Así funciona el alquiler de cuentas en el sector rider: una economía sumergida entre precarios
Muchos repartidores trabajan con perfiles ajenos y pagan un porcentaje de las ganancias a los propietarios
22 octubre, 2023 23:30Noticias relacionadas
Las grandes empresas de entrega a domicilio que trabajan en Barcelona tiene su propia economía sumergida. Estas compañías tienen, en su seno, una burbuja económica que choca con el marco laboral: se trata del alquiler de cuentas que realizan sus empleados a terceros. Según alertan sindicatos, los alquilados son, sobre todo, personas migrantes que no tienen todavía un permiso de empleo en regla.
TRABAJO NO REGULADO
Según explica CGT a Metrópoli, se estima que alrededor del 50% de los repartidores en bicicleta de las grandes empresas trabajan en cuentas alquiladas, aunque añaden que se trata de una cifra muy difícil de concretar, ya que no existen mecanismos de control o cálculos conocidos del alcance este sector sumergido. Este mecanismo es un tema tabú entre los trabajadores y divide las opiniones de los mismos riders.
"Las cuentas se alquilan o bien por grupos de WhatsApp, anuncios en internet o boca a boca", explican las fuentes consultadas. El funcionamiento es el siguiente: un arrendador con una cuenta le da a la persona alquilada los datos de esta. El alquilado realiza los trabajos y se queda aproximadamente entre el 70 y 80% de lo que gana. El resto se lo lleva el propietario. Si bien existen casos en los que una cuenta se lleva entre dos personas que se parten un turno de mañana y de tarde, hay otras compartidas entre cinco o seis personas y todos los trabajadores le pagan su respectivo porcentaje al propietario.
RECONOCIMIENTO FACIAL
Para combatir esta realidad, ambas compañías han establecido mecanismos de control basados en el reconocimiento facial, una forma de impedir el intercambio de cuentas. No obstante, quienes llevan a cabo estas prácticas conocen métodos para sortear estos mecanismos de seguridad.
En el caso de Glovo, explica a este digital un rider de la compañía, todos los trabajadores saben "que entre el segundo y el quinto reparto saltará un aviso" y se activará el reconocimiento facial. "Lo habitual es que estos primeros pedidos los cierre el dueño desde su teléfono" y pase el escaneo facial cuando lo pide. Una vez hecho, se efectúa el cambio de cuenta y el rider alquilado continúa su jornada con normalidad. "De no pasar el reconocimiento durante dos días seguidos, se bloquea la cuenta durante una semana, aunque antes dicho bloqueo duraba dos", explica. Aunque el principio es el mismo, también hay casos en los que sencillamente se cierra sesión, se contacta al dueño de la cuenta, este pasa el escaneo y el alquilado vuelve a abrirla desde su teléfono.
Preguntados por este medio, desde Glovo explican que "han añadido procesos de verificación facial en toda España y realizan controles regulares de las distintas operaciones. Cuando se detecta o se reporta un uso irregular de la aplicación, se abre un proceso de investigación y se aplican las medidas necesarias para solventarlo". "En definitiva, trabajamos activamente para prevenir el uso fraudulento de la aplicación que, cada vez en menor medida, lamentablemente se sigue produciendo", añaden.
EL SISTEMA DE UBER EATS
El sistema de seguridad de Uber Eats requiere que arrendador y alquilado estén juntos, explica otro repartidor a este medio. Una vez al día entra en funcionamiento el sistema de seguridad y hay que pasarlo para comenzar a usar la app para trabajar. En primer lugar, al abrir la cuenta desde otro dispositivo móvil (el del alquilado), la aplicación va a pedir el número del propietario de la misma. A ese número llegará un código de seguridad que se debe ingresar en el otro teléfono. Pasados estos dos filtros, se activará el escáner facial y el arrendador se tomará una foto o pasará el reconocimiento con el teléfono del alquilado.
Uber Eats, a través de su sistema, permite que o un miembro de la compañía revise de forma manual la foto o lo haga un software automático, que compara la imagen con el perfil de la cuenta. Al terminar la revisión, se borran los datos biométricos confidenciales.
Contactados por este digital, Uber Eats explica que utilizan otros dos mecanismos de seguridad. Como Glovo, incorpora un canal de denuncia en la App para notificar que el repartidor que aparece asignado a su pedido y el que ha llegado a su puerta no son la misma persona. El tercero es un sistema de sustitución de repartidores. Cualquier rider con cuenta propia puede trabajar para otra cuenta de una forma completamente legal y acorde a la legislación vigente.
En ambos casos, si la compañía detecta irregularidades en el uso de la cuenta, se llevan a cabo bloqueos temporales e incluso el cierre de esta.
UN TEMA TABÚ
El uso de cuentas alquiladas, por irregular que sea, ha dividido a los riders de ambas compañías. Por un lado, tal y como argumentan los sindicatos y parte de la plantilla, se trata de trabajo no regulado que incrementa la economía sumergida española. Los trabajadores no pagan impuestos, pero tampoco disfrutan de todos los beneficios de su empleo porque pagan un porcentaje a su arrendador, por lo que lo consideran también un caso de explotación laboral. Por el otro, representa un medio para poder subsistir temporalmente para aquellos migrantes que están a la espera de regularizar su situación laboral en España.