embargo, fue el más importante desde su confesion de fraude fiscal en 2014. Fue el primero en el que él era el protagonista, en el que él podía hablar de forma directa sobre el nacionalismo catalán, sobre Cataluña y sobre él mismo: “Yo mismo he fallado al joven que era”, señaló, haciendo referencia al Pujol que escribe el libro en prisión en comparación con el “decrépito” Pujol de 93 años, que, pese a todo, mantiene fluidez de palabra y “una cierta energía”, incluso después de sufrir un ictus.

Jordi Pujol en la librería Ona, en la presentación de su libro de juventud / MA

En el ambiente, en todo el acto, estuvo presente un anhelo, el de recuperar las viejas maneras convergentes, la de los dirigentes que manejaron el poder en Cataluña durante décadas. Y la primera oportunidad seria para probar esa suerte será en las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona. “Igual se puede aprovechar esta ‘revifada’ y Trias gana en Barcelona”, señalaban en un corrillo viejos convergentes.

En la librería Ona, la librería del empresario audiovisual independentista Tatxo Benet, --socio de Jaume Roures—con todas las salas al completo, se dieron cita desde Jose Rull, el propio Joaquim Forn, los actuales consejeros de la Generalitat Carles Campuzano y Quim Nadal, hasta Miquel Roca, o Artur Mas. También estuvo Jaume Giró, que hizo un largo aparte con Mas.

El libro es de gran importante. Se trata de los escritos de prisión de Pujol en los que refleja el destrozo de la Guerra Civil y la necesidad de que en Cataluña una nueva generación, la suya, asuma la tarea de la reconstrucción. Para ello pide el joven Pujol que se recupere la fe, religiosa y comunitarista, con la ayuda de “maestros de la energía”, que representan un abanico de autores franceses, alemanes o italianos de tradición democrática, pero también autoritaria. Ha sido el crítico literario y ensayista Joan Safont el autor del prólogo y el cuidador de la edición, recuperando escritos perdidos, quien ha dialogado con Pujol, destacando la importancia del libro para las nuevas generaciones que desconocen el papel que ha tenido el expresidente de la Generalitat en la historia reciente de Cataluña. Y el compromiso con la fe, como una joven católica, lo ha aportado la articulista Montserrat Dameson. También ha presentado a Pujol el editor de Comanegra, Joan Sala.

Jaume Giró y Artur Mas, en la presentación del libro de Pujol / MA

Pujol, ahora, participa en actos públicos, se deja ver y habla, aunque se despista, como él mismo admite. En el acto estaban también sus hijos, con Oriol Pujol Ferrusola como maestro de ceremonias, acompañando al padre frente a la larga cola para pedir la firma del expresidente. De su confesión no dijo apenas nada, salvo esa idea de que se ha fallado a sí mismo “y a más gente también”. Y se limitó a destacar en varias ocasiones que “el país está vivo” y que eso le evita caer “en la tristeza”.

Un baño de masas, de los viejos convergentes y los que quieren estar, también ahora, en primera línea. Todos abrazon a Pujol como si no hubiera pasado nada en los últimos años. Todos salvo Trias, que se juega un partido de vuelta en Barcelona, tras no haber podido mantener la alcaldía en 2015. “Igual todo esto puede suponer una ‘revifada’”, insistían algunos viejos nacionalistas. ¿Todos con Trias, pese a que Trias evitó verse en esa cita ‘religiosa’ a modo de auto de fe?

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