Ocho de cada diez residentes en Barcelona reprochan a las autoridades políticas no estar haciendo el máximo esfuerzo para paliar el impacto de la sequía en la capital catalana, según un estudio realizado por el Instituto IO Investigación sobre el problema del agua en Barcelona y su área metropolitana.
El 40% de los encuestados creen que las medidas previstas en el Plan de Sequía de la Agencia Catalana del Agua (ACA) no son suficientes para hacer frente a la sequía, mientras que el 45% de los habitantes de la ciudad y su región ni las conocen.
PREOCUPACIÓN POR LA SEQUÍA
Asimismo, este estudio también señala que a nueve de cada diez barceloneses les preocupa la falta de agua en un futuro. Los últimos datos indican que la sequía en Cataluña se agrava, las reservas de agua en los embalses siguen descendiendo y las pocas lluvias previstas estos días no son suficientes.
El estudio apunta también que un 90% de vecinos de la ciudad y su área metropolitana estarían dispuestos a cambiar sus hábitos con tal de reducir el consumo de agua doméstico.
CAMBIO DE HÁBITOS
Acciones como apostar por la ducha en vez de la bañera y, a la vez, reducir el número de duchas; o hacer un consumo del agua más responsable, o gastar menos agua de la cisterna del cuarto de baño, son las opciones que más triunfan entre los encuestados para empezar a cambiar sus hábitos.
Y es que la falta de agua ha hecho proliferar entre la población diferentes técnicas de ahorro de agua. De hecho, un usuario de Twitter compartió en la red un consejo para ahorrar más de 800 litros de agua al mes y se viralizó. El truco, conocido ahora también como la técnica ‘ducha-cubo’, consistía en una acción simple y sencilla: acumular en este recipiente los primeros chorros de agua fría que salen de la ducha. La idea final de esta técnica sería utilizar esta agua para tirarla en el váter, en vez de tirar de la cadena.
RESTRICCIONES
La sequía, que afecta a gran parte de Catalunya, ha ampliado las restricciones de agua en Barcelona y en 223 municipios más. En la actualidad, se limita el consumo de agua a 230 litros por habitante y por día, y se reduce la dotación de riego agrícola en un 40%, o la substitución de parte de los caudales destinados a riego agrícola por aguas regeneradas.
También se disminuye un 15% el agua destinada a usos industriales, y queda prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes. Por otra parte, no se podrá regar la hierba excepto en superficies destinadas a práctica federada de deporte, o aquel riego que se haga reutilizando aguas de lluvia recogidas de los tejados o bien agua regenerada de las depuradoras.