Alerta en las cárceles barcelonesas de Brians 1 y 2 por el aumento de armas confiscadas durante los últimos años. Los funcionarios de prisiones, encargados de mantener el orden y la seguridad -- también de los propios internos -- en los centros penitenciarios, aseguran que se ha producido un auge alarmante en el número de artefactos fabricados que se utilizan con fines lesivos. Los reclusos crean, de media, más armas manufacturadas cada año.
Solo en 2022, los trabajadores de los centros penitenciarios de Brians 1 confiscaron 44 armas producidas a partir de materiales que, o bien se encontraban en el centro o bien se consiguieron introducir desde el exterior. Esto supone un incremento del 25,7% respecto a 2021 (35) y del 27,4% (32) si se contempla la tendencia desde el año 2020, según se refleja en el informe sobre incautación de armas confeccionado por el sindicato Marea Blava.
BRIANS, DOS PRISIONES PELIGROSAS
En el caso de Brians 2 la situación es particularmente crítica, y es que en 2022 se registraron 57 armas incautadas. Ello supone un aumento del 96,5% respecto a 2021, cuando se retiraron 29 de estos artefactos. 2020, sin embargo, fue un año sumamente peligroso en esta penitenciaría, pues se convirtió en la cárcel en la que más de estos objetos se requisaron de toda Catalunya (66). Brians 2 es, además, la prisión con más población reclusa de toda Catalunya con una capacidad total de unas 1.500 plazas. En solo un año el número de armas intervenidas se ha duplicado.
Desde Marea Blava aseguran que la tendencia de armas requisadas a lo largo del periodo 2017-2022 se ha mantenido en constante aumento con la única excepción de los años golpeados por la pandemia del Covid-19, es decir, 2020 y 2021. Durante este periodo, la cantidad de armas requisadas en el conjunto de las cárceles catalanas se mantuvo estable o incluso descendió ligeramente --salvo la excepción de Brians 2 en 2020--.
¿CÓMO SON LAS ARMAS?
Pero ¿de dónde salen estos artefactos? Funcionarios de prisiones, contactados por Metrópoli, explican que su procedencia viene de dos fuentes: interior y exterior. Existen casos, aunque son muy minoritarios, en los que se consigue introducir cuchillos u otros artefactos en las penitenciarías catalanas, por ejemplo, a través de un vis a vis insertados por la vía rectal. "Esta es una situación que se da muy poco, pues disponemos de escáneres metálicos en arcos por los que tienen que pasar los internos, pero siempre existe cierto riesgo", explican.
La mayor fuente de armas proviene del interior, es decir, que se crean en los mismos centros. Algunos de los reclusos utilizan materiales de las mismas penitenciarías y, tras un proceso de manipulación, convierten materiales de construcción u objetos inofensivos en armas que pueden ser letales.
PINCHOS
Este es el caso, por ejemplo, de los conocidos pinchos, los artefactos más habituales. Casi cualquier objeto o herramienta, con el debido trabajo, puede convertirse en un arma punzante. Lo más habitual, explican las fuentes consultadas, es que "se extraigan varillas de los encofrados de la propia estructura de la prisión". "Por el deterioro del hormigón, a veces estas varillas quedan a la vista y, de alguna manera, consiguen extraerlas. Luego, afilar la punta es sencillo rascándola contra una superficie. Con cinta adhesiva o vendas se fabrica una empuñadura casera y ya se tiene un arma que, dependiendo de la zona de impacto, puede ser mortal", detallan a este digital. Si no se afila, la barra metálica también puede utilizarse como objeto contundente.
De la misma manera, en muchos módulos de las dos penitenciarías, los cepillos de dientes que usan los internos están elaborados con materiales rígidos. Si se frota repetidamente la punta del mango para desgastarla, se puede crear un pincho sin demasiado trabajo, explican. También es común que se extraigan fragmentos metálicos de los marcos de las ventanas.
OBJETOS CORTANTES
Otro de los utensilios más conocidos son los diablos, armas cortantes fabricadas a partir de bolígrafos o mangos de las cuchillas de afeitar. Al ser de plástico, se quema uno de los extremos y se le insertan las hojas de la cuchilla, creando una especie de navaja. Las cuchillas insertadas quedan "soldadas" al mango, dando como resultado otro artefacto letal.
En general, desde Marea Blava aseguran que casi cualquier cosa puede ser convertida en un arma si se trata adecuadamente. "Nos hemos encontrado con palos de las escobas que se utilizan para mantener las celdas limpias convertidos en lanzas", advierten.
AUTOLESIONES
Este aumento de las armas requisadas pone de manifiesto los peligros a los que se pueden enfrentar cada día los funcionarios de dos de las prisiones más pobladas de Catalunya. Sucede, sin embargo, que en muchas ocasiones esas armas no están pensadas principalmente para herir o matar a los trabajadores de los centros, sino a otros presos o incluso que están confeccionadas con fines autolesivos.
A pesar de ello, para mantener la seguridad, los funcionarios de prisiones deben inmovilizar también a aquellos internos que amenazan con suicidarse o autolesionarse. En este tipo de situaciones se producen forcejeos con resultados imprevisibles. De hecho, no son pocos los casos en los que los mismos trabajadores han resultado heridos en este tipo de contextos. En Brians 1 y 2, respectivamente, se produjeron 175 y 111 agresiones a funcionarios y entre internos en 2022.