La celebración de la Copa América de vela en Barcelona ha acelerado la transformación de todo el entorno que conforma el Port. Con la llegada de la competición, también se ha puesto en marca la ampliación del Aquàrium, con el objetivo de acabar la remodelación antes del inicio de la regata en agosto de 2024.
En mayo de 2023, el Port aprobó una inversión de más de 13 millones de euros para reformar el Aquàrium. Esta aprobación supuso una ampliación de 12 años del plazo de la concesión de la que es titular ASPRO OCIO (Aspro Parks), sociedad que explota las instalaciones, finalizando en 2039.
Lavado de imagen a un negocio de captura animal
Según el Port, las obras tienen como objetivo el "relanzamiento de este centro de investigación, conservación y divulgación del ecosistema marino y el fomento de la conciencia social para la preservación de los mares y océanos ante el cambio climático". Más allá de este comunicado, se desconoce en qué punto se encuentran las obras y cómo se desarrollan.
Fuentes del Aquàrium aseguran a Metrópoli que no emitirán ningún comunicado hasta que no finalicen las obras. No obstante, remarcan que no se trata de ampliar, sino de "modernizar y digitalizar las instalaciones para que la experiencia del cliente sea mejor" y para que las tareas que llevan a cabo para "cuidar de los ecosistemas marinos lleguen a todo el mundo".
Además de ser un proyecto poco dado a la transparencia, también recibe las críticas por parte de entidades ecologistas, que denuncian que se trata de una estrategia de "greenwashing" sobre un modelo de negocio "que debería estar prohibido desde hace años".
Una de las voces más críticas en el ámbito marino es la de la joven barcelonesa Olivia Mandle, bautizada como la Greta Thunberg española. Con sólo 17 años ha conseguido liderar la lucha contra los acuarios. De hecho, en su primera campaña #noesPaísparaDelfines ayudó a que liberaran a los tres últimos delfines del Zoo de Barcelona. Mandle reconoce que no hay demasiada información sobre este proyecto, pero asegura que es "inaceptable seguir invirtiendo en este tipo de industria, aunque se intente vender como sostenible y respetuosa", asegura a este digital.
La educación marina como "excusa"
El proyecto presentado por ASPRO OCIO incorpora "mejoras notables en sostenibilidad ambiental" y apuesta por "incrementar el uso de medios digitales y experiencias inmersivas en los trabajos de educación sobre animales y de concienciación del cuidado del planeta". No obstante, la educación es justamente "la excusa" que se utiliza para fomentar las visitas a este tipo de instalaciones. "Seguiremos teniendo colas de niños queriendo visitar el Aquàrium bajo la excusa educativa", señala la joven.
A pesar de que ya no se utiliza delfines para el ocio en Barcelona, gran parte de la popularidad del Aquàrium reside en los tiburones. Con una posible ampliación de las instalaciones, Mandle advierte de que se podrían adquirir nuevos ejemplares de esta especie. "Como los delfines, son animales en cautiverio. Es un negocio circular que va desde la captura de los animales, a la compra, venta y reproducción de las especies en cautiverio para destinarlas al ocio", denuncia la activista medioambiental.
Documentales como Blackfish y The Cove han puesto en el punto de mira a la captura de animales marinos. Bajo este clima de concienciación nació la entidad internacional Empty the tanks, que pide que se ponga fin a la práctica de captura animal para tenerlos encerrados como "espectáculos de entretenimiento". "Muchos países han legislado para que estos lugares sean los que realmente se extingan. En cambio en España, y en este caso Barcelona, sigue invirtiendo millones", concluye los ecologistas.
Una remodelación atrasada
En abril de 2020, el Consejo de Administración del Port aprobó una prórroga de 12 años de la concesión del Aquàrium Barcelona, que se inició en 1992 y tenía que finalizar en diciembre del 2027, a solicitud de ASPRO OCIO, S. A. El concesionario presentó un proyecto de mejora de las instalaciones que no se pudo llevar a cabo en aquel momento a causa de la pandemia de COVID, que obligó al Aquàrium a cerrar sus puertas. Ahora, ASPRO OCIO ha actualizado el proyecto aprobado en su momento.
El Aquàrium de Barcelona paga una tasa de actividad del 5,75% y un canon anual fijo de 184.499 euros al Port, tal y como informó Crónica Global.