Dos turistas esperan en la puerta de un piso turístico en Barcelona

Dos turistas esperan en la puerta de un piso turístico en Barcelona EFE

El pulso de la ciudad

La Fiscalía eleva a 11 años la pena para los acusados de subarrendar pisos temporales a turistas en Barcelona

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La batalla contra el alquiler temporal también se libra en los juzgados. A la par que el Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado medidas para reducir el fraude de los alquileres de temporada, en la Audiencia Provincial se está juzgando por primera vez a un grupo criminal acusado de convertir pisos alquilados en turísticos.

Según ha avanzado La Vanguardia, la Fiscalía elevará su petición de 9 a 11 años de cárcel para el cabecilla de la banda en la última sesión del juicio, que se prevé que terminará el próximo lunes.

El Ministerio Público también ha pedido endurecer las penas para el padre del líder hasta los 9 años y para su madre hasta ocho. En el banquillo de los acusados se han sentado otras siete personas, todas por presuntamente cometer delitos de estafa agravada, pertenencia a grupo criminal, falsedad documental, extorsión y coacciones.

600.000 euros fraudulentos

Según el escrito de acusación, el grupo habría alquilado entre 2017 y 2020 alrededor de 50 pisos en Barcelona para luego volver a publicitarlas de nuevo por la plataforma de Airbnb y subarrendarlas a turistas, todo ello sin licencia y en algunas ocasiones sin pagar las mensualidades a los dueños.

La suma de los perjuicios generados tanto por los pagos no abonadas a los dueños como por los daños causados con las obras de los inmuebles supera provisionalmente los 600.000 euros.

Amenazas a los dueños

La Fiscalía ha comprobado que los acusados crearon "un clima de terror y miedo en los propietarios", quienes acudieron a la vivienda que les habían alquilado tras escuchar por parte de los vecinos que un elevado número de personas entraban y salían del piso.

Cuando el grupo veía a los dueños acercarse a los pisos a través de cámaras de videovigilancia que habían instalado en las puertas de los domicilios, les amenazaban con llamar a los Mossos d'Esquadra o hacerles daño.