Barcelona se prepara para los botellones, una moda que con el buen tiempo se expande ruidosamente por muchos rincones de la ciudad. Los responsables municipales están tomando ya medidas para atajar los problemas que se puedan derivar. Un informe interno del Ayuntamiento señala la necesidad de dar respuesta, desde la gestión alternativa, a situaciones “donde hay un conflicto en espacios públicos vinculados al ocio nocturno para restaurar la convivencia”.

Señala el documento que “en la ciudad aparecen concentraciones de personas en los espacios públicos para consumir bebidas alcohólicas, escuchar música y socializar con los otros durante las noches de los fines de semana, haciendo un uso intensivo de la vía pública. A estas concentraciones se les denomina ‘botellones’”. Ese fenómeno provoca el choque de dos realidades: “Vecinos de los barrios en su tiempo de descanso del fin de semana, jóvenes en su tiempo de ocio nocturno… con una diversidad de necesidades, perspectivas y prioridades muy diferentes y donde pueden aparecer situaciones de tensión y conflictos sociales y vecinales”.

UNA SOLUCIÓN ALTERNATIVA

Reconoce el informe que se puede aplicar mano dura policial, pero eso no siempre funciona, por lo que se han de intentar otros métodos sobre la resolución pacífica de los conflictos. En los últimos tres meses de 2020, se llevó a cabo una prueba piloto de mediación en la zona de ocio del barrio del Parc y la Llacuna, en el Poblenou. Los resultados fueron valorados muy positivamente “por los diferentes actores de la Administración, como los técnicos, los cuerpos de seguridad o los servicios de limpieza”. En el segundo semestre de 2022, se volvió a repetir una prueba piloto en Sant Martí y en Sarrià-Sant Gervasi. Ahora, se institucionaliza, por fin, un servicio permanente de mediación para solucionar los conflictos.

Centenares de jóvenes en un botellón de Barcelona / EFE

El pasado 19 de abril, el Ayuntamiento contrató a la empresa Portacabot para los servicios de mediación en zonas de ocio nocturno. Se trata de un contrato de 82.502 euros por 10 meses de trabajo, con la misión de disminuir las conductas incívicas, micciones, rotura de mobiliario urbano, gritos y alborotos, música a toda pastilla o basura desperdigada por las calles. La meta es hacer compatible el ocio nocturno con el descanso de los vecinos y reducir el número de molestias y de quejas. Este trabajo de campo permitirá también realizar un mapa de los botellones urbanos que tienen lugar cada fin de semana en Barcelona. Portacabot ya fue contratada en 2020 como mediadora de los conflictos que tenían lugar en torno a los pisos turísticos, con resultados positivos.

UN EQUIPO PROFESIONAL

Para ejercer esta labor, se formará un equipo de 4 profesionales con alta y especializada formación: todos han de tener titulación universitaria en alguna disciplina de ciencias sociales (como trabajo social, educación social, psicología, sociología, antropología, ciencias políticas, criminología o derecho). También han de tener formación en el ámbito de la conflictología, una experiencia en intervención educativa o social a nivel individual o comunitaria como mínimo de 12 meses y en resoluciones de conflictos una experiencia similar.

Pero, además de los botellones, el Ayuntamiento le ha dado, el mismo 19 de abril, otro segundo contrato a Portacabot para el apoyo a las comunidades de vecinos y vecinas. En esta ocasión, el contrato es de algo más de 192.000 euros, con una duración de 9 meses y la posibilidad de prorrogar el contrato por otros 9 meses más.

El objetivo de este segundo contrato es el de la “promoción de la convivencia, la responsabilización y la cohesión social, mejorar la convivencia vecinal, la reducción de los conflictos vecinales y el fomento de la cohesión social en los barrios de Barcelona”. La justificación de esta mediación viene dada, según un informe realizado ex profeso por el consistorio, por el hecho de que “las comunidades de vecinos son el primer espacio de convivencia en la esfera pública, que en determinadas ocasiones y por su propia naturaleza, puede convertirse en un espacio de conflicto colectivo por la toma de decisiones, por los espacios compartidos de relación y de convivencia. Estos conflictos de naturaleza social y de origen multifactorial pueden afectar a la relación de convivencia entre los vecinos, al mismo tiempo que pueden incidir negativamente en la vivencia y percepción de la seguridad”.

Vecinos de Ciutat Vella protestando contra el ruido y los botellones / TWITTER - @CiutadansBCN

UN EMPRESARIO GALARDONADO

No es un trabajo sencillo, sino una labor que requiere un trabajo interdisciplinario con un enfoque transversal debido a la multitud de factores que pueden enturbiar o afectar a la paz social y a la convivencia vecinal. Por ello, la empresa deberá aplicar una perspectiva muy determinada, teniendo presente las diferentes identidades sociales como la edad, el género, la etnia, las creencias religiosas, la nacionalidad o la diversidad funcional, que son factores que interaccionan en el tejido social barcelonés.

Portacabot es una empresa especializada en la mediación en conflictos. Detrás de la compañía, está Sergio Fernández Porta, un experto en mediación que ha participado en la resolución de muchos conflictos. Entre sus méritos cuenta el haber sido galardonado por la Asociación Madrileña de Mediadores por su labor en las tareas de mediación en las zonas de ocio nocturno de Castell-Platja d’Aro, un punto de la Costa Brava donde se generaban muchos conflictos entre jóvenes turistas alborotadores y vecinos.

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