El preso acusado de matar a otro recluso en octubre de 2020 en el patio de la cárcel de Brians 2, en el municipio de Sant Esteve de Sesrovires, ha asegurado que alguien le pidió que matara a la víctima: "Me pidieron si podía hacer un pequeño favor porque yo ya no tenía nada que perder". Así lo ha dicho en su declaración este viernes durante la primera sesión del juicio ante la Audiencia de Barcelona, en la que solo ha respondido a respuestas de su abogada. Según el escrito del fiscal, el acusado fue condenado por un delito de asesinato con arma de fuego a 20 años de prisión el 10 de junio de 2014, y se encontraba en la cárcel de Brians 2 cumpliendo esta primera condena.
MÁS DE 20 PUÑALADAS
Sobre las 19:15 horas del 13 de octubre de 2020, el acusado estaba en el patio del módulo 3 bajo la vigilancia y custodia de varios funcionarios, y "sin mediar palabra ni discusión previa con la víctima y movido con la clara intención de acabar con su vida o siendo plenamente consciente del riesgo que su acción suponía", con un cuchillo de 20 centímetros le asestó unas 20 puñaladas, algunas de ellas en órganos vitales.
La víctima "no pudo oponer defensa eficaz frente al ataque debido a lo súbito e inopinado del mismo al hallarse la víctima totalmente desprevenida, confiada y totalmente desarmada". Tras el ataque, el acusado presuntamente amenazó a los funcionarios: "No os acerquéis u os pincho. Contra vosotros no tengo nada, pero no os acerquéis. No tenga nada contra vosotros, pero como os acerquéis a él o a mí os voy a rajar. Y sí, ya está muerto, le he pinchado en el cuello y en el corazón varias veces".
Fiscalía pide 28 años de prisión por el delito de asesinato con alevosía y por el delito de atentado, además pide que se indemnice a la familia de la víctima con 600.000 euros en total, mientras que la acusación particular pide 25 años de prisión con inhabilitación absoluta y la defensa del acusado solicita atenuante de confesión y la libre absolución del acusado.
DECLARACIÓN DEL ACUSADO
El acusado, durante su declaración este viernes, se ha negado a decir quién le dio información sobre la víctima y quién le dio el cuchillo con el que mató al otro preso: "La persona que maté no la conocía. El cuchillo lo tenía desde octubre de 2018 en mi celda escondido por si había algún motín o por si mi vida corría peligro".
"No es normal que una persona como yo, que está condenada hasta el 2050, esté en la cárcel con presos normales y sin nada de ayuda. Yo ya en el año 2016 apuñalé a otro interno, estuve nueve meses en aislamiento. No quiero volver con presos comunes. Pocos días antes del asesinato con el cuchillo le partí la mandíbula a otro. Ahora llevo tres años en aislamiento", ha manifestado.
El acusado ha asegurado textualmente que el problema que tiene es que lo tienen en un patio donde saben que no tiene nada que perder, en el que le pueden pedir cualquier trabajo, y él, si lo encuentra justo, lo hace. "Yo dentro no tenía nada que perder, estoy condenado a muerte en la cárcel. Se supone que soy un peligro para la sociedad. O me matarán o seguiré matando, la rueda va así. Si no me trasladan a una prisión de máxima seguridad, la rueda va a continuar", ha asegurado.
Asimismo, el preso ha manifestado que "no quería ver sufrir" a la víctima y que intentó que la muerte fuera lo más rápida posible, y que, tras el suceso en el patio y que varios funcionarios intentaran reducirlo, acabó soltando el cuchillo tras negociar con el jefe de servicios de la prisión para que le trajeran agua y tabaco para fumarse un cigarro, en palabras del condenado.
"NO TEMO POR MI VIDA"
El acusado ha negado ningún "tipo de tratamiento de reinserción por parte de los funcionarios de prisiones y ningún tipo de terapia", y ha asegurado que en tres años de aislamiento solamente ha visto a un psiquiatra en dos ocasiones y que la única solución que le dan es la medicación, aunque se niega a tomarla. "No temo por mi vida. En todas las cárceles por las que he rotado me han quitado de todo, me han dado palizas, estoy ya muy cansado. Usted comprenda que estoy solo en una celda durante 22 horas al día desde hace tres años, no comunico con nadie. Comprenda que no estoy acostumbrado a dialogar con la gente", ha añadido.