El sector turístico toma ejemplo de Mallorca para controlar la "masificación" de los cruceros en Barcelona
La capital catalana es una de las ciudades europeas que recibe más visitantes, pero la única que no impone restricciones más duras
16 febrero, 2024 23:30El 61% de los barceloneses creen que el turismo ha llegado a su límite. Barcelona es una de las ciudades más turísticas de España y la llegada de cruceros, lejos de reducir, favorece todavía más esta masificación. Según la Oficina municipal de Datos del Ayuntamiento, hay un creciente malestar de la ciudadanía con los efectos que genera el turismo masivo en la ciudad. Una percepción que comparten desde el mismo sector turístico.
Los mayores flujos turísticos se perciben principalmente en los atractivos turísticos de la ciudad. Cuando desembarcan los cruceristas en Barcelona, los visitantes se dirigen hacia La Rambla, la Sagrada Família, plaza Catalunya, paseo de Gràcia y el casco antiguo. Como consecuencia, los propios barceloneses aseguran que han dejado de visitar estos 'puntos negros' de la ciudad.
El éxito de Mallorca
En las antípodas de Barcelona se encuentra Palma de Mallorca, otro de los destinos turísticos por excelencia y que ha conseguido limitar los cruceros. Según Gabriel Escarrer, presidente y consejero delegado de Meliá Hotels, se debería "tomar ejemplo" de las Baleares y mejorar la gestión de los cruceristas. Para Escarrer, "debe haber una mayor planificación, porque si no se crea una sensación de masificación y pérdida de identidad". El directivo pone como ejemplo Palma de Mallorca, "que ha sabido limitar el número de buques para desviar el flujo y terminar con las aglomeraciones".
El gobierno Balear de Francina Armengol selló en 2022 un acuerdo con las principales compañías navieras para establecer un límite en la llegada de cruceros al puerto de Palma. El acuerdo, vigente hasta 2026, establece un límite de tres cruceros al día y en horario de llegadas diferentes para evitar picos de turistas. Además, sólo uno de ellos puede traer a más de 5.000 pasajeros.
'Liberar' los puntos negros
Desde el sector turístico consideran que se tendría que regular en Barcelona. Según el presidente de Turisme de Barcelona y del Gremi d'Hotels, Jordi Clos, hay un perfil de crucerista que se debe regular. Clos aseguró que para evitar la masificación turística es necesario diversificar el destino de los visitantes ofreciendo "rutas determinadas en horas determinadas".
Con la limitación de la llegada de cruceros se puede favorecer una descentralización del turismo. Para Clos "es una buena idea", aunque recuerda que se debe hacer correctamente. "Está bien que quieras 'liberar' turistas de las principales zonas de Barcelona, pero tienes que vigilar que no genere otro polo turístico en barrios que no están preparados".
Barcelona, al límite pero sin restricciones
No ha servido de mucho la reordenación de las terminales en el Port de Barcelona. En 2018, el gobierno de Ada Colau y la infraestructura aeroportuaria acordaron cerrar las terminales del World Trade Center para alejar a los cruceros hasta el Moll de l'Adossat. Ocho que estaban en funcionamiento se redujeron a siete. Cinco ya están operativas, la sexta empezará a funcionar este año y la otra está previsto para 2027. A pesar de estas políticas poco restrictivas, no se ha evitado que 2023 se haya convertido en el año récord de cruceristas en Barcelona, con más de 3,5 millones.
Palma de Mallorca no es la única que ve con preocupación la llegada masiva de cruceristas. Otras ciudades europeas han adoptado medidas más duras, como Venecia o Dubrovnik. En el caso de la primera, el gobierno italiano prohibió la entrada de grandes cruceros en el centro histórico para atajar los problemas medioambientales y la llegada masiva de turistas. En el caso de la ciudad croata, el alcalde de Dubrovnik estipuló que no podían recibir más de dos embarcaciones por día.
Falta de implicación de las autoridades
El debate sobre qué hacer con los cruceros es un tema recurrente en Barcelona. Desde el consistorio recuerdan a Metrópoli que son conscientes de que la ciudad ha llegado a su capacidad máxima de turistas. No obstante, a pesar de los consejos del sector turístico y de las reclamaciones de los vecinos hartos de la masificación, el Ayuntamiento no se ha pronunciado sobre una limitación más restrictiva, como la de Palma de Mallorca.
Tampoco lo ha hecho el Port, que no ha querido responder a las preguntas planteadas por este medio. Mientras tanto, las previsiones para 2024 no hacen más que evidenciar la gravedad de la situación: más de 900 cruceros llegarán al puerto y la cifra de cruceristas podría ascender hasta los cuatro millones.